La Policía Local de Sevilla: 'The fast and the furious'

Los agentes municipales han protagonizado más 15 persecuciones arriesgadas en 2020, todas resueltas con éxito

Estos dispositivos, casi siempre de noche, sirvieron para capturar aluniceros, conductores ebrios o cargados de droga y peligrosos delincuentes

Detención de un conductor ebrio en Sevilla. / Emergencias Sevilla

Pasaban unos minutos de las diez de la noche del día de Navidad, cuando un conductor de 40 años provocó dos accidentes de tráfico en apenas unos minutos. Uno ocurrió en la avenida de Montes Sierra y el otro en la calle León XIII. En ambos siniestros causó daños a cinco vehículos, pero se dio a la fuga. Un patrullero de la Policía Local detectó el coche por la avenida de Torneo.

El sospechoso decidió que lo mejor era continuar la huida. Se inició una persecución a la que se sumaron numerosos patrulleros, y que terminó con la detención del conductor cuando se dirigía hacia el tanatorio de la SE-30. El hombre llevaba una borrachera descomunal. De hecho, superaba en cinco veces la tasa máxima de alcohol permitida. Además, no tenía carné de conducir.

Restos de alcohol en el coche del último conductor ebrio detenido por la Policía Local de Sevilla.
Restos de alcohol en el coche del último conductor ebrio detenido por la Policía Local de Sevilla. / Emergencias Sevilla

Fue la última de las muchas persecuciones que ha protagonizado en 2020 la Policía Local de Sevilla, un cuerpo que se ha ganado una reputación nacional en este tipo de operaciones tras muchos años consiguiendo detener a conductores fugados. Durante el año que acaba de terminar, los agentes municipales participaron en más de una quincena de arriesgadas persecuciones, a veces incluso saliendo del término municipal de la capital andaluza, casi siempre a velocidades límite y exponiendo su integridad para dar caza a los sospechosos.

La mayoría de ellas, aunque no todas, se desarrollaron de noche, la franja horaria en la que trabaja la Unidad de Intervención Nocturna (UIN), un grupo de policías muy experimentados en este tipo de servicios que llevan años en el turno de noche y conocen perfectamente cómo es la ciudad en las horas en las que la mayoría de la población duerme.

El hecho de que algunos policías hayan incorporado a sus equipos cámaras de vídeo tipo Go Pro, que pueden colocarse en el pecho o en algún lugar del uniforme, ha permitido a la ciudadanía hacerse una idea de cómo es el trabajo de un agente que se enfrenta a una persecución. Las imágenes que habitualmente difunde la cuenta de Emergencias Sevilla constituyen un interesante documento gráfico de cómo se organiza el trabajo a más de cien kilómetros por hora, cómo los agentes se van dando indicaciones del itinerario que está siguiendo el sospechoso, cómo se pasa a la acción a la hora de detenerlo... Un subidón de adrenalina que nada tiene que envidiar a la saga de películas de The Fast and the Furious, esa saga de películas y videojuegos de carreras callejeras.

Así, cualquier persona ajena al mundo policial ha podido ver en los últimos años cómo han caído en Sevilla bandas de aluniceros, delincuentes peligrosos buscados desde tiempo atrás, conductores borrachos y/o drogados que suponían un peligro para los usuarios de la vía o simplemente gente que, sin llevar nada sospechoso más allá de alguna irregularidad que podía suponer una infracción administrativa castigada con una multa, pensó que escapar de la Policía era buena idea. Evidentemente se equivocaban.

Final de la persecución de Sevilla a Guillena.
Final de la persecución de Sevilla a Guillena. / Emergencias Sevilla

Como hicieron los que protagonizaron la persecución más larga de los últimos años, que se produjo unos días antes de la Navidad, el domingo 13 de diciembre. En ella participaron agentes de la Policía Local, de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. En el tramo final también se unieron los de la Policía Local de Guillena, pues fue en este municipio donde terminó la huida. Una persecución a toda velocidad durante aproximadamente cuarenta kilómetros. Todo comenzó unos minutos antes de las once y media de la noche en la avenida de Andalucía. Una patrulla de la Policía Local vio un coche que circulaba a una hora a la que ya estaba vigente el toque de queda impuesto para frenar la expansión del coronavirus.

Los agentes le dieron el alto para identificar al conductor y preguntarle los motivos del desplazamiento. Éste no se paró y se dirigió al Parque Amate. Allí arrancó la persecución, que siguió por la SE-30 y continuó por la A-66, la autovía de la Plata, donde se alcanzaron los 170 kilómetros por hora. Los sospechosos llegaron a apagar las luces del coche para tratar de de pasar desapercibidos. Finalmente, el conductor se salió de la autovía de la Plata en Guillena. La fuga siguió a gran velocidad por el casco urbano de este pueblo, donde el coche se chocó contra una valla y un árbol, que arrancó del suelo.

En el coche iban siete personas, varias de ellas menores de edad. Intentaron seguir huyendo a pie, pero fueron interceptados. Finalmente el caso terminó con dos detenidos y cinco identificados. La razón de la huida no era otra que el conductor tenía el carné suspendido desde 2018 por un juzgado, que había perdido todos los puntos hacía cuatro años y que iba bajo los efectos del alcohol. Dio positivo con una tasa el doble de la permitida. Eso, y que el coche no había pasado la ITV ni tenía seguro. Y que circulaban sin autorización en horas de movilidad restringida, claro.

