Sevilla FC | Pretemporada

Señales desde el laboratorio

De Jong trata de llegar a un balón largo perseguido por Núñez.

De Jong trata de llegar a un balón largo perseguido por Núñez. / Imagen SFC

Desde el lejanísimo 9 de febrero, un mes antes de que se interrumpiera la temporada por la alerta sanitaria del Covid-19, no sabía el Sevilla lo que era claudicar ante ningún rival. Lo hizo ayer en San Pedro del Pinatar ante el Athletic Club de Bilbao en el segundo de los amistosos programados para cerrar la concentración en tierras levantinas. Fue el último ensayo previo a la final de la Supercopa de Europa en Budapest, a menos de una semana de jugar contra el Bayern Múnich, que por su parte metió miedo en la inauguración triunfal de la Bundesliga. Evidentemente, el carácter de laboratorio de esos dos bolos de pretemporada le quitan gravedad al dato. Pero sí es una señal que Julen Lopetegui ya habrá anotado.

El guipuzcoano, como hizo ante el Levante, volvió a darles rienda suelta a las variaciones tácticas, sobre la premisa de buscar soluciones a distintos contextos, y también de probar a sus futbolistas en diferentes roles. En el primer amistoso ante el Athletic, solventado con un triunfo por 2-1 con buenos goles de Escudero y En-Nesyri, frente al de Muniain de penalti, el Sevilla se puso en el campo de nuevo con un 3-5-2, en el que se pudo ver al delantero marroquí arriba junto a Carlos Fernández, y también partiendo desde la banda izquierda en una ligera variación al 3-4-3 con la que Lopetegui buscó duplicar las alas de nuevo para encontar más profundidad.

En el segundo amistoso, siendo ambos de 80 minutos, prosiguió con esa defensa de tres, con Fernando en el papel de líbero que había ejercido Gudelj, pero careció de la llegada y la solidez de la primera prueba. La posición retrasada de Rakitic, demasiado anclado atrás y alejado de los interiores, Óliver Torres y Óscar Rodríguez, y la agresividad del Athletic ante un árbitro con el norte perdido privaron de conexióna la medular. De hecho, volvió al clásico y tradicional 4-3-3 cuando a raíz del gol del Athletic, en una jugada de estrategia, hizo debutar a Acuña, como lateral izquierdo, al relevar a Fernando para que reapareciera la zaga de cuatro hombres.

Ahí sí se reencontró un Sevilla en el que Ocampos se situó de extremo derecho, tras su infructuosa prueba de jugar primero de carrilero y luego de segundo delantero: el Sevilla tuvo más profundidad y hasta empezó a aparecer Rakitic en posiciones adelantadas.

En medio de tantas pruebas, destacó que En-Nesyri volvió a marcar y que se adaptó a dos roles diferentes en el ataque. También se puso en evidencia que a De Jong le cuesta encontrar el estado de forma para intuir el tiempo de los desmarques y los remates.

Y que Bryan puede ser una pieza válida para desequilibrar, en diferentes posiciones ofensivas. Hasta de carrilero jugó el extremo barbateño. Como segundo punta le dio un gran balón interior a Óscar Rodríguez, a cuyo pase paralelo no llegó De Jong, en una de las jugadas más brillantes durante el trabado segundo amistoso con el Athletic. Y de sus botas también salió, ya como extremo izquierdo, otro gran balón que el holandés no supo aprovechar en el área. Tras vivir el descenso de categoría en Butarque, a Bryan se le nota más competitividad, más mala uva en sus decisiones para hacer daño.

Otro de las señales del laboratorio es que Monchi debe darse prisa en encontrar un central, por mucho que Gudelj y Fernando cumplieran en su papel híbrido de hombre libre y medio de cierre. Una solución coyuntural no puede convertirse en estructural en un equipo de Champions.

Ya enfocando el partido de Budapest, Lopetegui debe colegir de cuál de las versiones de este nuevo Sevilla puede extraer mejor rendimiento y las mejores soluciones. En tres bolos se han visto señales de continuidad, y también demasiado tubo de ensayo, propio de este tiempo de laboratorio. La ventaja es que la base está hecha.

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