Sevilla

El espejo de Italia: una sevillana residente en Milán explica cómo vivir a un metro de seguridad

  • La profesora y cantaora flamenca Carmen Amor relata cómo ha pasado Italia a una situación de aislamiento total en menos de dos semanas

La sevillana residente en Milán Carmen Amor posa delante del Arco della Pace.

La sevillana residente en Milán Carmen Amor posa delante del Arco della Pace. / M. G.

España se mira en el espejo de Italia en la expansión del coronavirus. A dos semanas de distancia en cuanto a número de contagiados y fallecidos, el Gobierno español ha activado esta semana un importante número de medidas para evitar la propagación de un virus que deja ya más de 4.000 afectados y más de 120 muertos.

Hace aproximadamente quince días que en el país transalpino se encontraban en la situación que ahora mismo atraviesa España. A día de hoy, con unos 15.000 afectados y un millar de muertos, Italia cumple ya casi una semana de aislamiento por el Covid-19 en todo su territorio. Carmen Amor, una profesora y cantaora flamenca sevillana residente en Milán, relata cómo el país ha pasado en menos de dos semanas a una situación en la que prácticamente tienen vetada la salida de sus casas.

-Cómo se trabaja en un instituto sin alumnos en un país aislado...

-Está todo cerrado. La primera semana nos dijeron que nos comunicáramos con los alumnos a través de una plataforma y ya después cuando vieron que la cosa iba para más, ya que está todo cerrado hasta el 2 de abril, ya nos estamos organizando a través de las vídeoclases, aunque es un rollo porque no tenemos contacto con los alumnos. Pero, bueno, es una forma de sustituir las clases para que los alumnos no pierdan demasiado y no se queden tan atrasados. Pero eso también trae problemas técnicos, hay veces que no funcionan los micrófonos, otras que no van las cámaras, así que paciencia. Yo puede decirse que estoy en cuarentena, totalmente aislada.

"Nos dijeron que esto estos no era más que una gripe y hemos infravalorado lo serio del problema"

-Se empezó recomendando mantener las distancias o evitar aglomeraciones, ¿cuándo notó que la situación se iba complicando?

-Las medidas han ido cada vez más drásticas y eso es lo que nos ha ido asustando. Aquí empezaron diciendo que no nos preocupáramos porque no era más que una gripe, más o menos como se os está diciendo ahora allí en España, pero el otro día el primer ministro de Italia dio un discurso bastante fuerte en la televisión. Al final lo que nos han dicho es que el problema no es tanto la mortalidad, sino que las estructuras sanitarias puedan hacerse cargo de un número muy alto de personas. El gran problema es la rapidísima difusión de ese virus. Aquí ya se está empezando en la UCI a decir que de aquí a poco van a tener que empezar a decidir a quién entubar y a quién no, diciendo duramente, a quién dejar morir, es muy grave.

-¿Desde cuando hay restricciones?

-Esta es la tercera semana que no tengo clases. Hace tres semanas empezamos con la Lombardía, la más productiva y rica de Italia, desde el 24 de febrero estamos con los colegios, universidades y guarderías cerrados. La semana pasada ya empezaron a cerrar en más provincias y ya esta semana se extendió la zona roja a toda Italia y ya se ha cerrado la frontera. Es entonces cuando las noticias de nuestra situación empezó a salir de aquí y yo empecé a recibir llamadas de mis familiares alertados. Pero aquí llevamos tres semanas ya con todo cerrado desde museos a bares con restricciones, sólo abren hasta las seis de la tarde. Y desde hace unos días lo que más se ha comprometido es la movilidad, es decir, no quieren que viajemos en tren o avión y que no nos movamos si no es por motivos urgentes de hacer compras o ir al médico, por ejemplo. Vamos está la Policía controlando eso y poniendo incluso multas si eso no se respetan las normas.

-¿Se puede vivir sin pisar la calle?

-Yo salgo cada día a pasear al perro aquí la lado al jardín, pero poco más. De lo que se trata es de no estar en contacto con las personas. Yo esta mañana he ido a la farmacia porque tenía que comprar medicinas. La farmacia está cerrada y tiene una ventanilla por la que se acerca el personal con mascarillas y te da lo que necesitas . Todo con medidas muy restrictiva. Ahora en un rato iré al supermercado y a ver lo que me encuentro porque eso es otro caos.

-Vivir a un metro de distancia se está convirtiendo en una instrucción general en todos los países para combatir el coronavirus...

-Es una cuestión muy complicada. En los centros comerciales ya no abren los sábado y domingos para evitar aglomeraciones. En los supermercados, lo que hacen algunos por iniciativa propia, es dejar entrar a los clientes de 15 y 15 y el resto está esperando en al puerta a una cierta distancia para que no haya demasiada gente junta al mismo tiempo. Yo fuí de las previsoras y al principio de todo esto hice compra para 15 ó 20 días porque no sé adónde va a llegar todo esto. Pero hoy ya me faltan cosas y no sé que me voy a encontrar. Yo veo en la televisión que hay gente haciendo colas para entrar antes de que abran. Yo creo que la gente ya está tomando conciencia, antes se lo tomaban más a broma pero ya es mucho más grave la situación.

-España va unas dos semanas detrás de Italia. ¿Se valoró inicialmente que el país llegara a aislarse por completo?

