Sevilla FC

En suspenso la esperada confirmación de Lopetegui

  • El Sevilla tuvo que parar justo cuando Europa y la Liga le ofrecían la posibilidad de demostrar que la competitividad había vuelto aun sin Fernando

Koundé presiona a Oblak ante De Jong en el Atlético-Sevilla.

Koundé presiona a Oblak ante De Jong en el Atlético-Sevilla. / Joaquín Corchero

Suspense en plena suspensión. La jornada de hoy puede ser decisiva para dilucidar el futuro de las competiciones en las que está inmero el Sevilla... o no. El calendario de la pandemia del coronavirus no atiende de encajes de fechas ni de torneos de clubes o de selecciones y todo lo que pueda decidir hoy la UEFA, en su reunión telemática, por videoconferencia, entre sus ejecutivos y los representantes de sus 55 federaciones asociadas y los de la FIFA puede ser vinculante... hasta cierto punto. Porque todo está en manos del virus y de las medidas de los gobiernos para frenar la expansión pandémica. Lo único cierto es que al Sevilla le pilló la suspensión justo cuando había recuperado la competitividad.

Lo que salga hoy de esa reunión tendrá ramificaciones en las distintas ligas. Javier Tebas espera que se reanude la española. Y si no se vuelve a jugar habría que adoptar una medida definitiva. En este contexto de absoluta incertidumbre, el Sevilla es tercero en la Liga y tiene su futuro en la Liga Europa en el aire. Pero de trasfondo queda la realidad de que la suspensión llegó justo cuando el equipo de Lopetegui podía confirmar esa competitividad recuperada en dos citas muy esperadas, el cruce con la Roma y el derbi.

El empate ante el Atlético de Madrid le dio continuidad al triunfo en el campo del que entonces era tercer clasificado, el Getafe, para que el Sevilla aspirara con fuerza a ser el rey de los otros, con la extraña y agónica victoria sobre Osasuna en medio. El punto de prestigio en el Wanda Metropolitano certificó también una inflexión importante en el comportamiento del equipo sevillista, ya sin Fernando en sus filas, lesionado en la cita anteior frente a los pamplonicas.

En esos tres partidos, Lopetegui exhibió lo mejor de su manual para reinventarse, para dar giros tácticos, para adaptarse a los contexto, ese concepto que tanto le gusta, y a los rivales. Supo moldear la respuesta del colectivo a las circunstancias propias y a las que le planteaban los contrincantes y los escenarios, alternando jugadores, usando a De Jong o a En-Nesyri, y también esquemas tácticos.

En Getafe, aún con Fernando, el Sevilla sacó la raza de equipo que va al cuerpo a cuerpo, recuperando el don del inicio liguero de la seguridad defensiva y la portería a cero, y sumándole la verticalidad, y la pegada, sin perder la presión adelantada tan típica en el manual del técnico, que le dio en Getafe el 0-1 tras un robo de Reguilón.

Ante Osasuna se vio otra versión del Sevilla después de que la baja de Óliver Torres y la baja forma de Banega sacaran la peor cara del Sevilla ante su gente en las citas precedentes. En lugar del dominio del partido con el balón en campo del contrario, Lopetegui, y él se encargó de explicarlo muy bien, optó por buscar la espalda de la adelantada zaga rojilla con un fútbol más vertical, más directo, menos tocado, gracias al juego a los espacios de En-Nesyri.

Ni la agonía del empate a dos ante un rival con diez, por la nefasta influencia negativa del VAR aquel mediodía, tanto en la decisión en contra como en la favorable, debe solapar esa otra versión poco vista en casa, donde el Sevilla exhibe hasta la suspensión peores números que a domicilio, relativamente.

Precisamente ante el Betis tenía la ocasión el Sevilla de que los números logrados en casa superasen a los conseguidos a domicilio. Hasta el parón por el coronavirus, el equipo de Lopetegui llevaba 13 partidos jugados en Nervión, con seis triunfos, cinco empates y dos derrotas, es decir, 23 puntos (19-13 en el balance de goles); mientras que a domicilio había logrado en 14 partidos siete triunfos, tres empates y cuatro derrotas, o sea, 24 puntos (20-16). Es decir, que una victoria sobre el Betis lo habría colocado con más puntos en casa que fuera, algo casi inédito, puesto que el Sevilla empezó la Liga con dos victorias fuera (Espanyol y Granada) y ha seguido ese ritmo.

En ese dilema se encontraba un equipo al que podría empezarle a pesar, eso sí, lo empinado del calendario, la suma de esfuerzos por el cruce europeo con la Roma tras el partido de alto voltaje en el Wanda Metropolitano y antes del encuentro de máxima rivalidad. Un equipo que, no obstante, había saldado el primer envite fuerte sin un pilar como Fernando con éxito, el punto ante el Atlético que lo dejó como tercero en la tabla. Cómo habría respondido sin él en esa fase de confirmación ya es una incógnita. El tiempo corre a favor del brasileño, pero también en contra de todo el fútbol europeo. A ver...

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