Alavés - Sevilla | La crónica

Alavés-Sevilla | Un cabezazo en plancha de Rakitic y poco más (0-1)

Rakitic coge el balón para celebrar su gol con la felicitación de En-Nesyri y Lamela.

Rakitic coge el balón para celebrar su gol con la felicitación de En-Nesyri y Lamela. / David Aguilar | Efe

Clasificación con lo mínimo del Sevilla para los cuartos de final de la Copa del Rey. El cuadro de Jorge Sampaoli sacó adelante la cita con el Alavés gracias a la providencial aparición de Rakitic llegando desde atrás en un centro de Jesús Navas. El suizo remató en plancha detrás incluso del punto de penalti y ese escuálido gol bastó para que los nervionenses ganaran el partido ante el pundonoroso Alavés.

Fue eso y prácticamente nada más, porque el juego del Sevilla volvió a ser muy pobre, incluso inferior a los suplentes de un equipo que milita ahora mismo en la Segunda División, pero en el fútbol no se entiende jamás del desempeño sobre el campo y sí de los goles que se anotan en el acta arbitral. Al contrario que en Gerona, esta vez Soto Grado registró uno más a favor de los sevillistas y eso es lo único que cuenta a estas alturas de enero.

Sampaoli, tal vez con la calefacción de una de las cabinas de Mendizorroza, tendría las cosas mucho más claras sobre la capacidad de los suyos durante una primera mitad pobre, muy pobre, paupérrima incluso. No había ni un solo duelo en el que el balón estuviera dividido, que no tuviera un dueño claro, que no acabara en los pies de uno de los futbolistas vestidos de azul y blanco. Lógicamente, ese empuje del Alavés lo condujo a vivir siempre mucho más cerca de Dmitrovic.

El sancionado técnico argentino había refrescado su once, pero casi había más titulares entre sus elegidos que en las filas de García Plaza en el cuadro vitoriano. Pero eso no iba a servir absolutamente para nada, hasta los suplentes de un equipo de Segunda División, Liga SmartBank para los puristas, tienen más ritmo que este Sevilla construido por Monchi, José Castro y José María del Nido Carrasco, bajo las directrices de Julen Lopetegui y ahora entrenado por Sampaoli.

Es la cruda realidad, la baraja se puede mover de la manera que sea por parte del máximo responsable técnico, salen once futbolistas con el escudo del Sevilla en sus pechos y siempre corren infinitamente menos que los rivales que tienen enfrente. Esta vez le tocó contra los suplentes de un Alavés en el que sólo repetían Abqar y Luis Rioja respecto a la última alineación titular liguera ante el Oviedo, pero da igual, siempre van a tener más ritmo que los nervionenses.

La cara de susto y de alivio de Dmitrovic y Badé en el remate de Salva Sevilla en la prolongación. La cara de susto  y de alivio de Dmitrovic y Badé en el remate de Salva Sevilla en la prolongación.

La cara de susto y de alivio de Dmitrovic y Badé en el remate de Salva Sevilla en la prolongación. / David Aguilar | Efe

El resultado de esas circunstancias es que los locales iban a lanzar un saque de esquina tras otro en el comienzo de las operaciones. Todos ellos, además, se ejecutaban con una gran variedad de recursos tácticos y hasta casi eran rematados, pero el principal susto para Dmitrovic se lo evitó su compatriota Gudelj tras un remate de Abqar (8’). Por cierto, a los treinta y pocos segundos llegó el primer balón perdido por el otra vez central serbio, lo que acabó con un disparo de Jason repelido por Badé.

Ésta era la cruda realidad del Sevilla que veía Sampaoli desde su calentita cabina debido a la expulsión que sufriera en Linares. ¿Y del Sevilla, hubo alguna noticia en ataque en ese primer periodo? Un disparo de mentira de Lamela arriba tras un robo a Balboa (40’) y muy poquito más. Antes, en el minuto 32, Dmitrovic le había hecho una buena parada a Luis Rioja en un tiro con cierto peligro.

Con el retorno de Ocampos anunciado en el intermedio de este partido copero, las soluciones pensadas desde esa cabina con calefacción fueron las entradas de Jesús Navas y Fernando en los puestos de Suso y de Gudelj. Y no pudo ser más efectivo el ingreso del palaciego, nuavemente en la posición de extremo. Un robo de Joan Jordán acaba en un centro que Rakitic convierte en el primer gol con un cabezazo en plancha más allá del punto de penalti.

Fue la única llegada de verdad de los sevillistas en toda la noche, porque el resto se iba a limitar a una resolución horrible de Lamela en un dos contra uno que pudo generar mucho más (69’) y un disparo del propio argentino, que ya era el falso delantero tras el cambio de ¡Nianzou por En-Nesyri!, tras un mal control con la espalda de Rakitic se convirtió en un pase inesperado por todos.

La segunda sustitución ordenada por el entrenador argentino era una invitación a la feroz crítica de todos los suyos en los redes sociales. El cronista no se ha equivocado, salía Nianzou en el puesto de En-Nesyri, que paradójicamente era uno de los mejores defensas visitantes. La recomposición llevó a Fernando al medio del campo y a Lamela como el falso nueve, aunque Rafa Mir entraría muy poco después.

Los nervios, lógicamente, se iban a incrementar en la recta final, el Alavés apretaba, el Sevilla defendía mal que bien y Soto Grado no paraba de alzar unos de sus dedos para indicar un minuto más en cada interrupción. Al final adicionó tres más a los cinco indicados y llegaron los sustos de Jason y Salva Sevilla por la zona mal defendida por Acuña. Pero el Sevilla se salvaba de esos intentos y tendrá su bola en el sorteo de los cuartos del próximo viernes. Un cabezazo en plancha desde Rakitic, sí, en plancha y de Rakitic, y tan poquito más... son suficientes.

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