Sevilla

Nuevo tiroteo en las Tres Mil Viviendas entre dos familias enfrentadas

  • Ambos clanes se enzarzaron en un tiroteo en octubre de 2020 por las molestias causadas por unos niños

  • Llegaron a un acuerdo de paz pero siete meses después han vuelto a protagonizar un incidente

Barriada Murillo, cerca del lugar donde han ocurrido los hechos.

Barriada Murillo, cerca del lugar donde han ocurrido los hechos. / Antonio Pizarro

Siete meses después de que protagonizaran un primer incidente en el que hubo disparos, dos familias de las Tres Mil Viviendas volvieron a enfrentarse el pasado fin de semana. Uno de los contendientes llegó a sacar una pistola y efectuar varios disparos, aunque la mayoría de los tiros fueron al aire y ninguna persona resultó herida por arma de fuego. Esto ha provocado que la tensión entre ambos bandos haya ido en aumento en las últimas horas.

El suceso se produjo en la barriada de Murillo, en la zona de los Marrones, muy cerca de la sede de Lipasam en el barrio. Ambas familias enfrentadas llevan años relacionadas presuntamente con el tráfico de drogas y tienen armas de fuego o acceso fácil a ellas. Sin embargo, y a diferencia de la mayoría de los rifirrafes que se producen en el Polígono Sur, el origen de esta riña nada tiene que ver con el narcotráfico ni con cualquier otra actividad ilícita.

Todo comentó en otoño del año pasado por las molestias causadas por unos niños que estaban jugando al fútbol. Los pequeños estaban dando balonazos en la puerta de la casa de una de las dos familias que se enfrentarían después. Una persona salió de la casa a reñir a los niños de la otra familia. No era la primera vez que sucedía algo así, pero en aquella ocasión un familiar de los menores acudió a pedir explicaciones al que había reñido a los niños.

Esto no se resolvió de manera amistosa, sino que los adultos terminaron a puñetazos, en una pelea en la que uno resultó vencedor y el otro con múltiples lesiones. Este último fue a por su pistola y abrió fuego contra la familia rival, sin alcanzar a nadie. Entonces hubo también respuesta por parte del otro bando. La Policía tuvo que intervenir y desplegó un dispositivo por la zona.

Días después llegaron a un acuerdo de paz, que consistía en que una de las familias tenía que dejar un piso del barrio y marcharse a otro lugar, más alejado, aunque también dentro del Polígono Sur. Ese pacto incluía también a ambos bandos la prohibición de parar, pasear o simplemente entrar en la zona de influencia del otro clan. Durante los casi siete meses que han pasado parecía que todo se había arreglado.

Hasta que el pasado sábado la mujer de uno de los implicados en la primera reyerta fue a comprar a una tienda ubicada cerca de la casa de sus rivales. Allí se encontró precisamente con el enemigo, que comenzó a insultarla y la quiso echar de la zona. No contento con eso, el hombre fue a por su pistola y comenzó a disparar al aire de manera intimidatoria. Después fue a buscar a su contendiente y abrió fuego también contra la fachada de su bloque.

Estos nuevo tiroteos han generado un cierto temor entre los vecinos de la zona, que esperan que no haya más respuestas armadas en este enfrentamiento sin sentido entre ambas familias. Este incidente supone una carga más de tensión vecinal a un barrio en el que un suceso ocurrido el pasado Viernes Santo, el apuñalamiento a un joven de 20 años, ya ha provocado bastante rechazo e indignación.

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