La cámara de seguridad del Ayuntamiento de Sevilla que debía grabar el destrozo de la Cruz de la Inquisición no funcionaba. La Policía Local había dado parte de esta incidencia a la delegación de Edificios Municipales, pero el equipo de videovigilancia no había sido arreglado. Por ello, la Policía no dispone de imágenes del ataque y sólo puede tratar de identificar a la autora por la descripción de los testigos.
El dispositivo de videovigilancia se encuentra ubicado justo en la esquina de la fachada del Ayuntamiento que da a la plaza de San Francisco, a escasos metros del Arquillo y del lugar donde se encuentra ubicada la cruz.
Los hechos ocurrieron sobre las once y media de la noche del martes. Varias personas llamaron al teléfono de emergencias 112 alertando de que una mujer había destrozado el crucifijo de piedra, que data de 1903 y conmemora el último auto de fe celebrado en la plaza.
Los testigos describieron a la autora de los hechos como una mujer con apariencia de indigente y que actuaba posiblemente bajo los efectos del alcohol o alguna sustancia estupefaciente, así como que podía tener alteradas sus facultades mentales.
La Policía Local de Sevilla ha abierto una investigación para tratar de localizar a esta mujer, pero todavía no se encuentra identificada.
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