Agentes policiales tras la persecución de la banda del BMW de madrugada.
Agentes policiales tras la persecución de la banda del BMW de madrugada. / Emergencias Sevilla

Justo un mes antes, el 13 de noviembre, tuvo lugar una persecución mucho más corta, pero que supuso un gran éxito para la Policía. En ella cayó la nueva banda del BMW, un grupo de aluniceros que llevaban semanas reventando comercios por toda Sevilla y provincia y que se habían escapado por poco algunas noches atrás. De hecho, una vez llegaron a meterse en contramano por la autovía de la Plata para escapar de las Fuerzas de Seguridad. Sin embargo, la madrugada del 13 de noviembre fueron sorprendidos cuando acababan de empotrar un coche robado contra una perfumería de la calle Andrés Segovia, muy cerca de la carretera de Carmona.

El aviso de los vecinos hizo que la Policía llegara al minuto y se cruzara con los delincuentes cuando se daban a la fuga. Patrullas de la Policía Nacional y Local trataron de cerrar la zona y persiguieron el coche de los sospechosos, que terminó chocando contra un bordillo y saliéndose de la vía en la avenida de Kansas City. Los ladrones trataron de seguir la fuga a pie, pero fueron detenidos por agentes de ambos cuerpos. En total fueron arrestados cinco delincuentes. Todos ellos fueron a prisión y se frenó así la oleada de alunizajes que padecía el comercio.

En septiembre hubo dos persecuciones por el Polígono Sur. En la primera, fueron detenidos dos hombres de 41 y 49 años que iban a bordo de un coche que había sido sustraído en el mes de julio. El conductor carecía de permiso de conducir. En la segunda fueron arrestados dos jóvenes de 19 y 20 años que habían robado una motocicleta horas antes. Tampoco el que hacía de piloto tenía el carné. El dueño de la moto pudo recuperarla, si bien el vehículo había sufrido algunos daños.

Moto robada y recuperada en el Polígono Sur.
Moto robada y recuperada en el Polígono Sur. / Emergencias Sevilla

El 3 de agosto hubo una persecución con dos jóvenes que se saltaron un semáforo en rojo en Bami cuando iban en una moto alquilada que no habían pagado. El conductor tenía el carné retirado. El 14 de julio, un ladrón que acababa de robar en vehículos en San Jerónimo se tiró al río cuando huía de la Policía Local.

El 11 de mayo, una arriesgada persecución con dos Seat León robados terminó con uno de estos dos vehículo en el canal del Bajo Guadalquivir, de donde después sería recuperado. La fuga se inició en la zona de Su Eminencia, donde acababa de sustraerse uno de los coches, y terminó en el canal después de llegar hasta las inmediaciones del Club de Campo después de circular a toda velocidad por la SE-30 y la autovía de Madrid, la A-4.

Unos días antes, el 9 de abril, hubo otra persecución de cuatro kilómetros a plena luz del día por el interior de la ciudad. La protagonizó un conductor de 29 años que iba cargado de anfetaminas. El sospechoso se dio a la fuga al ver un control policial establecido para garantizar que no se produjeran desplazamientos innecesarios durante el primer estado de alarma. Una vez arrestado, dio positivo por THC, el principio activo del cannabis, y se le intervino más de medio kilo de anfetaminas.

Detención de un conductor cargado de anfetaminas.
Detención de un conductor cargado de anfetaminas. / Emergencias Sevilla

Fue a las doce y cuarto de la mañana de un miércoles en la avenida Federico Mayor Gayarre, a la altura de la calle Cruz del Sur. La huida siguió por la Ronda del Tamarguillo y el polígono de San Pablo, con varias patrullas detrás del sospechoso, y terminó en la Carretera de Carmona, muy cerca de la barriada de la Corza. Allí la Policía Local le había cruzado un furgón.

Pero si hubo una intervención de verdadero peligro, más allá del que hay siempre que se circula a gran velocidad, fue la que se puso en marcha en el barrio de Su Eminencia la madrugada del 18 de abril. Lo fue por la condición del delincuente que huía, José S. V., alias el Pepito, que llegó a disparar el arma reglamentaria del policía nacional que lo detuvo, después de una huida a toda velocidad desde las Tres Mil Viviendas hasta Su Eminencia, pasando por la SE-30. El disparo se produjo en un forcejeo en el que este delincuente intentó arrebatar la pistola al agente, sin éxito. Afortunadamente, el tiro no le dio a nadie.

El Audi del Pepito, empotrado contra un patrullero camuflado de la Policía Nacional.
El Audi del Pepito, empotrado contra un patrullero camuflado de la Policía Nacional. / Emergencias Sevilla

Este servicio fue conjunto entre policías nacionales y locales, como muchos otros. El Pepito, de 27 años, es un conocido delincuente del Polígono Sur que residía en Su Eminencia antes de su captura. Es hijo de un pequeño traficante de las Tres Mil conocido como el Náufrago. Tiene antecedentes por tráfico de drogas, robos con violencia a punta de navaja y también por delitos contra la seguridad vial. No tiene permiso de conducir, pero eso no le impide coger el coche y mantener una persecución con la Policía, como hacía cada vez que le daban el alto. Su fuga terminó empotrándose contra un coche camuflado de la Policía Nacional.

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