Sevilla-PSV | La crónica

Fernando hace de pegamento perfecto (3-0)

  • El medio centro brasileño da un paso adelante y provoca que el Sevilla pase de ser abrumado por el PSV a conseguir tres goles de ventaja en su visita a la siempre recordada Eindhoven

  • En-Nesyri, justo antes del descanso, y Ocampos y Gudelj, justo después, firmaron los tres tantos de los hombres de Sampaoli

  • El partido en directo

Fernando le roba un balón a De Jong, otro de los protagonistas del partido.

Fernando le roba un balón a De Jong, otro de los protagonistas del partido. / Antonio Pizarro

Nuevo paso adelante para el Sevilla de Jorge Sampaoli. Los sevillistas visitarán Eindhoven, esa ciudad tan querida para todos los suyos, con tres goles de ventaja después de superar al PSV desde el preciso momento en el que Fernando avanzó su posición una decena de metros y propició que el fútbol tuviera un giro de 180 grados que casi nadie podía vaticinar en esos momentos. Porque los nervionenses pasaron de vivir momentos angustiosos a registrar una goleada inesperada en el marcador. Apúntese también el factor de la efectividad para que así sucediese, pero ése es un elemento clave en un fútbol tan igualado como el que se vive en la contemporaneidad.

En-Nesyri acertó al filo del intermedio en una fase en la que ya los nervionenses habían pasado a convertirse en dominadores de la situación y qué se puede decir de la irrupción de Ocampos en el juego. El argentino no había sido uno de los once elegidos para arrancar el juego, pero en el primer balón que tocó hizo un control de fábula para continuarlo con un no menos espectacular empalme de zurda. Cambio de pierna, pues, y el Sevilla ya estaba con un dos a cero en el tanteador, algo que tuvo su culminación con el taconazo del mismo protagonista para que Gudelj firmara el tres a cero.

¿Qué más se puede pedir después de haber sufrido tanto en el arranque del juego? Defender la situación para irse con esa ventaja hasta los Países Bajos y también eso lo hizo bien la escuadra de Sampaoli, a pesar de todos los inconvenientes. Sólo Veerman fue capaz de darle un buen susto en esa segunda mitad, pero su disparo se topó con el poste y es que cuando el aire cambia y vira para soplar de popa todas las situaciones se resuelven a favor incluso en los días en los que parece que el enfermo ha recaído en su patología.

Porque no iba a ser una buena primera parte para el Sevilla, aunque las penas con panes siempre son menos y el gol de En-Nesyri, en el tiempo de prolongación sí iba a servir para alegrar al menos el ánimo de quienes se dieron cita en el Ramón Sánchez-Pizjuán para apoyar a los suyos en este retorno de la Liga Europa al feudo nervionense.

Pero todo no se puede tapar con ese remate final del enrachado delantero marroquí. Desde el pinchazo que sintió Badé en su fornida musculatura todo fueron enredos, nervios y precipitaciones por parte de los hombres elegidos por Sampaoli. Llegó a parecer incluso en esa fase del encuentro que el PSV Eindhoven jugaba con doce futbolistas en el campo y que los anfitriones, en cambio, se manejaban con diez. Tal era la diferencia a la hora de gozar del privilegio de tener el balón.

El Sevilla, otra vez con el esquema de los tres centrales e incluso con Fernando en esa posición después de la sustitución de Badé, llegaba siempre tarde a la pelea por la pelota y tanto el ancho como el largo era infinitamente mejor ocupado por los neerlandeses. ¿La razón? Pues apunten una hipótesis para explicar eso, que Rakitic y Joan Jordán no pueden jugar juntos para ocupar tantos metros a su alrededor.

La consecuencia es que el dominio del PSV parecía abrumador, incluso tuvo una ocasión clarísima en una internada de Saibari por la derecha (10’) y en esos instantes la impotencia fue absoluta por parte de los nervionenses. Fue un rato angustioso, sin duda, de correr como un pollo sin cabeza para alcanzar el esférico jamás, de miradas entre los propios profesionales que vestían de blanco preguntándose que qué estaba sucediendo. Porque eran tan superiores los adversarios.

Ocampos celebra el dos a cero con euforia. Ocampos celebra el dos a cero con euforia.

Ocampos celebra el dos a cero con euforia. / Antonio Pizarro

La solución fue bastante fácil y tuvo un efecto inmediato en el desarrollo del encuentro. Bastaba con equilibrar el número de piezas en el centro del campo y de eso se encargó Fernando al subir una decena de metros su posición. El veterano brasileño, que estaba destinado a descansar en un once con las novedades de Acuña, Rakitic y Joan Jordán respecto al que iniciaba el triunfo sobre el Mallorca, se situó en su hábitat natural como medio centro y ya nada fue lo mismo desde entonces.

El litigio se fue equilibrando con esa solución tan sencillita y el Sevilla pasó a jugar mucho más tiempo cerca de Benítez. Por ejemplo, Jesús Navas tuvo un disparo cruzado al que no llegó por poco En-Nesyri (26’), una falta de Rakitic se envenenó y no entró de milagro (31’), Nianzou tuvo un cabezazo absolutamente solo en un saque de esquina del suizo y, en pleno acoso de los locales, llegó una jugada polémica con posible mano de Simons e inmediatamente después el remate de En-Nesyri que coronaba el cambio de juego registrado en la segunda fase de este primer periodo.

El Sevilla se iba por delante en el marcador en ese intermedio y eso le sirvió, sin duda, para fortalecer todos los conceptos que propugna Sampaoli. El argentino, además, metió en ese periodo de descanso a Ocampos por Bryan Gil para que la sustitución no le pudiera salir mejor. El recién ingresado en el juego acertó con una acción que nace en un saque de banda sacado rápido por Jesús Navas para Óliver Torres y que resolvió Ocampos con una calidad suprema. Era el minuto 50 y en el 55 todo quedó definitivamente resuelto con otro espectacular taconazo del argentino y una resolución no menos buena por parte de Gudelj.

A quien se le dijera en la fase inicial que el Sevilla iba a irse a Eindhoven con tres goles de ventaja seguro que dudaría mucho de las facultades mentales de su interlocutor, pero el fútbol es así. Fernando fue, una vez más, el pegamento perfecto y sus compañeros se encargaron de convertir casi todo lo que tuvieron en las proximidades de Benítez. Todo cambió y lo que es una evidencia es que el cuadro de Sampaoli continúa con su progresión, dado que solventa hasta los momentos en los que aparenta que la patología premundialista le ha vuelto a afectar.

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