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La mujer del policía Casimiro se desploma durante su declaración en el juicio

  • La esposa del policía local se ha desvanecido después de llevar una media hora respondiendo a las preguntas sobre el asalto de su casa

  • "Fue terrorífico, mi marido iba chorreando sangre, pensé que lo habían matado", ha dicho antes de desmayarse

La sala de vistas, con Casimiro Villegas a la izquierda y los cuatro asaltantes a la derecha.

La sala de vistas, con Casimiro Villegas a la izquierda y los cuatro asaltantes a la derecha. / José Ángel García

La mujer del policía local de Sevilla Casimiro Villegas ha sufrido un desvanecimiento durante su declaración como testigo en el juicio que se sigue en la Audiencia de Sevilla contra su marido y los cuatro asaltantes de su casa. La pareja del agente llevaba aproximadamente media hora respondiendo a las preguntas de las partes cuando se desplomado y ha caído al suelo desde el asiento en el que se encontraba prestando declaración.

La testigo había respondido ya a las preguntas de la Fiscalía, de su abogada y del letrado de su marido, y se encontraba respondiendo a las cuestiones planteadas por el representante jurídico del cabecilla de los asaltantes. El abogado se mostró muy incisivo con la testigo, a la que empezó preguntando si estaba casada o no con Casimiro, algo que la juez tuvo que cortar. Después aseguró que la mujer había incurrido en contradicciones con su declaración durante la fase de instrucción. La testigo, muy nerviosa, acababa de explicar que "a su marido le tendieron una emboscada en el juzgado y le hicieron preguntas como si se tratara de un narcotraficante".

El abogado insistió en que, durante la instrucción, la testigo había dicho que su marido regresó dos veces al dormitorio y no una, como ha dicho este miércoles, y la juez pidió que se le mostraran los folios del sumario con esta declaración. En ese momento, la testigo, presa de una gran agitación y entre sollozos, se ha desvanecido y caído al suelo. Su marido, que se encontraba sentado a dos butacas, y varias personas del público, la han incorporado, mientras que la juez ha ordenado que se desaloje la sala. La mujer ha sido atendida dentro de la sala en un primer momento y después ha sido trasladada al exterior, donde está previsto que la examine un médico forense.

Antes, la testigo había declarado durante aproximadamente media hora. A preguntas del fiscal, había descrito así el asalto: "Fue terrorífico. No paraba de escuchar gritos de los asaltantes, que decían continuamente 'dispara y mátalo'. Pensé que a mi marido lo habían matado. Lo vi entrar en el dormitorio. Iba chorreando sangre. Me dijo que nos estaban atacando, que permaneciera en la habitación y llamara al 112. Yo me oriné de miedo".

La pareja del agente ha abierto este miércoles la cuarta sesión del juicio que se sigue en la Sección Tercera de la Audiencia contra el policía local, a quien le piden 20 años de cárcel, y a los cuatro ladrones, a los que se les solicitan penas de entre 3 y 5 años. La testigo ha comparecido con una mampara de protección para impedir que fuera vista por los presuntos asaltantes de su casa.

Antes de desvanecerse, la mujer había tenido que interrumpir durante varias veces su declaración, especialmente cuando recordó los momentos del asalto, en los que rompió a llorar y se mostró muy nerviosa. Desde que se produjo el tiroteo en su casa, ha desarrollado un trastorno de estrés postraumático que le ha causado un hipotiroidismo. Ha engordado más de 25 kilos en estos ocho años y sigue precisando tratamiento psiquiátrico. "Tomo ocho pastillas al día. Soy incapaz de concentrarme en nada. Tuve que dejar las oposiciones que estaba preparando":

La esposa de Casimiro Villegas añadió que sigue con muchas secuelas. "Me despierto todas las noches a las tres de la madrugada con pesadillas, y oigo los gritos de 'dispara y mátalo' y los ruidos de la pelea. No puedo estar sola en casa. Estoy todo el día con un pellizco en el estómago y siempre creo que hay alguien en la casa. Cuando llega la noche paso mucho miedo".

La testigo ha explicado que, en el momento de los hechos, llevaba dos años de relación con Casimiro Villegas. Desde hacía dos meses ya vivía con él en su casa de la urbanización Casquero, en Dos Hermanas. Sobre las tres de la mañana del 29 de marzo de 2011, escuchó un ruido metálico que la despertó. Habló con su marido y éste salió a comprobar si se había dejado alguna ventana abierta porque otras veces se había colado algún pájaro o un ratón.

"Doy gracias a Dios porque aquella noche fue él quien salió. Yo había salido otras veces. Si llego a ser yo la que salgo aquella noche, a mí me habrían matado". A partir de ahí, escuchó los pasos de su marido hasta que al rato oyó "un porrazo" y después "más golpes". "Después vinieron los gritos de 'dispara y mátalo' y un gruñido fuerte, como de lucha. 

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