Sevilla - Rayo | La previa

Fútbol y con público, aun en voz baja

Ocampos trata de interceptar un pase ante Lamela y Acuña en un rondo de entrenamiento.

Ocampos trata de interceptar un pase ante Lamela y Acuña en un rondo de entrenamiento. / Juan Carlos Vázquez

Fútbol en Nervión... con público. Volverá a oírse el eco del himno del Arrebato no enlatado como en el encorsetamiento al que obligó la pandemia del Covid, sino con los timbres desiguales y asimétricos de los coros humanos. Será un fútbol condicionado aún, con las gradas semipobladas en menos de la mitad del aforo del Ramón Sánchez-Pizjuán, un fútbol en voz baja, más aún tras la ausencia anunciada del grupo de animación organizado que se ubica en Gol Norte por lo que entienden incompatibilidad de las normas restrictivas con su manera de entender la vivencia de un partido. Los Biris no estarán para darle un hilo de continuidad al sonido clásico de Nervión, pero habrá cerca de 16.000 sevillistas que atronarán con sus palmas y ánimos después de tantos días sin disfrutar de esas sensaciones únicas del fútbol en directo.

Es un pasito más en la lucha por la vuelta a la normalidad, que ojalá vaya volviendo a su ser poco a poco, sin que se reglamenten hábitos que estaban llamados a ser provisionales, y no eternos. Y es un pasito que llega también con la sordina de la incertidumbre por muchos aspectos, más allá de que al césped cálido del Ramón Sánchez-Pizjuán saltarán poco antes de las diez y cuarto de la noche el Sevilla de Julen Lopetegui, tan reconocible, y el Rayo Vallecano de Andoni Iraola, con la energía del que disfruta de nuevo de la élite de la Primera División.

La pizarra. La pizarra.

La pizarra.

Las incógnitas atañen a varios aspectos que tienen que ver tanto con la planificación como con la incidencia de los contagios sufridos por la plantilla sevillista en las últimas semanas. Monchi le ha dado ya a Lopetegui cuatro refuerzos, una vez que la gestión del director general deportivo ha tomado velocidad de crucero. Pero de esos cuatro apenas podrá contar con Dmitrovic y Erik Lamela, que son los que están inscritos en LaLiga a día de hoy, 15 de agosto, festividad de la Asunción de María en toda la geografía española.

Sin que el Sevilla haya podido aún realizar su tradicional ofrenda a la Virgen de los Reyes para pedir salud y buena ventura en la nueva temporada, por la precocidad estival del calendario liguero, intentar dibujar el equipo que disponga hoy sobre el campo el técnico guipuzcoano es un juego de adivinanzas. Lopetegui no dio ni una pista sobre si puede contar con todos sus futbolistas, algunos de los cuales causarán baja por el positivo en Covid. También es un motivo de incertidumbre saber si se atreverá a contar con Koundé, a sabiendas de que el central galo tiene un preacuerdo con el Chelsea y de que el Sevilla necesita el maná de las libras esterlinas para concluir su ya bien esbozada planificación. Hay muchísimo dinero en juego y arriesgarse a que un infortunio en forma de lesión tumbe tal opción sería temerario en este fútbol que tanto depende de los grandes ingresos.

Así, todo apunta a que el joven central galo seguirá sin vestirse la camiseta del Sevilla, aunque Monchi ya indicó que estaba previsto que pudiera probarse en el cancelado amistoso de Birmingham. Anteriormente, con PSG y Roma, Koundé estaba recién llegado y era más lógico que no jugase. Y tampoco estaba todavía tan claro que su destino pudiera ser el Chelsea...

De este modo, la prudencia invita a un once titular muy reconocible, sin ninguno de los refuerzos aún ni Koundé en el eje de la zaga, que podrían ocupar el recién llegado Diego Carlos, en plena forma tras su triunfo en los Juegos Olímpicos de Tokio, y Rekik, que sí ha realizado toda la pretemporada con el Sevilla. Con Jesús Navas y Acuña en los laterales, Fernando, Joan Jordán en el mediocampo y la duda sobre si jugarán Rakitic o Papu Gómez, el ataque podría ser el más clásico del curso pasado: Suso, Ocampos y En-Nesyri.

Enfrente estará el Rayo de Iraola, un equipo que subió a Primera División en la agónica promoción y que también llega con algunas dudas, aunque mantendrá un esquema de bloque agresivo y con rapidez en las transiciones. No parece que el día del debut, con el calor reinante incluso ya metidos en la noche, invite a mucho ritmo ni idas ni venidas en ninguno de los dos contendientes. En las piernas falta aún la ligereza que da la competición y en los pulmones faltará oxígeno por la elevada temperatura. Pero, qué más da, hay fútbol con público por fin en Nervión, aunque sea en voz baja.

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