Sevilla-PSV | Informe técnico

Pareció que fueron tres los expulsados del Sevilla ante el PSV

Sergio Ramos y Gudelj, ante Tillman.

Sergio Ramos y Gudelj, ante Tillman. / Antonio Pizarro

Fue como si Lucas Ocampos quitara una carta de la base de un castillo de naipes. Todo se desmoronó con estrépito. Vale que estaba enfrente el mejor equipo de un país con mucha tradición futbolística, pero en la historia, el sevillismo ha sufrido y disfrutado numerosos partidos que su equipo sacó adelante aguantando un resultado positivo con un jugador menos. Ayer, pareció que el árbitro italiano había expulsado a tres de blanco de una tacada, tal fue el estrepitoso hundimiento. Era cuestión de tiempo que el PSV remontara porque las llegadas se sucedían sin remisión. Si no se hubiera metido la pelota Gudelj, al minuto hubiera caído otra llegada peligrosa.

La socorrida metáfora de la mandíbula de cristal le vendría a la mente a muchísimos sevillistas que asistían absortos a la descomposición colectiva.

El Sevilla de la hora, con la autoestima por los suelos y con las ideas que trata de inculcar Diego Alonso tan difusas, se va a la lona al primer contratiempo serio. Y la pasada de frenada de Lucas Ocampos lo fue porque aún quedaba demasiado tiempo y la palabra bloque le viene aún muy grande al actual Sevilla.

Defensa

Por la izquierda, el fútbol punzante de Hirving Lozano empezó a crearle problemas a Jesús Navas, que bastante hace con correr arriba y abajo con sus 38 años recién cumplidos. Precisamente la insistencia del Sevilla en llevar sus ataques por su banda cargó mucho sus castigados músculos y lo pagó. Paradójicamente, que también se lesionara Hirving no supuso un alivio para el Sevilla, ya que su sustituto, Vertessen, incluso, elevó el peligro, esta vez con su juego por fuera y sus centros. Juanlu sigue dejando claro que es un jugador muy blando en el cierre ante extremos de Champions.

Los cambios de Diego Alonso para intentar tapar las vías de agua y levantar un muro de contención ante el PSV fueron un despropósito. Cambió a línea de cinco con la entrada de Nianzou por Lukébakio, pero ese costado derecho, con el francés fuera de forma y descolocado, abrió cada vez más un agujero. Por dentro, más drama: Joan Jordán trató de subirse al partido en vano, no llega ni a agarrar a su par cada vez que sale, y falló pases de cinco metros. La película de terror la completó Rafa Mir arriba: ni un balón ganó, ni una pelota que recibió la mejoró y para más inri, dibujó un ridículo remate a la media vuelta.

Ataque

La presión adelantada hizo daño durante una hora larga de juego. Y el peligro de Sergio Ramos a balón parado al fin trajo su primer gol. Fue importante porque desnudó demasiado al PSV en las recuperaciones del Sevilla incluso desde muy atrás: Ocampos y Lukébakio arrancaron.

Virtudes

Al fin una propuesta válida.

Talón de Aquiles

Pareció que echaron a tres.

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