El Estadio de la Cartuja, a la caza de los grandes conciertos

Esta semana se cumplieron 16 años de la primera competición del Mundial de Atletismo de Sevilla, que sirvió de inauguración del Estadio de la Cartuja, una colosal infraestructura con vocación olímpica, calificativo que tardará mucho en hacerse realidad. El aniversario -inadvertido para la mayoría de los sevillanos- es un buen pretexto para analizar la situación de este enorme edificio con capacidad para 60.000 espectadores. Ante las escasas posibilidades de que sus pistas acojan acontecimientos deportivos de primer nivel (el último fue la final de la Copa Davis de 2011), la sociedad encargada de su gestión prepara ya la agenda de 2016 con el fin de retomar la senda de grandes conciertos que se redujeron durante los años más severos de la crisis y que tan buenos ingresos reportaron. Al margen queda la actividad arrendataria, la gran inyección económica que recibe el estadio cartujano que se mantiene al alza durante los últimos años. El cambio del césped y la mejora de los accesos son los proyectos más inmediatos para el próximo ejercicio.

Un coliseo en mitad de la nada. Así podría definirse el Estadio de la Cartuja. Situado a pocos metros de la ronda supernorte y en un extremo del parque tecnológico, esta inmensa infraestructura se ha convertido en una gran sede de oficinas. Los datos así lo demuestran. El 95% del espacio dedicado al arrendamiento se encuentra ocupado. Es decir, de los 22.000 metros cuadrados que tiene distribuidos por sus cuatro torres, sólo 1.100 se encuentran actualmente sin uso. Uno de los inquilinos (existen aproximadamente una decena) que más espacio utiliza es Cesur, un centro privado de Formación Profesional (FP) de grado superior que requiere de 4.500 metros cuadrados. También destaca la presencia del Centro Andaluz de Teatro y Artes Escénicas, que tiene también aquí su sede.

En los últimos años han sido varias empresas las que han abandonado el estadio para buscar nuevos espacios. Es el caso del Instituto Municipal de Deportes (IMD) y de otras sociedades como Telecinco o la extinta Sevilla TV. La marcha de estas compañías y entidades, sin embargo, se supo suplir con la llegada de otras. "Estos años hemos intentado afianzar la actividad arrendataria", señala el gerente de la sociedad gestora del estadio, Manuel Zafra.

Este esfuerzo ha dado sus frutos, pues el alquiler de las instalaciones supone una media del 70% de los ingresos que recibe la colosal infraestructura. "En años en los que acogemos varios conciertos importantes dicho porcentaje mengua por los elevados beneficios que generan los espectáculos, pero en los últimos años suponen más de la mitad de la inyección económica al reducirse el número de conciertos de primer nivel", explica Zafra. El precio del alquiler por metro cuadrado se sitúa, según el gerente, en 5,5 euros. Este coste se mantiene bastante por debajo del que se pide a pocos metros en el Parque Tecnológico de la Cartuja. Un reciente informe de la consultora Inerzia -especializada en el sector inmobiliario- recogía que el metro cuadrado en este recinto empresarial llegaba a los 8,8 euros. Un 60% más caro. Esta diferencia explica, en parte, que el porcentaje de ocupación en el estadio sea mucho más elevado que en el parque tecnológico, donde -según el citado informe- existen 67.000 metros cuadrados de oficina vacíos. Y ello pese a que en 2014 el coste del alquiler se redujo en esta zona casi un 15%.

El arrendamiento, por tanto, se convierte en la actividad más consolidada del estadio ante la dificultad de desarrollar la principal función para la que fue construido: acontecimientos deportivos de primer nivel. El último, en este sentido, fue la final de la Copa Davis celebrada en el otoño de 2011. Actualmente acoge torneos de fútbol provinciales y autonómicos, además de servir para distintos usos deportivos del Sevilla y el Betis y de entrenamiento para los clubes europeos que se han enfrentado con el equipo nervionense en la Europa League. Este año también ha optado a acoger la final de la Copa del Rey, que se celebró finalmente en Barcelona.

Ante la falta de acontecimientos deportivos de mayor magnitud, la sociedad gestora apuesta por que el estadio sirva de sede para conciertos de primer nivel. Zafra apunta, en este sentido, a que ya se ultima la agenda de 2016, año para el que se están cerrando los últimos flecos con el fin de acoger la actuación de un grupo internacional "importantísimo". "Queremos recuperar la senda perdida en 2010, cuando vinieron a actuar grupos como U2, y que perdimos a consecuencia de la crisis", asegura el gerente. Para este año, los actos más importantes corresponden al concierto que protagonizó el artista de fama mundial Mark Knopfler y el que ofrecerá Alejandro Sanz el próximo 26 de septiembre. Hay que tener en cuenta que para que un concierto se desarrolle en el estadio es necesario que el artista garantice la venta de un elevado número de entradas.

Al margen de los conciertos, para el próximo ejercicio se cambiará el césped, un trabajo que viene precedido de una inversión cercana a los 60.000 euros. Zafra especifica que dicha ejecución se hará "sin prisas", lo que supondrá un sustancioso ahorro, ya que en los campos de fútbol de Primera división supondría un gasto de 200.000 euros por la rapidez que requiere. Más adelante se sustituirán las pistas de atletismo, cuyo estado se encuentran bastante deteriorado.

La sociedad del estadio tampoco ceja en su empeño de rentabilizar la parcela exterior donde en su día iba a instalarse un centro Decathlon, firma que finalmente descartó dicha posibilidad ante la tardanza de la Gerencia de Urbanismo en otorgar las licencias oportunas. "Nuestro interés radica en que en estos terrenos se desarrolle una actividad comercial importante", incide el gerente, quien añade que también se está en conversaciones con el nuevo gobierno local para que arreglen los accesos al estadio. "No recibimos ninguna financiación pública, pero queremos que el Ayuntamiento de Sevilla nos ayude mejorando las vías que conducen a este coliseo", incide el gerente del estadio.