DIRECTO
Sigue la Lotería de Navidad 2025 en Sevilla

Cristina Muñoz, psicóloga: "Cada caso de acoso escolar requiere una respuesta inmediata"

La psicóloga Cristina Muñoz analiza el impacto del acoso escolar y la urgencia de reforzar la prevención escolar tras el suicidio de una menor en Sevilla

La madre de la niña que se suicidó en Sevilla denunció el acoso escolar en dos ocasiones "sin respuesta"

La psicóloga Cristina Muñoz. / Juan Carlos Vázquez

La muerte de Sandra Peña Villar, una adolescente de 14 años que se quitó la vida el pasado martes en Sevilla, ha conmocionado a toda la comunidad educativa y social.

Su familia había denunciado hasta en dos ocasiones ante la dirección del colegio Irlandesas de Loreto que la menor sufría acoso escolar por parte de tres compañeras, sin que el centro activara los protocolos oficiales de actuación. La única medida adoptada fue separar a la niña de las presuntas acosadoras a petición expresa de su madre. Sandra, que comenzó a recibir tratamiento psicológico al finalizar el curso pasado, habría sufrido continuos insultos que deterioraron su salud mental hasta llevarla a una situación extrema.

La investigación policial intenta determinar si el acoso se extendió también a las redes sociales, mientras la familia reclama responsabilidades por la falta de respuesta del colegio. A raíz de esta tragedia, la psicóloga Cristina Muñoz, especialista en salud, educación y sexología, analiza cómo el acoso escolar puede derivar en un deterioro emocional profundo y qué papel deben asumir las familias, los docentes y las instituciones para prevenirlo.

Muñoz explica que el acoso escolar afecta "a todos los niveles". Según detalla, la víctima ve dañada su autoestima y empieza a interiorizar los mensajes negativos que recibe de sus compañeros. Esto conduce a conductas de aislamiento y a la aparición de problemas psicológicos como depresión, ansiedad o insomnio, que pueden llegar a afectar al rendimiento académico. "El deterioro es global", señala la especialista.

La violencia normalizada

La psicóloga considera que parte del problema reside en que "tenemos tan normalizadas las conductas violentas que resulta difícil identificar cuándo una situación es realmente grave". Explica que insultos o burlas son minimizados con frases como "son cosas de niños", sin reparar en que la repetición y la continuidad del acoso lo convierten en algo mucho más dañino.

Muñoz también destaca la dificultad a la que se enfrentan los docentes. Asegura que muchos profesores no cuentan con la formación adecuada para detectar el acoso y que, con aulas de hasta treinta adolescentes, "resulta muy complicado identificar dinámicas violentas", más aún cuando el sistema no proporciona los recursos ni la preparación necesaria.

La especialista subraya que muchos niños y adolescentes no se atreven a contar lo que les ocurre. "La vergüenza y el miedo les bloquean completamente", explica. Por un lado, sienten que exageran o que lo que viven no es tan importante, especialmente si los adultos restan importancia al problema. Por otro, temen que, al hablar, los agresores se ensañen más con ellos o que el entorno los etiquete como "chivatos".

Muñoz advierte que cuando no hay una intervención inmediata, el menor sigue conviviendo con sus agresores, lo que perpetúa el daño psicológico y aumenta la sensación de desamparo.

Respecto a la importancia de la comunicación entre las familias y los centros educativos, la psicóloga la califica de "crucial" y asegura que debe ser "inmediata". Insiste en que, ante el primer indicio de acoso, es necesario activar los protocolos de mediación y, si el problema persiste, elevarlo a la dirección del centro. Sin embargo, aclara que la prevención no depende únicamente del colegio. “Que se llegue a este punto es multifactorial. No se puede culpar sólo a una parte", apostilla.

Muñoz considera que las redes sociales son uno de los factores que más agravan el problema. Explica que el acoso "ya no termina en la puerta del colegio", sino que se extiende a los teléfonos móviles, donde la víctima puede recibir insultos, imágenes humillantes o burlas a cualquier hora. "Hay chavales que cuentan que les llegan memes por la madrugada", relata.

Además, la psicóloga alerta del consumo de contenidos violentos o sexualizados en redes, lo que, en su opinión, "normaliza la violencia como forma de comunicación".

Cómo actuar tras una tragedia

En relación con cómo debe actuar la comunidad educativa, Muñoz recomienda ofrecer espacios de contención emocional y acompañamiento al alumnado. "Es importante permitirles expresar lo que sienten, hablar de lo ocurrido y trabajar la reparación", explica. Añade que el trabajo posterior debe centrarse en la "mediación, la educación en valores y la promoción del respeto dentro de las aulas".

Entre las medidas que considera urgentes, la psicóloga menciona "reforzar la formación del profesorado en mediación y resolución de conflictos", así como "aumentar la presencia de personal especializado en los centros". "El profesor no puede ser también psicólogo, porque no es su función", subraya.

Finalmente, lanza un mensaje a las familias. "Ante la mínima sospecha, hay que actuar con calma, sin juicios ni gritos, explorando con curiosidad lo que ocurre". Recomienda contactar de inmediato con el centro educativo y recuerda que existe un teléfono de atención a las víctimas de acoso escolar (900 018 018), gratuito, confidencial y disponible las 24 horas.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último