La polémica por la encuesta de evaluación del profesorado estuvo ayer muy presente en el Claustro de la Universidad de Sevilla. Su rector, Antonio Ramírez de Arellano, reconoció el "desconcierto" del personal docente ante esta práctica que, recordó, "no es una opción, sino una obligación legal". Como ya publicó este periódico, existe un importante malestar en un sector del profesorado debido a que consideran el nuevo sistema propuesto por el Rectorado para realizar dichas encuestas como "humillante", ya que supone que un estudiante acompañe y controle al profesor durante el proceso de realización y entrega de dichos cuestionarios.

"Hemos perdido la calma a la hora de analizar este asunto" aseguró el rector, quien recordó la oposición histórica del profesorado a esta práctica que está recogida en los Estatutos de la Hispalense. Además, se lamentó de que la Universidad de Sevilla sea "una de las pocas o la única" que aún no ha podido acreditar su sistema de encuesta ante la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), lo que "puede tener efectos negativos en nuestros estudiantes, profesores más jóvenes y titulaciones", debido a que "no podemos poner en valor la excelencia de nuestros docentes y nuestra oferta".

Respecto a los cambios en el sistema de realización de las encuestas, que entre otras cosas supondrá un importante ahorro al prescindir de los servicios de la empresa pública Centro Andaluz de Prospectiva, aseguró que "todas las opiniones serán bien recibidas y habrá flexibilidad a la hora de aplicarlo, pero hay que tener en cuenta que es una cuestión técnica". En este sentido recalcó que, ahora, "el proceso está bajo nuestro control", lo que consideró como algo positivo.

El rector de la Hispalense no tuvo reparos en decir que "la evaluación no ha calado en el profesorado".