-Para nada esperábamos esto. No se lo imaginaba nadie. Es una situación nueva para todo el mundo. Algunos políticos empezaron a polemizar con cómo se hacían las cosas y el Gobierno optó por estar todos unidos y hacer lo que dicen los científicos y la gente de sanidad porque si un partido dice una cosa y oros otra esto es un desmadre. Y la verdad es que la gente se está concienciando ahora, ahora, dos semanas después y con todos los muertos e infectados que tenemos.

-Una de las principales críticas es la falta de previsión institucional. ¿Se llega siempre tarde?

-Yo creo que se está actuando bien. Las imágenes que nos llegaban desde el extranjero era como que Italia estaba afectada, es decir, como si el virus mirara la nacionalidad de las personas para infectarse y eso no tenía sentido. Aquí han sido muy transparentes y muy claros y se han adoptado medidas drásticas aun sabiendo que van a perjudicar una barbaridad a la economía, pero la salud de las personas es lo más importante. Yo creo que han hecho bien, y aún así estamos teniendo problemas, porque la gente que trabaja en hospitales te lo dice. Que no dan abastos. Imagina si no se hubieran tomado esas medidas, pero creo que se han tomado demasiado tarde, eso sí, porque al principio se ha infravalorado el problema, se le ha dado poca importancia. Yo cuando hablo con familiares españoles y me dicen que no pasa nada me alerto y les digo que no, que no den besos que no se sabe nunca. Lo más difícil es que la gente cambie sus costumbres, pero hay que entender que es por una causa de salud pública. Deberíamos aprender de los chinos, ellos han demostrado ser mucho más responsables y los que viven aquí se han puesto incluso en cuarentena voluntaria. Nos están dando un ejemplo.

-En Andalucía, el 16 de marzo comienza el plan de choque con el cierre de centros educativos, ¿cómo se gestiona que los niños no tengan colegio?

-Es muy difícil, porque lo primero que hicieron es acudir a los abuelos, los que los tenían disponibles. Ahora están diciendo que eso es una locura porque son las personas mas vulnerables para que se queden con ellos. La gente está volviéndose loca con el teletrabajo, alternándose entre padres y madres, cada uno se está apañando, pero muy mal. No es lo mismo que tener la tranquilidad de llevar al niño al colegio. Estamos preocupados y pendientes de todo lo que nos vayan avisando. Las familias con niños pequeños tienen un problema porque tampoco se pueden llevar a sitios con más niños porque es peligroso. Ahora mismo, la verdad es que está el país entero de rodillas.

"De lo que la gente tiene miedo es de que el sistema sanitario no de abasto y haya que elegir a quién curar"

-¿Cree que la gente tiene más miedo a contagiarse o a contagiar?

-De lo que la gente tiene miedo ahora mismo es de que el sistema sanitario no de abasto. Esa es ahora la mayor preocupación, porque, según estamos viendo es que si no tienes una insuficiencia respiratoria y no eres muy mayor, lo más lógico es que te recuperes, pero si te dicen que no te pueden atender porque no hay recursos te puedes morir, pero no por coronavirus, sino porque no hay asistencia sanitaria. El miedo de la gente es ese ahora, el terror a que no te puedan salvar si te pasa cualquier otra cosa.

-¿Hay tranquilidad en general?

-Lo más preocupante está siendo lo que ha pasado en la cárcel. Se les está prohibiendo ver a sus familia y sí ha habido problemas. Esto ha sido lo más gordo que ha ocurrido. También los jóvenes seguían reuniéndose en plan de movida pero se esta intentando controlar. Pero preocupación en plan de que la gente haya entrado en pánico, no. Lo que sí da miedo es ver las calles vacías, todo desierto. Eso te hace darte cuenta de que la situación es alarmante, es una situación de riesgo, pero pánico no he llegado a ver. Sí respeto porque es una cosa seria el no poder ir a ningún lado. Al principio nos quejábamos de no poder ir a los cines o museos, pero ahora eso es lo menos grave. Lo malo es que es que no podamos ir al supermercado o al médico. Hay muchas operaciones que están aplazando, incluso de gente con cáncer. Esto está alterando la vida de todos, en mayor o menor medida.

-¿Qué protocolos concretos han impuesto las autoridades italianas?

-Lo de mantener una distancia superior a un metro fue lo primero, luego el tema de las mascarillas que, en principio, no son necesarias, aunque están agotadas. Y lo de no viajar que es lo más drástico que han dictado en los últimos días. No podemos movernos si no es por casos de extrema necesidad como ir al médico, a comprar o trabajo que no se puedan hacer desde casa. Si no hay que declarar dónde vas y por qué. La Policía está controlando eso y te pregunta dónde vas y tienes que hacer un escrito declarando la razón y si haces declaraciones falsas hay multas de desde 300 euros e incluso cárcel. Están en ese plan.

-¿España está en el foco informativo?

-Aquí se habla fundamentalmente de China, que es nuestro ejemplo. Luego Francia y Alemania y EEUU. De España no se habla casi nada. Ahora es cuando se han empezado a ver datos de Madrid. Aquí nadie ve a España un foco peligroso, pero lo que me llega de Madrid a mí ya me asusta y lo de las Fallas me resulta de suma importancia, la verdad.

-Si se tiene en cuenta la experiencia italiana, ¿España está actuando a tiempo?

-Me da la sensación de que en España se está yendo un poquito tarde. Cuando mi hermana, que vive en Sevilla, me cuenta la disputa por la suspensión de los besamanos me llevo las manos a la cabeza. Eso es la medida más lógica que se pueden tomar. Un problema es como estamos aquí que nos cuesta trabajo hacer la compra.

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