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Sevilla afronta el pico de su primera ola de calor con 40 grados en mayo

Las fuentes de la ciudad sirven estos días para refrescarse de las altas temperaturas.

Las fuentes de la ciudad sirven estos días para refrescarse de las altas temperaturas. / José Ángel García

"No ha habido primavera". La afirmación la realiza la pasajera de un autobús pocos minutos antes de las cinco de la tarde en la estación de Plaza de Armas. A pocos metros, el termómetro en la mediana de Arjona, a pleno sol, marca 37 grados, una máxima propia del verano, para el que queda más de un mes. Es 19 de mayo y Sevilla lleva una semana soportando temperaturas por encima de los 30 grados. La manga corta y la sandalia se han impuesto, de buenas a primeras -como suele ocurrir últimamente-, en la indumentaria callejera. Los próximos días se llegará a los 40. Menos mal que a partir del domingo se notará un alivio

Retomando la conversación de la pasajera que acaba de llegar a la estación de autobuses, la primavera apenas ha existido en la ciudad, meteorológicamente hablando. Se ha pasado del abrigo a la ropa veraniega en pocos días. "Y los cuerpos están resentidos", añade esta vecina de Gerena, que no para de mover el abanico con una mano y de protegerse con la otra la cabeza del sol. 

Hay que armarse de cierto valor para salir a la calle a las cinco de la tarde. El calor aploma. Especialmente en esta primera ola de altas temperaturas, para la que los cuerpos aún no están adaptados. Las terrazas de los bares están llenas de turistas. Poca clientela local. Entre ellos, todavía quedan los aficionados escoceses desplazados a Sevilla para la final de la Europa League (la UEFA, en el habla coloquial). Sus pieles blanquecinas, sonrojadas por el sol, se han convertido en una constante estos días. Figurantes de un mayo tórrido.

Turistas con el torso desnudo por la Avenida de la Constitución. Turistas con el torso desnudo por la Avenida de la Constitución.

Turistas con el torso desnudo por la Avenida de la Constitución. / José Ángel García

A muchos de ellos, con el torso desnudo, no les da ningún miedo permanecer al sol mientras beben cerveza sin tregua alguna. Un mes de mayo a más de 30 grados constituye una experiencia exótica para unos visitantes acostumbrados, en su país natal, a alcanzar estas máximas durante un corto periodo de tiempo. 

El aire acondicionado de los comercios está a la máxima potencia. Pasar por delante de sus puertas supone todo un alivio para los transeúntes, que buscan la escuálida sombra de un Casco Antiguo donde los toldos todavía no están colocados, pese a que sus estructuras comenzaron a instalarse hace varias semanas. Se prevé que para cuando el verano sea oficial ya estén presentes y no ocurra lo del año pasado. 

El domingo, siete grados menos

Esta ola de calor aún no ha alcanzado su cénit. Lo hará este viernes y el sábado, cuando se llegue a los 40 grados, según la predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La primera alerta amarilla se ha activado este jueves, con una máxima de 38. Este viernes será naranja. El alivio empezará el domingo, cuando se registre una bajada de siete grados en los termómetros, hasta llegar a los 33. Las temperaturas se recuperarán el lunes y se mantendrán a lo largo de la próxima semana en 35 grados, una máxima que, aunque menor que la de estos días, también resulta alta para esta época del año.

Las mínimas, por su parte, también serán elevadas. La noche del viernes al sábado se antoja muy calurosa, pues no se descenderá de los 22 grados. Es lo que se conoce como noche tropical, al haber poca diferencia entre los valores máximas y mínimo que marca un termómetro en una jornada. Será, por tanto, necesario enchufar el ventilador o encender el aire acondicionado para conciliar el sueño. Aunque habrá otro aspecto que no nos dejará dormir: la factura de la luz, que no está precisamente barata. Una verdadera pesadilla.

Dos visitantes descansan bajo la apreciada sombra de los árboles. Dos visitantes descansan bajo la apreciada sombra de los árboles.

Dos visitantes descansan bajo la apreciada sombra de los árboles. / José Ángel García

Aunque el adelanto del calor en mayo parece siempre algo sin precedentes, suele ocurrir casi todos los años. Incluso ha habido ocasiones en que estas temperaturas se han alcanzado en abril. Lo que no son tan frecuentes son los 40 grados. El meteórologo José Antonio Maldonado, en su web Meteored, asegura que este mes de mayo será recordado como uno de los más calurosos de este siglo como consecuencia de la entrada de una masa de aire muy cálida, procedente del norte de África, que se extenderá por toda la Península. Con su llegada, subirán las temperaturas y aumentará el polvo en suspensión. Por tanto, no se descartan episodios de calima como los vividos en marzo. Este jueves, de hecho, los cielos ya presentaban el color propio de este fenómeno meteorológico.

A nivel nacional, según Maldonado, no se vive una situación similar desde 2015, aunque la ola de calor actual superará los récords de temperaturas máximas de aquel año. De cumplirse las previsiones, al menos 15 capitales de provincia registrarán el fin de semana valores máximos no alcanzados desde mayo de 1920. Adiós a la ropa de entretiempo. Y como siempre resulta aconsejable en estos casos: vayan por la sombra, eviten las horas de más calor para el ejercicio físico y beban mucha agua. Se lo agradecerán sus cuerpos. 

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