Sevilla FC

Sergio Ramos, su verdadera redención en el Sevilla a los 38 años

Sergio Ramos celebra ante una cámara su gol en el minuto 5 del Getafe-Sevilla, ante Isaac.

Sergio Ramos celebra ante una cámara su gol en el minuto 5 del Getafe-Sevilla, ante Isaac. / Zipi / efe

Han tenido que transcurrir 30 jornadas de Liga en la Primera División para que Sergio Ramos se erigiera en el héroe en solitario que salvó al Sevilla en un momento clave. Era para lo que vino cuando decidió no aceptar la exorbitada oferta que recibió de Arabia Saudí y aceptar el reto de firmar por el club de Nervión por una temporada, cobrando un millón de euros netos, porque las arcas blanquirrojas no podían permitirse pagar mucho más de los dos millones brutos que le cuesta ese sueldo para un jugador acostumbrado a salarios multimillonarios. Era su forma de firmar su redención. Sergio Ramos quería hacer las paces con el Sevilla y su afición, con un sevillismo que, mayoritariamente ya le perdonó sus gestos como jugador del Madrid.

Pese a que fue protagonista desde el minuto uno de su desembarco en el Ramón Sánchez-Pizjuán, con el mercado de agosto ya cerrado y tres jornadas disputadas, Sergio Ramos empezó teniendo más cariz negativo que positivo en sus apariciones. Se veía señalado en más de una jugada: aquel gol en propia puerta en Barcelona; la expulsión en Anoeta junto con la de Jesús Navas por protestar; la noche negra de Eindhoven (2-2), un partido que cambió el sino de Mendilibar con un penaltito del camero, rigurosísimo si es que hubo contacto, y una faltita que arruinaron un triunfo que pudo hacer girar los acontecimientos...

En Getafe por fin su gol -en colaboración con Alderete- fue decisivo, determinante, definitivo... Y lo hizo como capitán, ya que Jesús Navas estaba sancionado, y en el día que cumplía 38 años. En realidad, su autorregalo fue un presente de oro de muchos quilates para el Sevilla, que llegaba a Getafe hundido en la incertidumbre y presionado por el triunfo del Cádiz sobre el Granada. Y allí sólo había ganado el Real Madrid precisamente y estaba esperando José Bordalás con la lección aprendida de la Copa del Rey (1-3, con otro gol del camero, el primero, aunque fue el día de Isaac).

Fue su tercer gol en la Liga. Y los tres fueron triunfales. Aunque ninguno tan determinante por ser el único que subió al marcador. Los dos anteriores los marcó en Granada, en el debut de Quique Flores en el banquillo (0-3) y contra la Real Sociedad. Frente al equipo de Imanol fue el gol de la tranquilidad, el 3-1 tras el doblete de En-Nesyri, el héroe aquel día, aunque terminaría siendo decisivo por el gol postrero de Brais Méndez (3-2). Sin embargo, su segundo tanto en el Coliseum será más recordado incluso por el futbolista de Camas por todo lo que significa, el suspiro de alivio que significó para el Sevilla y el día de su cumpleaños, con brazalete de capitán del equipo de su abuelo, al que siempre recuerda, y su familia. De él mismo.

Sergio Ramos además propició otras dos grandes llegadas del Sevilla: el remate previo al disparo al poste de Isaac y otro tanto anulado por fuera de juego. Ambas jugadas en remates del central imponiéndose en la estrategia.

Con ese tanto, el Sevilla vuelve a respirar antes de un parón que tendrá otro cariz. Sergio Ramos marcó el séptimo gol como sevillista desde su regreso (10 en total sumando los anteriores a 2005) y es el segundo goleador tras En-Nesyri. Además de tres en Liga marcó al Astorga (0-2) y el Getafe (1-3) en la Copa y al PSV Eindhoven en Nervión (2-3) y en Lens (2-1), el día de la eliminación del torneo de las estrellas. Sergio vino para noches de Champions pero es héroe en tardes de pana. Es la cruda realidad de su redención como jugador del Sevilla. En junio debe decidir si alargar su regreso...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios