Una actuación sencilla pero de buen resultado. El monumento a Miguel de Cervantes en la calle Entrecárceles ya luce sin contaminación visual. La remodelación del entorno emprendida hace un mes por el Ayuntamiento ha finalizando, devolviendo todo el protagonismo de este entorno privilegiado a la escultura realizada por Sebastián Santos Rojas en 1974. La actuación ha consistido en dar el doble de anchura a la acera, colocando unos marmolillos de granito para evitar la invasión de los vehículos.

El monumento al Príncipe de los Ingenios se encuentra en un lugar privilegiado y muy simbólico. La ciudad quiso homenajear con esta obra al escritor que estuvo preso en la vecina Cárcel Real, lugar en el que la tradición cuenta que comenzó a escribir el Quijote. A pesar de este lugar destacado, la escultura pasaba muy desapercibida.

El espacio, en la bifurcación de las calles Entrecárceles y Francisco Bruna, a escasos metros de la antigua Audiencia y de las Casas Cosistoriales, ya inició su transformación hace dos años con la retirada a través de Lipasam de los contenedores de recogida neumática que provocaban un importante impacto visual en el monumento y que contribuían a generar problemas de limpieza o de residuos que no se depositaban correctamente.

El monumento a Cervantes entre dos camiones estacionados en la carga y descarga de Entrecárceles.

El siguiente paso dado por el Ayuntamiento ha sido la ampliación  del espacio peatonal frente al monumento eliminando la superficie ocupada hasta ahora por los vehículos de carga y descarga. La pavimentación de los espacios afectados se ha acometido con el mismo material al de la solería existente, compuesta por piezas de granito gris flameado de 35 x 35 centímetros colocadas a cartabón. Por último, con objeto de preservar el monumento, se han instalado en su frente siete marmolillos de granito, similares a los existentes en su entorno más cercano, con el anagrama de la ciudad. 

Que el monumento a Cervantes luzca hoy liberado se debe en buena parte al impulso y el empeño de un nutrido grupo de ciudadanos que crearon una plataforma con apoyo de diversas instituciones y unas 300 personas de la sociedad civil. Durante años han dirigido escritos al alcalde y mantenido reuniones con diversos grupos políticos y otras autoridades municipales. Una de esas acciones fue la celebración de una mesa redonda en el Ateneo con asistencia de importantes personalidades de la cultura sevillana y en la que participó Rafael Raya Rasero, autor del libro Sevilla en dos centenarios cervantinos 1916-2016, miembro de la Asociación Internacional de Cervantistas, e impulsor de esta modificación del entorno del monumento.

La intervención, que ha contado con un presupuesto de 18.000 euros, está todavía pendiente de recepción por parte del Ayuntamiento.