En mitad de la temporada, en pleno otoño, un bolo estival. Una especie de amistoso bien pagado. Si el Sevilla gana, se embolsará 570.000 euros. Si empata, solamente 190.000 euros. Si pierde, quedará mancillado su honor de pentacampeón, algo más doloroso quizá que esas cantidades pecuniarias para los dineros que se manejan en el fútbol actual.

El Sevilla juega esta noche profunda de noviembre ante el Qarabag por la honra que debe tenerse a sí mismo el equipo más laureado de la competición, una Europa League que lo espera desde el triunfo en Dudelange como uno de los favoritos para las eliminatorias. Julen Lopetegui se encargó de recordárselo a los protagonistas. Enfrente estará un equipo que se juega la vida en el torneo. Y ahí está el peligro.

SEV-QAR

Quizá en este mundo tan materializado en lo tangible del dinero sea bueno recordarles a los futbolistas que hay 570.000 euros en juego, aunque es esperable que profesionales que se precian de llamarse tales sepan que su honor también está en juego. Es el honor de los menos habituales, de los hombres que necesitan una reivindicación, un sacudir el destino marginal que hasta ahora les depara la gestión de la plantilla que está realizando Lopetegui, el entrenador del tercero de la Liga, poco que discutirle pues al responsable técnico.

Este es el contexto, esa palabra que tantas veces reiteró en la previa Lopetegui para avisar a los suyos de que deben nutrirse de su propia motivación, en el que llega un partido que es vital para el equipo azerí. El líder de la liga de Azerbaiyán ya puso en ciertos aprietos al Sevilla hasta que, muy entrada la segunda parte, Chicharito abrió el marcador gracias a un formidable golpe franco. Luego, el Qarabag se desbarató ante la mayor calidad de los atacantes del Sevilla, espoleados también por un Pozo que fue un estilete por la banda derecha.

Hoy estará de nuevo el extremo de Huévar del Aljarafe en el campo, en esa posición nueva para él de lateral en la que tiene de maestro de la reconversión nada menos que a Jesús Navas. Será uno de los alicientes del encuentro, de esta especie de amistoso, ver las evoluciones del menudo futbolista por la banda derecha, con el palaciego viéndolo desde la grada.

También, obviamente, está el acicate de comprobar cómo gestiona Lopetegui el excedente de cupo en el frente del ataque. Rony Lopes, Munir, Chicharito, Dabbur, Bryan... De entrada hay cinco futbolistas para, presumiblemente cuatro puestos, si se toma como referencia el partido de Dudelange, en el que el guipuzcoano optó por un 4-4-2 que en realidad era un 4-2-4, con Munir, Rony Lopes, Dabbur y Nolito.

El sanluqueño fue titular en Valladolid y lo lógico es que le deje el sitio a otro compañero, quizá a Óliver Torres, quien lo sustituyó precisamente para tener más la pelota desde esa posición de falso extremo.

Son especulaciones lógicas ante un partido en el que el Sevilla, con el millón y medio de euros por la clasificación a dieciseisavos de final de la Europa League ya en el bolsillo, aparte de los 570.000 euros que ganó por cada una de las cuatro victorias, defiende el honor de ser el equipo más laureado del torneo, de su torneo fetiche.