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Los dermatólogos detectan más casos de sarna en Sevilla

Un caso de sarna diagnosticado en un niño en la consulta del doctor Conejo-Mir.

Un caso de sarna diagnosticado en un niño en la consulta del doctor Conejo-Mir. / M. G.

Los efectos de la pandemia del coronavirus van más allá de los directamente relacionadas con esta enfermedad o con los que tienen que ver con la economía. Su impacto en los centros sanitarios, con la saturación que causó el Covid-19 en los peores momentos de la crisis, y las severas restricciones que han sido necesarias, como los estrictos confinamientos, se han convertido en un cóctel que han traído consigo que se haya incrementado la presencia de otras dolencias. Una de esas enfermedades es la escabiosis, más conocida como sarna, que ya estaba desatendida antes de 2020 y que se trata de una afección cutánea contagiosa provocada por ácaros que generan intensos picores.

"Los diagnósticos de sarna nunca han desaparecido de las consultas de los dermatólogos, aunque se detectaban de manera residual y con poca frecuencia", afirma al respecto el dermatólogo del Hospital Virgen del Rocío, Julián Conejo-Mir. Durante la pandemia de coronavirus, sobre todo en los meses de confinamiento, este trastorno que se manifiesta en la piel y que está asociada "en un 95% de los casos" a una transmisión sexual, según el especialista, se ha incrementado "enormemente". "Sospechamos que por el hacinamiento durante la pandemia, la convivencia de personas en espacios pequeños con un mayor contacto o el aumento de relaciones sexuales han podido influir en el aumento de casos", manifiesta el especialista.

Los estudios y diagnósticos de sarna en el Virgen del Rocío se han llegado a "multiplicar por 10 o por 15", sobre todo, "desde después del verano", concreta el dermatólogo. Para los especialistas es fácil de diagnosticar, ya que la lesión que aparece en la piel es inconfundible a simple vista o con la utilización de un dermatoscopio, que es una especie de lupa con luz incorporada. "Sólo con escuchar al paciente ya la sospechamos. Con una lupa se pueden ver perfectamente el túnel por el que va el ácaro. Es como una galería que deja el bicho cuando camina en la piel", especifica.

"La sarna no tiene nada que ver con hábitos poco higiénicos; se transmite en contacto piel con piel”

A ello hay que sumar que el estigma social que acompaña a la enfermedad provoca que muchas veces haya casos no declarados por vergüenza, o que se identifican tarde, retrasando y complicando el tratamiento. "Su presencia no tiene nada que ver con hábitos poco higiénicos. Se pega con un contacto directo piel con piel en la mayoría de casos", destaca. Además, es una lesión directamente vinculada al amontonamiento de personas en un mismo lugar. "Durante la pandemia y el confinamiento, las familias se han visto obligadas a vivir juntas durante mucho tiempo. La mayoría de los pacientes a los que le detectamos esta enfermedad ahora son casos que se empezaron a finales del año pasado o principios de 2021 por el retraso de las consultas de los pacientes a los especialistas", manifiesta.

La lesión asociada a este ácaro, denominado Sarcoptes scabiei var hominis, causa picor, irritación y sarpullidos y su aparición es progresiva. "El problema que tiene la sarna es que tiene un periodo de incubación, por eso la estamos viendo más ahora. Cuando tu contagias la sarna normalmente transmites los huevos de los ácaros y eso tiene un ciclo aproximado de 21 días, en torno a tres semanas, para que empiece a dar los síntomas. Además, estos empiezan muy leves, con un picor que puede incluso pasar desapercibido. Es ya al cabo de los tres o cuatro meses cuando los picores son más intensos", explica . 

Los médicos asocian el aumento de casos a los estrictos confinamientos aplicados por el Covid

El especialista destaca la localización de estas lesiones en zonas "muy características". "No pica ni el curo cabelludo ni la cara, los picores aparecen en sitios muy especiales como las zonas genitales, si el contagio ha sido por contacto sexual, pero aparece también en las muñecas, en los tobillos, en las mujeres en las mamas y, peculiarmente, en las plantas de las manos y de los pies en el caso de los bebés y niños pequeños, al estilo de lesiones de púrpura", explica. "Precisamente se están dando muchos casos en niños que suele ser más raro", añade.

En cuanto a su tratamiento, la sarna se trata con permetrina, una pomada que se debe aplicar una vez a la semana durante todo el tiempo que dura la incubación de los huevos de los ácaros para conseguir eliminarlos en su totalidad. No obstante, avisa el doctor, en la actualidad se está teniendo que recurrir en muchos casos a la ingesta por vía oral de ivermectina, un fármaco necesario para combatir la sarna cuando está muy inveterada o arraigada, "por la tardanza de los pacientes en acudir a consulta", agrega el dermatólogo.

Por último, Julián Conejo-Mir alerta del aumento de casos de acarofobia entre sus pacientes, como efecto directo del mayor volumen de sarna. "Es algo que vemos los dermatólogos casi en la mitad de los pacientes que han tenido sarna y, aunque están curados, tienen la sensación de que el ácaro va andando por la piel como si fuera un animalito. Eso puede explicarse en la obsesión de estas personas en prolongar el tratamiento, que no deja de ser a través de insecticidas, y lo que hacen es irritar más la piel, de ahí los picores", concluye.

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