La juez reabre el caso de la niña autista herida en un incendio en Sevilla
El juzgado de Instrucción 14 admite el recurso de la acusación particular para que se investigue el abandono de la menor
La pequeña, de cuatro años, estaba en la vivienda con el compañero de piso de la madre sin que éste lo supiera
En el piso, ubicado en la calle Samaniego, se encontraron estupefacientes y útiles para la preparación de drogas
El juzgado de Instrucción número 14 de Sevilla ha reabierto el caso de la niña de cuatro años que resultó herida grave el pasado mes de marzo en un incendio la calle Samaniego. Se investiga un presunto abandono de la menor por parte de la madre, que dejó supuestamente a la niña en su casa junto con su compañero de piso. La vivienda funcionaba como punto de venta y fumadero de drogas. La niña sufrió quemaduras en el 47% de su cuerpo.
En un principio el caso se archivó, ya que había unas sospechas de una agresión sexual al apreciarse un color rojizo en la orina de la niña. Se activó el protocolo de agresiones sexuales, pero este extremo se descartó tras las numerosas pruebas realizadas. El color de la orina era compatible con uno de los medicamentos que se le administraron a la menor para mejorar su respiración tras el incendio. Todos los análisis forenses que se le hicieron a la niña dieron resultado negativo. No se apreciaron lesiones en sus zonas íntimas.
Tras estas pruebas, el juzgado decretó el sobreseimiento de las actuaciones. Sin embargo, el padre de la menor (representado por el abogado Javier Jaenes, del bufete Montelirio) presentó un recurso solicitando que se investigara al menos a la madre por abandonar a su hija. La madre se había marchado a pasar un rato con su novio dejando a la pequeña con su compañero de piso, que estaba dormido y no sabía nada (y que a la postre fue la persona que rescató a la niña con vida), en una vivienda en la que se encontraron sustancias estupefacientes.
Los padres de la niña estaban separados y no tenían régimen de visitas ni ningún acuerdo firmado. Tienen dos niñas en común, una mayor que vive con la abuela materna, y la menor, que reside habitualmente con el padre. La madre pidió al padre que le dejara a la niña unos días y éste accedió. Fue en esos días cuando se produjo el incendio, que tuvo lugar a primera hora de la tarde del 18 de marzo de 2023 en un bloque de la calle Samaniego, cerca de la estación de Santa Justa.
Se desconoce cómo se inició el fuego, pero sí se sabe que tres días antes la madre había sorprendido a la niña quemando un colchón con un mechero. La madre se ausentó para pasar unas horas con su novio y dejó a la niña en la vivienda, en la que estaba durmiendo el compañero de piso. Tanto la madre como este compañero son consumidores habituales de estupefacientes y se encontraron drogas en el piso.
La niña salvó la vida gracias precisamente a que el compañero de piso, que acababa de salir por su propio pie del piso, se dio cuenta de que la menor podía estar dentro y entró a por ella. Cuando llegó al hospital Virgen del Rocío, tenía el 47% de su superficie corporal quemada y llevaba la cara, los brazos, las piernas, el tórax y el abdomen vendados. La menor padece un trastorno del espectro autista y no habla.
La Policía Nacional encontró en la vivienda un paquete con 36,20 gramos de hachís, entre otras sustancias que podrían ser estupefacientes y de corte, así como una báscula de precisión para el pesaje de drogas y una trituradora con restos de hojas de marihuana. Igualmente, en el atestado, la Policía hizo una descripción de la vivienda, que se encontraba en "un deplorable estado de conservación, sin reunir los requisitos mínimos de salubridad e higiene, así como de organización indispensables para el desarrollo normal de la vida cotidiana".
Relatan los agentes que el mobiliario estaba destrozado, "con estantes de TV, puertas de armario, mamparas de baño y estanterías fracturadas o tirados por el suelo". En las habitaciones habían colchones por el suelo, "en contacto directo con la suciedad del mismo". Esta suciedad era habitual en toda la vivienda, "encontrándose botellas de alcohol (litronas de cerveza y licores), bolsas de basura y restos de consumo de todo tipo de estupefacientes (cigarros tipo porro, bolsitas redonda típicas de gramo de cocaína)". Además, la ropa estaba desordenada y tirada por el suelo. Para la Policía, todos estos eran indicios de una "actividad ilícita relacionada con el tráfico de drogas".
Tras el primer archivo del caso, el abogado Javier Jaenes presentó un recurso contra esta decisión. El documento del letrado que representa al padre de la niña herida se centra en la cuestión del abandono de la menor por parte de la madre. Recuerda el abogado que se está investigando a una madre que "dejó sola en la vivienda por varias horas" a una menor con espectro autista severo, que el piso salió ardiendo, que en él había drogas y que la niña sufrió quemaduras en buena parte de su cuerpo.
"Lo que realmente debiera investigarse aquí, y por tanto depurar responsabilidades, es que la madre conocía y sabía que una menor de cuatro años de edad con autismo severo, encontrándose en soledad, tendría acceso a las citadas sustancias estupefacientes y útiles que se encontraron en la vivienda, o bien autolesionarse por el resto de elementos que existían", apunta el recurso de Jaenes. El abogado recuerda que "el deber de cuidado de un progenitor lo es durante las 24 horas del día" cuando la menor se encuentre con él.
"Dicho abandono temporal de la menor trajo como consecuencia que sufriera quemaduras de gravedad de tercer grado en el 47% de su superficie corporal y su posterior ingreso hospitalario en el Virgen del Rocío durante meses y de cuyas lesiones sigue recuperándose a día de la fecha y con las importantes secuelas que tendrá de por vida", concluye el recurso de la acusación particular, estimado por la juez del caso.
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