Supercopa de Europa | La previa

Un premio gordo y muy suculento para el Sevilla ante el Manchester City

La previa de la final de la Supercopa.

La previa de la final de la Supercopa. / Raquel Feria | Infografía

Vigésima segunda final para el Sevilla en el siglo XXI. Supercopa de Europa, Atenas, Grecia, estadio Karaiskakis, propiedad del Olympiakos, y en el otro lado estará el Manchester City en su condición de actual campeón de la Liga de Campeones. Pero los sevillistas también estarán por méritos propios en la cita, porque se alzaron con su séptimo título de la Liga Europa hace muy pocos meses en Budapest y ése es el principal motivo de orgullo de los seguidores nervionenses y de los propios profesionales del balón, claro está. El pecho puede estar muy henchido, por tanto, y partir de esas circunstancias a pelear.

Está en juego la posibilidad de pelear por la segunda Supercopa de Europa para colocarla en unas vitrinas que aún la siguen esperando desde los acontecimientos que se sucedieron al fallecimiento de Antonio Puerta. Estaba precisamente la plantilla en un hotel en Atenas cuando llegó la trágica noticia del adiós de un compañero y las caras en el retorno de aquella previa de la Champions contra el AEK lo decían todo. Pero escasos días después la UEFA obligó a disputar la segunda Supercopa continental contra el Milan en Mónaco.

Previa de la final de la Supercopa. Previa de la final de la Supercopa.

Previa de la final de la Supercopa. / Raquel Zalba | Infografía

Con la tristeza incrustada en la mente de todos los sevillistas allí presentes, el Milan de Kaká remontó el gol inicial de Renato hasta imponerse por 3-1. Y desde entonces todo fueron derrotas contra el Real Madrid, dos veces en Cardiff y Trondheim; el Barcelona, en un memorable enfrentamiento en Tiflis que se decidió en la prórroga por un 5-4 después de igualar un 4-1 en el tiempo reglamentario, y frente al Bayern, en Budapest el día en el que En-Nesyri pudo darle el título en el último minuto previo a la decisiva prórroga.

Batallas previas

Son las hermosas batallitas del Sevilla en esta competición que sólo pueden disputar dos equipos anualmente y que siempre la juegan entidades que viven en un estado de euforia por haber sido capaces de levantar dos entorchados continentales. Ya existe un tercero con la Conference League, que también lo festeja quien lo conquista, pero estos dos son los más importantes y hay motivos más que sobrados para sentirse en la gloria cuando los equipos son capaces de provocar ese nirvana.

En el caso del Sevilla de José Luis Mendilibar aquello sucedía el pasado 31 de mayo en el Puskas Arena de Budapest, cuando los blancos derrotaban a la Roma en los lanzamientos desde el punto de penalti después de empatar a uno durante el tiempo reglamentario y la prórroga. Los blancos fueron capaces de protagonizar una metamorfosis increíble en el mundo del fútbol. El entrenador vasco se estrenaba un Sábado de Pasión en el Nuevo Mirandilla de Cádiz y aquel día no había ni un solo seguidor nervionense que no pensara en la manera de salvarse del descenso, de ese desastre que amenazaba con fuerza.

Pero no, en apenas dos meses todo cambió como por arte de magia, los triunfos se sucedieron en la Liga para comenzar a otear el horizonte con optimismo después de un triunfo en Mestalla contra el Valencia por 0-2. Y la consecuencia fue una liberación que nadie podía ni siquiera imaginar. Con Mendilibar, el equipo comenzó a hacer un buen fútbol y fue derrotando a verdaderos gigantes de la talla del Manchester United o la Juventus, con citas que siempre permanecerán indelebles en la memoria de todos los que profesan la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión. Fueron dos fiestas impresionantes en el Ramón Sánchez-Pizjuán y particularmente onírica la vivida contra el United con un 3-0 espectacular.

