Ecologistas en Acción afirmó ayer que la llegada a la capital andaluza del crucero de lujo AzamaraJourney el pasado 22 de agosto demuestra que "no es imprescindible" un nuevo dragado del Guadalquivir para que la profundidad del canal de navegación pase de 6,5 metros a ocho.

En un comunicado, el grupo ecologista recuerda que uno de los principales argumentos del puerto de Sevilla y otros sectores de la ciudad para justificar el dragado era la necesidad de permitir el paso de cruceros y los consiguientes beneficios económicos que supondrían para la ciudad.

"Esos argumentos han quedado invalidados" con la llegada la semana pasada del crucero de lujo Azamara Journey y la prevista para el próximo mes de octubre de un buque de las mismas características, el Azamara Quest, subrayan los ecologistas.

Por el canal de navegación actual de 6,5 metros de profundidad pueden navegar cruceros de ese tipo, con un calado de 5,8 metros, sin necesidad de acometer un nuevo dragado que "es a todas luces inviable desde el punto de vista medio ambiental", afirma Ecologistas en Acción. Estos cruceros son los habituales por su tamaño en las islas del Caribe o en las islas griegas, y por sus características de servicio con una ratio de un tripulante por cada dos pasajeros son los más exclusivos y los que desplazan a un turismo con mayor poder adquisitivo, con pasajes de entre 2.800 y 4.700 euros.

Por ello, los ecologistas insisten en que el Puerto de Sevilla se debería de especializar en captar este tipo de turismo de lujo y olvidarse de los cruceros masivos y económicos, que no se adaptan a las características de navegación como el Guadalquivir.

Además, indican que Sevilla debería renunciar al dragado de profundización para dejar que otros puertos marítimos andaluces sean los que reciban los barcos de gran tonelaje.

Para Ecologistas en Acción es necesario, "de una vez por todas", que se tomen las medidas que la comisión de expertos indicó para la restauración del río, como el aumento y mejora de los caudales de agua dulce que hasta ahora aporta el río al estuario, la recuperación de llanuras mareales, la conexión de los brazos del río con su cauce principal o actuar en toda la cuenca para disminuir los sedimentos, los pesticidas y los vertidos sin depurar que llegan al río.

"Y, sobre todo, una gestión integral del río y el estuario, que contemple como una unidad los usos que sobre él se plantean y coordine las actuaciones de las distintas administraciones con competencias e incidencias en el Guadalquivir", han concluido.

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