El aumento de la venta de alcohol a menores obliga a endurecer el control de la 'botellona'

Adolescentes en ambulancia y mucha agresividad son escenas de un fenómeno que va más allá del ruido y la suciedad

La media de denuncias es de 150 cada fin de semana

Un policía, en un dispositivo contra la 'botellona' en la zona del Lope de Vega.
Un policía, en un dispositivo contra la 'botellona' en la zona del Lope de Vega. / @emergenciassev
María José Guzmán

03 de noviembre 2019 - 05:30

Hay una escena que enciende todas las alarmas y obliga a endurecer la lucha contra la botellona en Sevilla, más allá de los ruidos y la suciedad que deja algunas zonas convertidas en auténticos sumideros de orín. Es el traslado en ambulancia de un menor de 14 años vomitando sangre después de beber sin control en el campo de la Feria. No es un caso aislado. En el último mes han sido ya varios los que han precisado hospitalización y este aumento de adolescentes en estado de embriaguez justifica los dispositivos que cada fin de semana se montan en distintos puntos de la ciudad.

La Policía Local, desde hace cuatro fines de semana, está realizando controles muy contundentes con la intención de ir eliminando los focos de botellona, que se extienden por toda Sevilla pero que tienen especial incidencia en zonas como el recinto ferial, el entorno del Lope de Vega o Chapina.

La situación actual sobrepasa los dispositivos rutinarios que se ponen en marcha cada otoño, con el inicio del curso académico. El buen tiempo que se disfruta aún en la capital ha contribuido también al aumento del número de jóvenes que se concentran en la calle para beber alcohol.

La novedad, con respecto a otros momentos, no sólo es la mayor presencia de menores, también la agresividad de éstos, según comenta fuentes policiales. A principios de octubre una joven de poco más de 18 años acabó en prisión tras ser detenida por agredir con arma blanca a otras menores en una botellona en el recinto ferial. Y en los desalojos realizados por los agentes se han detectado también otras infracciones que han permitido practicar otros arrestos e incluso intervenir algún vehículo sin la documentación en regla.

Por seguridad, la Policía Local intervino en el puente de octubre en la explanada de Los Remedios para desalojar una botellona que había concentrado a un millar de personas. Para ello contó con la colaboración de la Policía Nacional.

Precisamente, estos focos multitudinarios son los que los agentes insisten en evitar dado su difícil control. Un argumento que justifica también el rechazo en los últimos años a la creación de uno o varios botellódromos. En los dispositivos participan no sólo policías, también efectivos de Bomberos, Lipasam, Protección Civil y Epes 061. Además de los desalojos se realiza también una labor preventiva que incluye la información a los menores de los riesgos de beber sin control y la normativa que impide hacerlo en la calle y controles de alcoholemia. Algunas noches se han llegado a practicar 200, si bien los positivos no superan normalmente la decena.

Hay bares del entorno de las concentraciones que reinciden y han sido ya precintados

La media de denuncias interpuestas cada fin de semana supera el centenar. En un mes se han elevado por encima de las 500. Se sanciona a quien bebe en la calle pero también hay otra cruzada contra los bares. Se está actuando sobre terrazas y bares de copas que no cumplen estrictamente sus licencias y también los que venden alcohol a menores. Ocurre en algunos barrios, como Nervión, en la zona de Rico Cejudo, Viapol... y otras zonas más periféricas donde tiendas de alimentación y supermercados infringen la ley y venden a menores.

Hay otros bares que reinciden en sus infracciones. Hay establecimientos que se han precintado dos veces en cuestión de unos días y otros que se convierten en reclamo para la botellona. La terraza de verano de Casino, junto al Lope de Vega, se ha convertido en una zona de concentración habitual. Y algo similar ocurre en el entorno de la calle Feria con el bar El Zapatazo. En la calle Jesús del Gran Poder, a la altura de la discoteca Hollyday también se registran concentraciones que han sido disueltas algún fin de semana.