El fútbol, sin embargo, no tiene pasado y sólo depende del presente. Por ello, de aquello parece que ya ha pasado un siglo y la sensación no es tan agradable en las vísperas de este enfrentamiento contra la otra espectacular escuadra de Mánchester, el City que gobierna en el césped Pep Guardiola y en sus despachos los también españoles Ferran Soriano y Txiki Begiristain. El arranque de Liga no ha sido precisamente agradable para los sevillistas con la derrota casera contra los niños del Valencia y las dudas sobre el verdadero potencial de la plantilla no han tardado en volver.

La marcha de Monchi, con una rémora de futbolistas costosísima, dejó a Víctor Orta con la obligación de tomar infinidad de decisiones para hacer el grupo más fuerte con vistas a este nuevo curso y la realidad es que éstas están llegando con cuentagotas. Sólo han salido de la plantilla de profesionales de verdad Rekik y Rony Lopes, a los que se han unido, cierto, también futbolistas de la cantera como José Ángel, Luismi, Iván o Carlos Álvarez. Dicen que está a punto de hacerlo Augustinsson, también Óscar, pero, de momento, ésas son las únicas salidas oficiales, ninguna más.

Proyecto sin cuajar

Por tanto, el proyecto aún está muy lejos de ser el real cuando se arriba al 16 de agosto y se pueden vaticinar aún muchas entradas y muchas salidas hasta conformar el Sevilla 23-24. De ello se quejó el siempre sincero Mendilibar en las vísperas de la cita liguera contra el Valencia, también en la rueda de prensa celebrada en Atenas antes de esta Supercopa para argumentar el hombre un “que al menos me dejen como estoy. Me imagino que podrá ser así”.

Palmarés del Sevilla. Palmarés del Sevilla.

Palmarés del Sevilla. / Raquel Feria | Infografía

Pues con esos mimbres deberá el vasco tratar de conducir al Sevilla a su duodécimo título en este siglo XXI. Además, le faltará uno más, si no se produce un milagro físico de última hora. Fernando, aquejado de una gastroenteritis vírica de última hora, no se montaba en el chárter que desplazaba a la expedición sevillista hasta Grecia. Sin embargo, en el club dejaban la puerta abierta a una incorporación en el mismo día de la final si se produjera una recuperación. La opción de que haya más vuelos directos con aficionados programados para este miércoles permite que se baraje esa posibilidad, aunque no parece que vaya a recuperarse para estar en buenas condiciones.

La alineación

Eso conduce a especular con nuevas incógnitas referentes a la alineación. Fernando, a pesar de su estado físico con los años, sigue siendo indispensable y tenía garantizada una plaza contra el City, uno de sus ex equipos. Mendilibar deberá encajar, por tanto, las piezas en el puzle para no perder el sitio en la posición de medio centro defensivo y ahí el único especialista que le queda en la plantilla es Gudelj. El problema, el siguiente problema, es quién juega de central en ese caso para no desnudar un santo para vestir a otro. La posibilidad de Kike Salas, tras su buena pretemporada, no sería descartable, aunque también pudiera ser que Djibril Sow y Rakitic se tuvieran que repartir esa tarea de medio centro defensivo.

Son los problemas a resolver por parte de un pragmático Mendilibar, pero por encima de esos nombres para el vasco lo fundamental es retornar al estilo de la pasada temporada y olvidarse del fútbol de toque sin ninguna profundidad. Es la única alternativa cuando los sevillistas se miden a un Manchester City en el que Pep Guardiola y el retornado Juanma Lillo ejercen de apóstoles de la posesión. Los ingleses tampoco contarán con De Bruyne, Rúben Dias o Bernardo Silva, futbolistas de tremendo nivel, pero es que la constelación de estrellas es tal que cualquiera puede provocar un destrozo en el equipo que sea.

Ahí están Haaland y demás cracks para darle el papel de favorito absoluto al City. Pero ya se sabe que el Bayern también lo era hace algunos años y En-Nesyri tuvo en sus botas el título. El Sevilla presume de no rendirse jamás y en Atenas estará arropado por 1.200 de los suyos para mantener viva la llama de la ilusión.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios