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El fentanilo como salvavidas: "Hace que el dolor sea soportable"

El fentanilo como salvavidas: "Hace que pueda vivir con dolor"

El fentanilo como salvavidas: "Hace que pueda vivir con dolor" / M. G.

La sevillana Sonia Cruz, de 45 años, convive con dolores insoportables. Tras superar un cáncer de mama y ser sometida a una mastectomía y extirpación total de los ganglios, sufriendo, además, daños en los nervios del pecho, brazo, axila y espalda a causa de la cirugía, vivir con dolor se ha convertido en parte de su rutina diaria desde hace casi ocho años. Un dolor intenso, cambiante, desesperante y casi invalidante, que afecta gravemente, no sólo a su salud física, también a su salud mental.

Para aliviarlo, lo ha intentado todo. Le propusieron pasar por el quirófano con la idea de bloquear los nervios dañados, pero sin garantías de éxito. Así fue probando tratamientos sin avances. Y así es cómo llegó a su vida el fentanilo. Un fuerte analgésico del grupo de los opioides, similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente, que lleva décadas empleándose en los hospitales españoles para tratar el dolor agudo pero, hasta hace muy poco, un gran desconocido para la mayor parte de la sociedad. Ahora, está en boca de todos. Las dramáticas consecuencias de su abusivo consumo ilegal en EEUU, que ha provocado miles de muertes por sobredosis, lo han banalizado. Imágenes de personas tiradas por las calles a consecuencia de su consumo llevan meses dando la vuelta al mundo. Nada que ver con el uso terapéutico que hace de él esta sevillana a la que esta sustancia le está "ayudando a vivir con dolor".

El nombre detrás de este testimonio es ficticio, pero la historia que cuenta es muy real. En el relato de su propia vida, la paciente cuenta que desde hace varios años sufre dolor crónico tras un cáncer de mama, con mastectomía, extirpación total de los ganglios y daños en los nervios del cuadrante superior izquierdo causados por la cirugía, seis meses de quimioterapia y una treintena de sesiones de radioterapia.

Derivada a la Unidad del Dolor del Hospital Virgen del Rocío, le dieron la opción de volver a pasar por el quirófano para bloquear los nervios dañados, algo de cuyo éxito no le dieron entonces demasiadas garantías y que, además, no podría abordarse hasta la reconstrucción de la mama, cosa que se demoró varios años.

"Entonces me prescribieron un medicamento para el dolor neuropático periférico, Gabapentina, que aún tomo, y una dosis elevada de fentanilo, en formato sublingual, para los picos de dolor. Pero éste último básicamente me tumbaba. Me desplomaba la tensión, me dejaba medio zombi y ni siquiera me quitaba el dolor salvo de forma muy fugaz. Tras varios ajustes de dosis sin mejorar resultados el médico que me llevaba decidió probar con los parches", explica la sevillana, que comenta también que, tristemente, te acostumbras a vivir con dolor, aunque reconoce que sustancias como el fentanilo ayudan bastante en el día a día.

"No me quita del todo el dolor, solamente lo atenúa, pero al menos hace que sea manejable, que pueda vivir con él. Hay días que lo paso peor y el dolor es desesperante y casi invalidante, pero en general, aunque el dolor es constante y sigue ahí, es soportable", relata.

Sobre la grave crisis que atraviesa Estados Unidos, donde el fentanilo ha causado una importante epidemia y que, irremediablemente, ha activado las alertas también en nuestro país, la paciente reconoce que, la llegada de estas noticias demuestran que "evidentemente hay un problema con su uso descontrolado", el cual, de momento, no ha llegado a España, ya que la mayoría de las personas que consume esta sustancia, es por prescripción médica. No obstante, lamenta que ese alarmismo pueda "permear" en las autoridades sanitarias y acaben "restringiendo aún más de lo que ya lo está el acceso a medicamentos que, bien pautados y bien utilizados, son necesarios para muchas personas que sólo con ellos aliviamos, aunque sea un poco, nuestras dolencias", argumenta.

Esta sevillana es sólo un ejemplo entre los cerca de 50.000 andaluces (47.362, concretamente) que consumen fentanilo, u otro tipo de opioides de similares características, bajo prescripción médica, según datos de la Consejería de Salud y Consumo, que recientemente ha puesto en marcha un plan para identificar a pacientes adictos a estos fármacos e iniciar un proceso de deshabituación.

En el caso del fentanilo de liberación inmediata, la Junta de Andalucía implantó en 2021 el procedimiento de visado de receta –autorización que tiene que dar la inspección de farmacia– para vigilar su dispensación y consumo. Gracias a esta herramienta, el consumo de fentanilo se ha reducido un 0,4% en 2022, según la Consejería de Salud. Aún así, hasta el mes de mayo, un total de 69 personas estaban en tratamiento en la comunidad andaluza por el abuso de este opiáceo, 38 hombres y 31 mujeres, según los datos de la Red Pública de Adicciones de Andalucía (SIPASDA).

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