Gonalons volvió a ejercitarse con el Sevilla en el entrenamiento de ayer, después de que Pablo Machín dijera en la previa del partido en Huesca que lo iba a esperar una semana más, porque ya estaba casi listo pero no quería forzarlo. Es decir, en circunstancias normales, debería reaparecer ya ante el Slavia de Praga el jueves, o ante la Real Sociedad el domingo. El problema es que Pablo Machín está al borde del precipicio y quizá no sea lo más adecuado meter en este momento a un futbolista que lleva tanto tiempo sin jugar.

El medio centro francés, un futbolista cedido por la Roma, no una apuesta fuerte de la dirección deportiva por tanto como sí fue Amadou, ha sido tomado desde el principio por Machín como un jugador clave. Lo ve competitivo y capaz de darle a su centro del campo ese equilibrio táctico que le falta. En este sentido, el infortunio ha castigado tanto la idea con la que partió Machín como la propia planificación, puesto que Gonalons ha sufrido dos lesiones óseas extrañas sin precedentes en su trayectoria. Y ha esas lesiones han terminado condicionando la confección del mediocampo.

Otro de los fichajes que no ha tenido suerte con las lesiones ha sido Gnagnon. Ante el Atlético se destapó el central francés, que sí es una apuesta fuerte de la planificación, por su capacidad para sacar la pelota con limpieza desde atrás, algo que está echando en falta el Sevilla. Pero una lesión muscular lo frustró. Ayer se reincorporó al grupo, al igual que Carriço, los dos últimos lesionados muscularmente. Ahora necesitarán un periodo de readaptación.