Los detectives hallan hasta un 25% de fraude en admitidos en la concertada
Los mayores engaños se cometen en la documentación del domicilio familiar · Muchos inmigrantes censan a sus hijos en el hogar donde trabajan · Las agencias suelen investigar cerca de 30 casos al año
Todo por conseguir una plaza en un colegio concertado. Cada año saltan a la luz pública más casos de fraudes cometidos por los padres en el proceso de escolarización para que sus hijos puedan entrar en un centro de estas características. Domicilios falsos, separaciones matrimoniales fingidas, historiales médicos antiguos... Son artimañas que se van conociendo a lo largo de estos meses, una vez que la delegación de Educación comience a indagar las denuncias sobre los presuntos fraudes cometidos en las listas de alumnos admitidos.
Mientras que este procedimiento se pone en marcha, varias plataformas de padres de alumnos que se han quedado sin plaza en los concertados y matrimonios a título personal se adelantan a la investigación policial y comienzan sus indagaciones particulares contactando con las agencias de detectives. Contratar este servicio tiene un coste medio de 350 euros. El informe de un detective es una prueba pericial acreditada que sirve para presentar un recurso contencioso-administrativo. Sin embargo, lo cierto es que mientras el recurso prospera el alumno investigado sigue ocupando la plaza y es difícil que una vez dentro del centro la pierda.
Una de las agencias que más años lleva detectando este tipo de fraudes es Manel Detectives. Manuela Martín -detective- y Agustín Martínez -asesor jurídico de la agencia- han podido constatar que el 25% de los alumnos de cada clase de los colegios concertados logran plaza con datos falsos. Una conclusión que también extraen otras agencias con las que mantienen relación.
Desde hace un mes son varias plataformas y padres los que han requerido sus servicios. Por el momento son una treintena de solicitudes las que han recibido. De todas ellas se hace una selección, según el tipo de documentación que presuntamente se ha falsifificado y que pueden demostrar. "Un detective sólo averigua fraudes cometidos en el domicilio, en familias monoparentales y, ya con menos probabilidad, en los certificados médicos", puntualiza Agustín.
Suele ser el domicilio familiar y laboral (que otorgan 10 puntos en la baremación) donde se presentan la mayor cantidad de documentos falsos. Lo más recurrente es empadronarse en la casa de los padres o de un amigo. Pero aquí es fácil detectar el engaño. "Es muy complicado que alguien transforme todos sus hábitos para fingir que ha cambiado de domicilio. Habrá un momento que se le pille", señala Martínez. Para comprobarlo Manuela y varios detectives de la agencia permanecen apostados cerca de la vivienda que se ha presentado como domicilio familiar hasta comprobar que ni el alumno ni el resto de sus familiares duermen allí. Se toman fotos por la mañana y la tarde, momentos en los que la familia tiene que salir para el trabajo y regresar de él.
Otro fraude que se está generalizando es el de empadronar a los hijos de los inmigrantes que trabajan como personal de servicio en el domicilio laboral. "Ahora pueden presentarlo como residencia laboral -indica Manuela- pero hubo un caso en el que una madre suramericana censó a su familia en la casa donde limpiaba y su hijo obtuvo plaza en los Padres Blancos sin tener domicilio estable". Una de las pesquisas para comprobar el fraude es recurrir al lugar de matriculación del vehículo. Pero ante mayor control, mejor perfeccionamiento. Así, se eliminan de los buzones de correo los nombres de los propietarios de un inmueble, se subarrienda una habitación en una vivienda alquilada, o incluso se pasan largos periodos viviendo en la casa de un familiar o amigo para acreditar que es el domicilio habitual.
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