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Entra savia nueva en unos tiempos de “luto riguroso”

Faustino Gutiérrez-Alviz, con los académicos que votaron ‘in situ’. Entre ellos, los ex directores Rogelio Reyes, Manuel González Jimenez y Enriqueta Vila.

Faustino Gutiérrez-Alviz, con los académicos que votaron ‘in situ’. Entre ellos, los ex directores Rogelio Reyes, Manuel González Jimenez y Enriqueta Vila. / josé ángel garcía

Pablo Gutiérrez-Alviz (Sevilla, 1959) es el nuevo director de la Academia de Buenas Letras, institución que ya dirigió su padre, el catedrático Faustino Gutiérrez-Alviz, entre 1976 y 1981. Su progenitor fue el que realizó el traslado desde el Museo de Bellas Artes a la Casa de los Pinelo después de la restauración del arquitecto y académico Rafael Manzano.

Fundada el 16 de abril de 1751, la va a dirigir en unos momentos muy difíciles. “La muerte sin previo aviso se ha llevado a siete académicos. La Academia de Buenas Letras está de permanente y riguroso luto desde 2020”. Al patio de los Pinelo llegaba, antes de la votación de los académicos, la voz de la secretaria leyendo el acta de 5 de junio de 2020 en la que su entonces director, el arabista Rafael Valencia, proclamaba la elección de su sucesor, el dermatólogo Ismael Yebra Sotillo. Uno falleció el 12 de junio de 2020, una semana después de aquella sesión; el médico murió el 22 de diciembre de 2021.

El primer acto del nuevo director, colaborador de Dario de Sevilla, fue presidir una sesión necrológica en memoria de Rafael Valencia. Gutiérrez-Alviz ingresó en la Academia de Buenas Letras en 2018, apadrinado por Enriqueta Vila, RogelioReyes y Antonio Burgos. Al acto acudieron los anteriores directores Rogelio Reyes, Manuel González Jiménez y Enriqueta Vila, que incorporó a Rafael Valencia al equipo de gobierno de la Academia, “en el final de la bonanza económica”, como recordó Antonio Collantes de Terán, la persona con la que el arabista pasó los últimos momentos de su vida. “Fuimos como todos los viernes al bar Europa, estaba cerrado por la pandemia, seguimos por Alcaicería y de allí no pasó”. No cabe calle más árabe para quien ingresó con un discurso sobre los refranes de la Sevilla árabe.

En la misma semana han tenido lugar en los Pinelo una misa por Ismael Yebra en y la sesión necrológica a Rafael Valencia. Pero el nuevo director, tan familiarizado con los testamentos y el éter jurídico de los difuntos, viene con savia nueva. A la sesión acudieron los nuevos académicos Alfonso Guerra y Rafael Sánchez Saus. “A Guerra le he dicho que le voy a exprimir porque es el Messi de la Academia”.

Caro Romero, Gutiérrez-Alviz, Enriqueta Vila, Alfonso Guerra, Antonio Pulido Caro Romero, Gutiérrez-Alviz, Enriqueta Vila, Alfonso Guerra, Antonio Pulido

Caro Romero, Gutiérrez-Alviz, Enriqueta Vila, Alfonso Guerra, Antonio Pulido / josé ángel garcía

Con la enfermedad del doctor Yebra, Gutiérrez-Alviz ya fue director en funciones. En los Pinelo contó con dos presentadores de postín en sus libros, Manuel Olivencia para La soldada rasa y Santiago Muñoz Machado, director de la Academia de la Lengua, para El testamento del espía. Andanzas de Antoni Putin, espía ruso en excedencia.

Joaquín Muñoz, catedrático de Estadística, leyó una carta a su amigo Rafael Valencia, con el que compartía asiento en los toros, veraneos en Punta Umbría y emociones del Martes Santo. Lola López-Enamorado, alumna y amiga, reivindicó al arabista como “el universitario total”. En la festividad de Santo Tomás de Aquino, patrono de los estudiantes. Al amigo que hablaba árabe con acento bagdadí y recitaba poemas de Al Mutamid. A quien relevó en Bagdad a Emilio García Gómez, el arabista del 27.

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