Sevilla FC

Las aparentes aristas del ERTE

Imagen de la mesa presidencial de la Junta de Accionistas de 2019.

Imagen de la mesa presidencial de la Junta de Accionistas de 2019. / Antonio Pizarro

La ausencia de competición, el espinoso contexto de la crisis aparejada a la pandemia del coronavirus y las diferentes medidas gubernamentales, tanto relativas al Covid-19 como otras más generales, están incidiendo de forma peliaguda en la actualidad informativa de los clubes... y del Sevilla en particular. En este nuevo contexto, hay que hilar fino para ver por dónde van los decretos gubernamentales en relación a la actividad económica y deportiva del Sevilla Fútbol Club Sociedad Anónima Deportiva. Y no sólo por el protocolo de vuelta a los entrenamientos, bajo supervisión estricta del Ministerio de Sanidad, y la incertidumbre sobre si volverá la Liga. También en la actividad económica y laboral del club.

En este sentido, las previsibles aristas que podría presentar la aplicación de un ERTE a buena parte de la plantilla laboral del club, concretamente, a 360 de los 501 trabajadores en nómina que tiene actualmente el Sevilla.

Desde diversas tribunas se venía avisando de que el Gobierno iba a fiscalizar o vigilar las actividades económicas de los clubes que se hubieran acogido a un ERTE. Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, anunció en una entrevista que las empresas que se acogieran a un ERTE no podrían repartir dividendos. Y el Gobierno publicó este miércoles en el BOE el Real Decreto-ley 18/2020 de 12 de mayo, de medidas sociales en defensa del empleo. El decreto incluye medidas para la prórroga de los ERTEs. Y habla de qué entidades no podrían repartir dividendos, aunque con una excepción específica: podrán repartirlos aquellas empresas que paguen las cuotas sociales exoneradas en el ERTE.

Así pues, pese a que en general prescribe el reparto de dividendos sobre el presente ejercicio económico a aquellas empresas acogidas a un ERTE, el pago de las cotizaciones de la Seguridad Social que el Sevilla dejó de abonar, haciéndose cargo de ellas el Estado, permitiría repartir dividendos la próxima temporada. La realidad es que esta arista es salvable, dado que la exoneración de las cotizaciones sociales suponen un montante asumible por el club, llegado el caso, que no llegaría ni de lejos a los 100.000 euros. Pero el Sevilla muy difícilmente podrá tener un ejercicio contable positivo que le permita repartir dividendos. Lo lógico es que el ejercicio 19-20, del que deberá dar cuenta el consejo de administración en la próxima Junta General de Accionistas, presente un balance negativo y sea imposible repartir beneficios.

Aun en el supuesto caso de que se retome la Liga en junio, como pretenden los clubes, y éstos puedan seguir percibiendo las importantes cantidades firmadas por sus derechos televivisos, el ejercicio apunta a deficitario en el caso del Sevilla por otros factores e ingresos que dejará de percibir.

El presupuesto que presentó el Sevilla en la Junta de Accionistas el pasado 30 de diciembre estaba muy ajustado por la gran inversión que requirió la revolución de la plantilla con la llegada de Monchi. El club presentó un plan agreviso, dio un paso adelante sobre la base de varios años de beneficios, con ejercicios que permitieron reservar fondos. Pero los 160 millones, aproximadamente, invertidos en la plantilla, la realidad presivible de un mercado de fichajes bastante parado y con pocas operaciones millonarias y la merma de ingresos por otros conceptos como el taquillaje y los patrocinadores invitan a pensar en que ese presupuesto tan ajustado presentará un balance final negativo.

En cuanto a los patrocinios, otro decreto gubernamental, cuyo borrador fue presentado por el Ministerio de Consumo en febrero, prevé un control sobre la difusión y publicidad de las casas de juego on-line que puede afectar al Sevilla, cuyo primer patrocinador es Marathon Bet, con el que firmó un contrato por dos años y otro prorrogable a razón de cinco millones de euros anuales. En pleno estado de alarma Consumo sacó otro decreto para restringir la difusión de casas de juego en horario normal. En las vallas de los campos de entrenamiento, por ejemplo, ya no lucen las publicidades de la casa de apuestas. Se prevé por ahí otra merma de ingresos.

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