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Lopetegui, un estilo definido, exitoso y controvertido

Lopetegui, reflexivo durante un entrenamiento en la ciudad deportiva.

Lopetegui, reflexivo durante un entrenamiento en la ciudad deportiva. / Antonio Pizarro

Hace un año, por estas fechas, a Julen Lopetegui se le discutía su manual de estilo por las mismas razones que ahora el técnico del Sevilla tuerce el gesto, ya algo hastiado, ante algunas preguntas de la prensa. Al entrenador guipuzcoano se le afeaba que su equipo ganase por la mínima, con poca profundidad en un juego de mucho control y poco remate, en pleno debate sobre quién debía ser el delantero idóneo. Ahora el entrenador empieza a mostrar abiertamente su disconformidad con ciertas preguntas de los periodistas, ante las dudas sobre el estilo.

Monchi, cuando arreciaba aquel debate, lo zanjó traspasando a Chicharito y Dabbur en enero y fichando a En-Nesyri, lo que reabrió la discusión hasta que tanto el marroquí como De Jong se erigieron en héroes de la Europa League, con goles claves en el camino hacia el hexacampeonato. En Getafe Lopetegui usó incluso la sorna para zanjar el asunto de los resultados ajustados en la rueda de prensa posterior.

En las tripas del Coliseum Alfonso Pérez, el entrenador del Sevilla volvió a responder mostrando su incomodidad ante cierta pregunta de un periodista sobre ese estilo, tan definido, tan reconocible, pero que sigue creando cierta desazón en el observador, sea aficionado de a pie o cronista deportivo. A Lopetegui le dio esta vez la risa cuando se le preguntó si le preocupaba ganar por tan escaso margen los partidos. "Esto es la Liga española", terminó concluyendo su argumentación.

En ésta dejó una frase irrefutable: "El año pasado nos metimos para Champions y ganamos un montón de partidos 1-0 ó 0-1". Curiosamente, con la victoria en el campo del Getafe, el Sevilla de Lopetegui igualó su mejor racha a domicilio, lograda en el inicio de la campaña pasada. Entonces, empezó ganando, siempre con resultados cortos y haciendo largos los partidos, decantándolos avanzada la segunda mitad casi por norma a Espanyol, Granada, Alavés y Qarabag, éste en el primer partido fuera del grupo de la Europa League que terminaría ganando en Colonia.

Ahora, la racha ha tardado más en llegar, tras un inicio de campaña marcado por la acumulación de partidos tras haber descansado menos que nadie entre temporada y temporada. Pero la racha de cuatro triunfos a domicilio consecutivos está ahí, y con la Champions por medio: Krasnodar, Huesca, Rennes y Getafe. Salvo en el caso del partido en Bretaña, todos los saldó con marcadores apretados y definidos en la última fase de los partidos. Lopetegui y su estilo, exitoso, cabe recordar, sigue intacto, fidelísimo a sí mismo.

Evidentemente ese estilo tiene sus contradicciones y sus lecturas negativas. Para ganar en Getafe necesitó de un autogol de Etxeita en el minuto 81, después de haber mandado en el partido con un control exhaustivo del mismo, tanto en la fase ofensiva como en la defensiva. El Sevilla apenas se dejó rematar, aunque Koundé tuvo que sacar un balón debajo de los palos antes del 0-1, en la falta de Timor. Y el 75% de posesión del balón de media, con picos altos superiores al 81% en fases del encuentro, apenas se trasladó a ocho remates, de los cuales ninguno, o sea, cero, fueron a portería, entre los tres palos, aunque queda la duda de uno de Acuña que sacó la defensa y que sí parecía ir a puerta. En las estadísticas no aparece.

Uno de esos remates fue al larguero, en la falta magistral de Joan Jordán, quien asimismo tuvo dos opciones de remate en magnífica posición en la que no conectó al balón: en la primera le dio al aire y en la segunda impactó en un defensa.

Sigue creando cierta incertidumbre que el Sevilla necesitase nada menos que 565 pases buenos, frente a los apenas 133 del Getafe. El fútbol control del equipo de Lopetegui lo llevó a cometer las mismas pérdidas que el de Bordalás, 121, cuando casi quintuplicaba el número de combinaciones entre sus jugadores. Es decir, el Sevilla, según esta estadística, arriesgó muchísimo menos la pelota que su rival. Y por ahí puede que se mermara su profundidad.

Además, en los partidos de más alto nivel, Chelsea y Madrid, cayó derrotado. Y eso es otro síntoma de que quizá esté tocando techo. Pero la realidad es que si hay un equipo que se parece a otro como dos gotas de agua es el Sevilla de Lopetegui del año pasado y el Sevilla de Lopetegui de este año. Y ya se sabe cómo terminó la cosa la pasada temporada...

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