El Presupuesto de Sevilla para 2026: ¿cuestión de confianza o prórroga?

El Macero

Los constantes desencuentros entre Feijóo y Moreno con Abascal complican a Sanz la aprobación de las cuentas de la ciudad con Vox

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Sanz entrega un 'pendrive' a Peláez con el Presupuesto de la ciudad para 2026. / M.G.

Año y medio para las elecciones locales. Hay prisas en el gobierno municipal por sacar adelante las cuentas de la ciudad para el año que viene. José Luis Sanz apuesta por repetir la fórmula del año pasado, acordarlo con Vox a cambio de un pacto de estabilidad en el que los dos grupos políticos ganen de cara a los sevillanos. Quiere aprobar el Presupuesto “sí o sí”. La formación de Santiago Abascal no lo tiene tan claro como el alcalde popular. Y más después de que en los últimos días, declaraciones tanto de Alberto Núñez Feijóo como de Juanma Moreno, hayan aumentado unas diferencias cada día más irreconciliables.

La hostilidad entre los dos partidos de la derecha no tiene techo. El líder nacional del PP ha querido marcar distancias con una escalada verbal en la que apuntó que, a Vox, se le ha “ido la pinza” con el PSOE y alineó a su jefe con Bildu y los independentistas por plantar al Rey Felipe VI en el acto del 12 de octubre. Abascal, por su parte, señaló que Feijóo se ha debido de dar “un golpe en la cabeza” por esas afirmaciones. En clave andaluza, el presidente de la Junta ironizó que le “sorprende muchísimo que un grupo como el de Vox, que en otras ocasiones ha denostado a las mujeres, ahora se preocupe tanto por ellas”. Minutos antes recibió críticas en el Parlamento por los fallos en el sistema de comunicación de los cribados del cáncer de mama.

¿Y qué tiene esto que ver con el Presupuesto de Sevilla para 2026? La cúpula nacional de Vox tiene mucho peso en las decisiones locales, y ya suena en los mentideros que pedirán a Sanz que se distancie de su partido públicamente o no respaldarán las cuentas. Ante esta tesitura y la dificultad de pastar con la izquierda, al primer edil sólo le quedaría usar la segunda bala de someterse a una cuestión de confianza vinculada a las cuentas (lo que supondría un fuerte desgaste para su figura y el riesgo de un cambio de gobierno) o prorrogar los presupuestos de este año.

La puesta en escena con las cifras “históricas” y los pendrives a los partidos de la oposición va por otro camino.

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