Junta de Accionistas del Sevilla FC

De la crispación al cisma

  • El ingreso en el consejo de administración de Sevillistas Unidos 2020 abre un gran fractura entre la cúpula de Castro y el sevillismo de base.

  • Nuevo panorama lleno de incertidumbre y debate agrio tras una intervención de Carolina Alés 

José Castro: "Nuestro grupo no ha vendido ni ha adquirido un compromiso con nadie"

"Las acciones han sido vendidas por sevillistas, que parece que toda la culpa la tiene José Castro". Esta frase, pronunciada por el presidente del Sevilla en pleno debate, ilustra sobre el clima de crispación que se vivió en la Junta de Accionistas del Sevilla FC Sociedad Anónima Deportiva. Fue la Junta del cisma. Comenzó crispada y terminó dividida entre los accionistas mayoritarios, representados por un nuevo consejo de administración medio invisible, y los accionistas de base. Alejandro Cadenas, en representación de sus 300 acciones, un minoritario con gran representación, levantó toda la sala con su soflama en defensa del club, del estadio, de su patrimonio, con casi todos los accionistas en pie y gritos de "el Sevilla no se vende". "El Sevilla y su estadio no es un bien mercantil que se compra y vende, es un sentimiento para miles de sevillanos y andaluces", dijo Cadenas. 

El ingreso en el consejo de administración de la sociedad Sevillistas Unidos 2020 encendió la mecha, que se incendió más cuando llegó el décimo punto del orden del día:la propuesta por Accionistas Unidos del cambio del artículo 18 de los Estatutos Sociales, relativo al aumento del quórum al 75% para "transmitir, disponer o gravar" el estadio y la ciudad deportiva.

Se había ido calentando la larguísima sesión desde el mismo inicio. Ya Eduardo Arenas, presidente de dicha plataforma de accionistas, pretendió cambiar el orden del día y situar en el primer lugar la votación de esa propuesta de blindaje. No fue aceptada por el consejo saliente. El nombramiento del nuevo consejo terminó de reventar la Junta.

Por el derecho de las minorías, reingresó en el mismo José María del Nido Carrasco. Con el apoyo de 31.898 acciones, las agrupadas por José María del Nido, que no estuvo presente, su hijo volvió al consejo. Fue renombrado Enrique de la Cerda también por esta vía, e ingresó la sociedad Nervión Grande S.L. Estos tres administradores representarán a Del Nido. 

Hubo que renovar el consejo entero tras el mandato de seis años y fueron elegidos José Castro, Carolina Alés y Luis Galán. Y el grupo de Rafael Carrión quedó representado por otras tres sociedades, personas jurídicas que deberán elegir en un plazo de tiempo a las personas físicas. También la sociedad Castro y Guijarro S.L. será administrador del Sevilla. 

José Castro, presidiendo la mesa de la Junta. José Castro, presidiendo la mesa de la Junta.

José Castro, presidiendo la mesa de la Junta. / Manuel Gómez

Pero la mecha se encendió con el ingreso en el consejo de Sevillistas Unidos 2020, de la que Castro aseguró que era una sociedad registrada en Madrid. Ahí reventó la asamblea de accionistas. Francisco José López, accionista minoritario, habló sobre la presunta relación de esta sociedad con Nutmeg Accquisitions LLC, radicada en Delaware. "Nos hemos puesto en contacto con el señor que está detrás de Sevillistas Unidos 2020, que cuelga de una sociedad mucho mayor, y evidentemente no ha querido desvelar sus intenciones. Ustedes deberían saberlo", les dijo a Castro y sus consejeros.

Las intervenciones fueron múltiples antes de procederse a la votación del famoso blindaje del estadio. Castro adujo que en su mandato estaban reformado el estadio y mejorando la ciudad deportiva. Carolina Alés levantó los ánimos. "Somos libres de vender nuestro paquete de acciones, yo no vendo el Sevilla, sino mis acciones, como muchos sevillistas minoritarios han vendido la suyas", dijo la hija de Roberto Alés.

La incendiaria afirmación fue el preludio de una votación, la del punto número 10 sobre el blindaje, que salió rechazada por los accionistas mayoritarios, como era de esperar, por el 33,22% de los votos negativos, sólo el voto afirmativo del 8,99% y una abstención del 57,6%. El resultado fue recibido con gritos de "¡fuera, fuera!" a los mayoritarios por los accionistas de base. "Hoy es un día triste para el Sevilla", decía otro accionistas en el receso, ya cerca de las once de la noche.

Y Castro insistía. "Mientras yo sea presidente no venderé el estadio ni la ciudad deportiva, los estoy mejorando".

La Junta terminó después del rechazo de los accionistas mayoritarios a dos propuestas de los minoritarios: la propuesta de reforma del artículo 7º de los Estatutos, referida al régimen de transmisión de acciones, para que que los abonados del Sevilla tuvieran preferencia de comprar acciones sobre extranjeros y, por otro lado, la reforma del artículo 8º, sobre los derechos incorporados a cada acción, para que el máximo de votos que pueda emitir cualquier accionista, sea su número de acciones cual sea, fuera del 30%. Ambas fueron tumbadas también, ya entre aplausos de sorna por los minoritarios. El cisma fue total y quedó perfectamente retratado en la Junta de Accionistas más trascendente y crispada de los últimos años.

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