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El último alfarero se marcha de Triana

Antonio Campos en su talle de la calle Alfarería

Antonio Campos en su talle de la calle Alfarería / José Ángel García

Triana ya es menos alfarera. El barrio, cuna de este "oficio noble y bizarro", ha perdido a su último artesano. Las puertas del taller de Antonio Campos, en la calle Alfarería, han cerrado. El último alfarero de Sevilla ha apagado el torno, ha cogido las herramientas de modelar y se ha marchado al Polígono El Manchón, en Tomares.

La comodidad se ha impuesto al romanticismo, aunque ha hecho todo lo posible por permanecer en el local que ha ocupado durante más de 30 años. No descarta volver algún día a Triana. Es su deseo, pero para ello se tienen que dar una serie de complicadas circunstancias.

El torno de Alfarería 22 se paró hace dos meses. Desde entonces, Antonio Campos y sus hijos, que han heredado el oficio, crean en El Manchón, concretamente en la calle Tarifa 38, un lugar que no es ajeno del todo al barro, puesto que cerca se encontraban las antiguas fábricas de ladrillo. "Siempre me ha gustado este polígono. No es al uso. Es como un centro comercial gigante. Yo vivo cerca también".

Antonio Campos, en el taller de la calle Alfarería con su equipo. Antonio Campos, en el taller de la calle Alfarería con su equipo.

Antonio Campos, en el taller de la calle Alfarería con su equipo. / José Ángel García

El local de Alfarería era de alquiler. Cuando el dueño les informó de que tenía la necesidad de vender, Antonio Campos se lo planteó seriamente, aunque surgieron toda una serie de contratiempos imposibles de salvar:"Los obstáculos administrativos cada vez eran mayores. Además, por su situación y dimensiones, realmente nos impedía desarrollar nuestra actividad en buenas condiciones. Mis hijos han aprendido alfarería y ya se nos quedaba pequeño. Ahora mismo somos seis o siete trabajando".

Antes de marcharse definitivamente al Manchón, Antonio Campos trató de establecerse en otros locales en Triana. "Conseguimos un local que era ideal, con 300 metros. Cuando fuimos a quedárnoslo empezaron a surgir los problemas burocráticos. Pero era lo que necesitábamos". También estuvieron viendo otro local en la calle Castilla con salida a Alfarería. También encontraron pegas. "Intentamos quedarnos en Triana, pero había demasiados impedimentos".

El alfarero en pleno proceso de creación. El alfarero en pleno proceso de creación.

El alfarero en pleno proceso de creación. / José Ángel García

Antonio Campos, nacido en la localidad cordobesa de La Rambla en 1958, no sólo era el último alfarero de Triana, "yo no conozco a ningún otro en Sevilla, al menos que trabaje de manera profesional", asegura que el traslado les ha servido para trabajar con más comodidad.

Una amplitud de la que también se benefician los proveedores o los clientes, que antes no tenían donde estacionar el coche.

El local de Alfarería cerrado. El local de Alfarería cerrado.

El local de Alfarería cerrado. / José Ángel García

La calle Alfarería ha quedado un poco "apagada" después del traslado del taller, como reconoce el alfarero, que fue nombrado trianero de honor en el año 2010, aunque también trata de quitarle importancia al hecho de haberse marchado: "Realmente todavía tenemos material allí y cuando vamos de vez en cuando algún vecino nos dice que nos echa de menos. Yo no descarto volver a Triana si encuentro un espacio acorde a lo que necesitamos".

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