Sevilla

Megusa, el ejemplo de una industria centenaria

Documento que certifica la antigüedad de Megusa.

Documento que certifica la antigüedad de Megusa. / Juan Carlos Vázquez

La industria del metal en Sevilla es centenaria y, como prueba, está la historia de Megusa, que suma ya más de 165 años de vida en los que ha pasado de fabricar almazaras a grandes puentes. Sorprende que la empresa que construye grandes estructuras en el polígono Astilleros de Sevilla tenga su origen en el centro de Sevilla, en la calle Crédito. Allí surgió FCA San Clemente, situada junto al monasterio del mismo nombre, que a su vez procedía de Velasco Pando y Cía, compañía creada 1839. Una fundición que fabricaba mayoritariamente elementos de  molinos para aceite. Luego, ya en un terreno industrial como el polígono Calonge,  esta empresa empezó a realizar grandes mecanizados contando entre sus clientes con Acerinox y Siderurgia Sevillana, una cartera que sigue manteniendo actualmente.

Uno de sus hitos se sitúa en 1978, cuando la empresa se convirtió en Metalúrgica del Guadalquivir (Megusa) y es instaló en el Puerto de Sevilla para fabricar calderería naval, piezas para barcos, timones , dobles fondos, bulbos... y otras  construcciones navales. La cercanía con los antiguos astilleros facilitó la apertura a este mercado, pero la crisis del sector naval obligó a sus gestores a reinventarse y a convertirse en un referente en la provicnia en la fabricación de grandes elementos de obras civiles, como puentes. Hasta la fecha han fabricado más de cien, entre ellos, el del Alamillo, la Barqueta, el puente atirantado de Cádiz (el de la Pepa). Y otras tantas estructuras singulares como la esfera bioclimática de la Expo, los parasoles de las setas de la Encarnación o el Palacio de las Artes y el Museo de las Ciencias de Valencia.

La Expo del 92 fue un trampolín y jugó a favor de la internacionalización de Megusa, que se estrenó fabricando unas piezas para el lanzamiento para el puente del Forth en Edimburgo. Luego vino la fabricación de 23 pórticos de señalización de carreteras en Edimburgo, un pilono de una pasarela de Duplex en Qatar  y su obra más importante hasta la fecha: 16 cabeceros de pilas para el nuevo puente de Champlain en Montreal, una obra de Dragados.

Hoy Megusa aporta su experiencia al polo industrial conformado en el polígono Astilleros, donde ocupa 8.000 metros cuadrados y capea la crisis del Covid. “Al principio de la pandemia no la notamos, teníamos trabajo contratado de antes y seguíamos trabajando a ritmo normal, puesto que nuestras fabricaciones tienen una maduración media de 7 u 8 meses e incluso un año”, explica Cristina Silvestre, responsable de la oficina técnica de Megusa. La empresa está ahora prácticamente sin producción “y haciéndonos chiquititos para aguantar más tiempo y no tener que cerrar, y con la esperanza puesta en que esta situación mejore más pronto que tarde”, añade.

El 90% del trabajo de esta empresa depende de obras públicas y, según sus gestores, ni siquiera las que tienen ya presupuestos aprobados se terminan de licitar, comentan esperanzados en poder participar en la ampliación del Puente del Centenario. Sólo cuentan con algún proyecto en marcha, como una pasarela para Granada y otra para Madrid.  “Para mejorar se necesitaría mucha más formación de  mano de obra especializada y, por supuesto,  más ayudas económicas de todas las instituciones públicas  para salvaguardar la industria local y mantener y crear más puestos de trabajo directos e indirectos”, apunta Silvestre.

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