Fue un día normal, un jueves, sin nada extraordinario, como todos y cada uno de los miles de días en que ha correteado por su verde hierba, cuando el Sevilla comunicó a su mayor leyenda que el campo principal de la ciudad deportiva, el que estrenó sus nuevas gradas la temporada pasada, se llamará estadio Jesús Navas.

La decisión, tomada en la reunión del consejo de administración del miércoles, premia así la trayectoria del que puede decirse que es su futbolista de más dimensión nacional e internacional. Y la verdad es que hace justicia, pues puede decirse sin riesgo a equívoco que el palaciego es el futbolista que más horas y más días ha pasado en las instalaciones de la carretera de Utrera y en el campo que a partir de hoy lleva su nombre.

Sólo su descubridor, Pablo Blanco, que pasó 13 años como futbolista del primer equipo y ya lleva 50 en la casa, puede decirse que ha pisado más ese suelo que este chiquillo aún que la primera vez que entró por estas puertas casi aún era la casa de Florencio y Pepa, una especie de antiguos caseros de la finca.Jesús Navas habrá completado del orden de 5.500 días pisando la Ciudad Deportiva desde que llegó procedente de Los Palacios aquel lluvioso día que Blanco fue a ver al meta Wilfred y se maravilló con un niño que regateaba charcos sin casi poner los pies en el suelo. Desde entonces, 16 temporadas en dos tramos por el paréntesis de cuatro en Mánchester, 450 partidos con el primer equipo del Sevilla, un Mundial y dos hitos que ya nadie podrá igualar. Nadie ha defendido más veces el escudo del Sevilla y nadie ha sido más veces internacional como nervionense.

Por ello, nada hay más justo que que reconocer su carrera dándole su nombre al lugar donde no ha echado los dientes, porque ya los traía, pero sí donde se ha hecho un hombre. Un día detrás de otro, más que nadie. Y siempre, igual que ayer cuando se lo comunicó Castro, en la más absoluta humildad.