Los puntos más conflictivos

Los agentes municipales están actuando con prioridad en los puntos más conflictivos de la botellona. Éstos están en Los Remedios, en el recinto ferial (calle Adolfo Suárez con Flota de Indias) y la zona conocida comoLipa. También en Blas Infante, hasta donde llegan muchos adolescentes que se desplazan desde municipios del Aljarafe en Metro. El entorno del Lope de Vega, Chile y Chapina (estación de autobuses y calle Radio Sevilla), Viapol, El Porvenir (calle Tarfia) y hasta el Parque Guadaíra. En la Alameda este fenómeno es recurrente. Allí se produjo hace unas semanas un altercado que acabó con un detenido y un policía herido. Los hechos se desencadenaron cuando un joven agredió a un agente por intentar evitar una fogata en este lugar sobre las 5 de la madrugada. Otra zona clásica para la botellona es la Alfalfa y Pérez Galdós, donde también se realizan de manera casi rutinaria controles para disolver las concentraciones en una calle estrecha donde se dificulta el tráfico y el descanso de los vecinos, que tienen constituida una plataforma muy activa en redes sociales para denunciar estas situaciones molestas.

En los operativos especiales de estos fines de semana también se han intervenido algunos vehículos-discoteca, coches en cuyo maletero se instalan potentes equipos de sonido que ejercen como reclamo en estas reuniones juveniles.

La Policía Local intenta hacer una labor de concienciación dada la gravedad del problema

Según fuentes municipales consultadas, la intención de estos dispositivos es ir conquistando poco a poco estos territorios de la botellona. Algún fin de semana, tras una actuación contundente en zonas como Alfredo-Krauss-Blas Infante, Casino-Lope de Vega, Pabellón de Chile-Uruguay, éstas han estado vacías.

El pasado fin de semana se intensificaron las labores de inspección previas a Halloween, que permitieron detectar varias fiestas sin licencia. En la noche del pasado domingo los agentes inspeccionaron ocho discotecas, de las que cinco presentaban irregularidades por las que fueron denunciadas. Uno de los establecimientos inspeccionados fue denunciado por vender alcohol y tabaco a menores por lo que fue precintado por la Línea Verde de Policía Local y Bomberos. En el momento del desalojo permanecían en el interior un total de 186 personas, de las que 108 eran menores de edad, algunos de ellos con menos de 13 años.

Una ofensiva con multas

Desde que este fenómeno se extendió, no sólo en Sevilla, las autoridades han intentado frenarlo sin demasiado acierto. En la capital no ha llegado a cuajar nunca la idea de hacer un recinto especial para este tipo de ocio, después de un intento que resultó fallido. Y las actuaciones preventivas, enfocadas desde el punto de vista de la educación, tampoco dan su resultado. Por tanto, la botellona y sus consecuencias sigue siendo un tema recurrente de enfrentamiento político al que ningún partido ha logrado poner coto por ahora. También agrupa las quejas de muchas asociaciones de vecinos. En distintos mandatos se ha intentado atajar el problema con multas, ofensivas que tampoco han resultado eficaces. El actual gobierno confía en la buena coordinación de los servicios públicos para ir ganando el terreno zona a zona.

El ‘botellódromo’, un proyecto rechazado

Seviocio fue el primer intento de construir en Sevilla un botellódromo. Durante el último mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín, se llegó a urbanizar y vallar un espacio en la Cartuja, en lo que fue la bancada de la Expo, cedido por la Junta de Andalucía de 41.000 metros cuadrados. Luego sacó a concurso el proyecto en dos ocasiones (2009 y 2010) y quedó desierto. A los empresarios del sector no les interesaba claramente hacer una inversión millonaria (el espacio tenía que ser dotado por el adjudicatario) para hacer competencia a sus propios negocios. Luego llegó Juan Ignacio Zoido, rechazó el proyecto y anunció una alterantiva propia que nunca se vio. Su sucesor, Juan Espadas, apuntó en sus años de oposición una red de botellódromos por barrios, idea que también se ha desechado.

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