Nueva decepción para los sevillistas con un empate ante un Mallorca que venía de encajar seis goles contra el Granada. Aunque Lopetegui apunta en la sala de prensa que los suyos habían hecho merecimientos para mucho más, lo cierto es que su equipo no fue capaz de dar el paso adelante necesario hasta los minutos finales con la entrada de En-Nesyri y Martial.

En-Nesyri | Sus cabezazos sí fueron una vía de peligro real por fin

En-Nesyri, en otro gesto de malestar por los remates.

Lopetegui lo sacó del equipo titular para colocar a Rafa Mir en su lugar, pero recurrió al marroquí al mismo tiempo que Martial para tratar de tener a dos referencias claras arriba con vistas a los centros que debían producirse. Y, al contrario de otras ocasiones en el presente curso, el delantero centro teóricamente titular sí originó peligro real para el Mallorca. Lo hizo en sendos cabezazos que pudieron acabar en gol. En el primero se le fue arriba y en el segundo se topó con el paradón de Reina.

Martial | Tras su gran control, le faltó un punto de sangre fría

Martial no aprovecha la gran ocasión que se fabricó en el minuto 90.

Corría el minuto 90 cuando le llegó un balón picado hacia la banda derecha, el francés hizo un control espectacular y en un par de zancadas se plantó delante de Manolo Reina. Sin embargo, ahí le faltó algo de sangre fría para haber oteado el horizonte hacia atrás y ver la buena colocación de su compatriota Koundé. Quiso ser el héroe y tenía poco ángulo para el disparo.

Tecatito Corona | Mejor de lateral; arriba, arabescos de mentira

Menos mal que mejoró en la recta final del partido cuando Lopetegui lo colocó como lateral derecho ante los problemas musculares de Jesús Navas, pero en el resto del partido, concretamente en su posición inicial de extremo izquierdo, se perdió en una infinidad de arabescos que no tenían el más mínimo sentido. Sobre todo porque eran de mentira, sin capacidad para desbordar e irse de Maffeo.

Acuña | Al final sí hizo algo positivo; en la primera mitad...

Diego Carlos retiene a un Acuña que protesta la tarjeta amarilla que vio.

El lateral argentino, piropeado en multitud de ocasiones cuando su rendimiento ha sido alto, ha llegado también a este tramo final del curso como la mayoría de la plantilla sevillista. Es decir, fundido y sin capacidad para meterle una marcha más al juego para convertirse en una vía que ayude hacia arriba. Su primera mitad fue demasiado deficiente, después mejoró algo al final.