Sevilla

Los 'selfies' contagian los piojos

  • El roce del pelo para hacer el autorretrato en el móvil se ha convertido en una de las principales fuentes de infección. El centro Pipiolos usa una técnica pionera contra el parásito.

La moda de los selfies incentiva el contagio de los piojos. No se trata de una exageración. Es una realidad que constata cada día Encarna del Mazo, directora de Pipiolos, un centro sevillano que abrió sus puertas en otoño de 2012 y que desde entonces está especializado en el tratamiento de la pediculosis. "Es en las adolescentes en las que el contagio de los piojos resulta ahora más habitual al rozar sus melenas para hacerse un selfie con el móvil", explica Del Mazo, que alerta del uso moderado que hay que hacer de los autorretratos para evitar una mayor infección.

Con su centro se han puesto en contacto numerosos colegios y campamentos de verano para seguir una serie de recomendaciones en aras de evitar la pediculosis. La directora de Pipiolos echa mano de un consejo habitual en estos casos: "Al igual que en las aulas y en los hogares se enseña a los niños a mantener una higiene bucodental, es igual de necesario inculcarles una higiene capilar adecuada". Para ello, además de lavar el pelo todos los días con champú y aplicar lociones para desparasitarlo en caso de detectar piojos, es conveniente usar un peine especial llamado lendrera, que, compuesto por púas finas y espesas, ayuda a que se desprendan las liendres del cabello. Este utensilio se convierte en la herramienta más eficaz para acabar con el parásito.

Pipiolos es el primer centro de Sevilla que usa un procedimiento novedoso para el tratar la pediculosis sin emplear productos químicos. Utilizan una técnica importada de la universidad estadounidense de Utah. Se trata del método Lousebuster, que consiste en un impulsor de aire caliente que acaba con la vida del parásito en sus tres fases: huevo, ninfa y maduro. Luego se utilizará la lendrera para no dejar ningún insecto muerto o sus crías en el pelo. La sesión completa dura entre 40 y 60 minutos y con ella se elimina más del 95% de los piojos.

El otro método que también se emplea en Pipiolos es el denominado LiceSnatcher, que consiste en la extracción del piojo mediante el uso de una lendrera aspiradora, seguido de una inspección ocular y la retirada manual de las liendres. Esta sesión es de 90 minutos. En ambos casos se excluyen las lociones u otros productos químicos, ya que los piojos han desarrollado una resistencia considerable a los insecticidas.

Más de 35 niños pasan por el centro Pipiolos a la semana para que les desparasiten su cuero cabelludo. Como en el caso de las pulgas y las garrapatas, el contacto entre los alumnos es la vía rápida de contagio de la pediculosis. "No importa que el colegio esté situado en un barrio de clase alta o en otro de peores condiciones económicas. Los piojos atacan por igual", explica Del Mazo, que incide en que "un niño puede estar muy aseado pero su pelo infectarse de piojos por haberse contagiado de otro".

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