¿Cómo convertir las naranjas de Sevilla en abanicos? Un grupo de estudiantes lo consigue

Universidad

A partir de las cáscaras se ha logrado un material biodegradable, con decoración andaluza

El resultado se ha presentado en el MoMA de Nueva York

¿Dónde está, oh sombra, tu victoria?

Muestrario con las fases del proceso para convertir la cáscara de naranja en abanico. / Redacción Sevilla

Naranjas transformadas en abanicos, con decoración tradicional. Es el logro alcanzado por un grupo de estudiantes cuyo principal cometido ha consistido en convertir residuos orgánicos en materiales biodegradables, a los que añaden "valor cultural y social". Así se define BioPeel, un biomaterial creado a partir de cítricos y para el que sus impulsores pusieron la mirada desde el principio en Sevilla. Sus calles, repletas de naranjos, se han convertido en el principal activo de esta iniciativa que ha dado como primer resultado el abanico bautizado con el nombre de Sombra y Brisa. Tal importancia ha adquirido que su presentación ha tenido lugar en el MoMA de Nueva York.

La propuesta de Diego Rodríguez, Javier Villasevil, Carmen Carranza, Marta Poy, Aaron Truzman y Pablo Pesqueira (estduiantes de grado en Diseño de Producto de la UDIT) nació en el marco de Biodesign Challenge, una plataforma internacional que reúne anualmente a escuelas de arte, diseño y ciencia de todo el mundo. El proyecto toma como punto de partida los más de siete millones de kilos de naranja amarga que caen cada año de los árboles sevillanos. El objetivo trazado era transformar las cáscaras de estos frutos, considerados como residuo urbano, en un material biodegradable funcional, al que habría que añadir también los calificativos de "bello y local".

Desde que se planteó la iniciativa hasta que se materializó se ha tardado más de dos meses, tiempo en el que se han probado combinaciones y proporciones de ingredientes como agar-agar, gelatina, almidón de maíz, celulosa, resina natural, glicerina y agua destilada. En dicho proceso se han explorado técnicas de cocción, secado, prensado y curado. Distintas metodologías que han dado como resultado una plancha estable y homogénea realizada a partir de la cáscara de la naranja amarga.

El grupo de investigadores en la presentación de BioPeel. / Redacción Sevilla

Para comprobar el grado de funcionalidad de este material -bautizado como BioPeel- se analizaron los parámetros de resistencia, tenacidad, flexibilidad, peso y compostabilidad. Los estudios concluyeron que es 100% compostable (es decir, que se puede degradar por acción de organismos) durante dos meses y que se adapta a procesos con corte láser y montaje artesanal.

El primer producto realizado a partir de BioPeel ha sido el abanico Sombra y Brisa, inspirado en la cerámica andaluza. Cada varilla que lo conforma se ensambla sin adhesivos contaminantes. En cuanto a la decoración, se ha tomado de referencia la azulejería tradicional sevillana. Pensado especialmente para su uso en determinadas celebraciones, en las que suele emplearse abánicos fabricados con plástico. De hecho, la intención es aplicar este nuevo material a utensilios de un solo uso, como platos, vasos o cubiertos en determinadas fiestas, ya sean familiares o multitudinarias.

En la elaboración de dicho producto ha resultado fundamental el asesoramiento de María Luisa Iglesias, directora del Departamento de Parques y Jardines de Sevilla. "Desde el principio mostró un gran interés en nuestro proyecto. Nos dedicó su tiempo y conocimientos, lo que ha permitido que entendamos en profundidad la gestión y relevancia de las naranjas amargas como recurso botánico de la ciudad", abundan los integrantes del grupo de investigación.

El abanico Sombra y Brisa, en un contraluz. / Redacción Sevilla

"Para nosotros, Sevilla no sólo simboliza tradición, belleza y riqueza cultural, sino que también tiene el potencial de ser un referente en sostenibilidad y diseño con identidad local. Por estos motivos, no dudamos en elegirla como eje central de nuestro proyecto", abundan los investigadores.

Respecto a la decoración del abanico, la inspiración viene de la azulejería almohade y mudéjar, en la que se emplean figuras repetitivas como estrellas, flores, cruces y líneas curvas. "Aunque nuestro abanico carece de color, el juego de luz y sombra, generado por los cortes a láser, evoca la sensación visual que producen estos azulejos, a través de formas recortadas que cambian al abrirse y cerrase", detallan los autores de Sombra y Brisa.

Un abanico, en suma, que recoge "la herencia estética sevillana" y los actuales principios de sostenibilidad. Tradición y vanguardia para aliviar el calor en verano, con aroma a naranja.

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