Sevilla

Ni rastro del 'mapping' de Zoido

  • Estreno del bello espectáculo circense que se celebra en las 'setas'.

"¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?" La reflexión de Cernuda en su libro Ocnos sirve de entrada al espectáculo circense que ayer se estrenó en las setas de la Encarnación. La pregunta del poeta sevillano sigue sin contestarse. Por contra, a lo que sí responden los responsables de esta novedad navideña es sobre cuánta gente cabe en la plaza para ver el espectáculo de texto cernudiano: entre 25.000 y 30.000 personas por pase. El de ayer, a las 20:00, registró tres cuartos de entada. El público se concentró especialmente en la parte sur, la comprendida entre Puente y Pellón y el Metropol Parasol, mientras que en la más cercana a Regina había algunos huecos libres.

Media hora antes de que comenzara, ya resultaba difícil transitar por Laraña. Un tapón de personas que esperaban de pie, como si fuera a salir una cofradía, impedía el libre tránsito de peatones por esta vía que desde el pasado viernes está cortada al tráfico. Algunos de los accesos a la Plaza Mayor estaban regulados por personal de seguridad privada. En uno de ellos sólo se permitía el paso a personas discapacitadas y a quienes bajaban. Como en todo buen espectáculo que se precie, también había zona acotada para la prensa e invitados vips.

Para extremar las medidas de seguridad ante la aglomeración de personas, todos los bares han de retirar los veladores cada tarde una hora antes del primer pase, lo que, a buen seguro, no habrá contentado demasiado a los dueños de estos establecimientos en unas fechas en las que la recaudación es bastante fructífera.

El comienzo del espectáculo de ayer fue puntual. A las 20:00 salieron a escena los diez participantes. Cinco eran acróbatas y otros cinco se encargaban de tirar de las cuerdas que sujetaban a sus compañeros que, enfundados en trajes rosas, realizaban estudiadas piruetas en el aire tras una semana de ensayo. Como complemento, luces e imágenes sobre las setas y una música inspirada en las óperas más conocidas, sin olvidar cierta alusión al flamenco. Papelillos y globos ponen el punto final a este espectáculo de doce minutos que nada tiene que ver con el mapping de Zoido y sí mucho con el circo. Con el mejor circo.

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