Cinco años del adiós a Biri Biri, muchísimo más que una leyenda
El gambiano fue un icono que marcó una época a la hora de hacer sevillismo entre los más jóvenes
El Sevilla recordó este sábado la figura de Biri Biri, fallecido hace cinco años y algo más que una leyenda en el club de Nervión. Alhaji Momodo Njle, natural de Gambia y fallecido siendo una institución en el club el 19 de julio de 2020, llegaría a Sevilla procedente de Dinamarca, en 1973, a un Sevilla que peleaba por salir de un pozo llamado Segunda División. Biri Biri permaneció durante un lustro en la entidad blanquirroja, los dos primeros en Segunda, en los que fue clave con sus catorce goles en la temporada 74-75 para ascender a la máxima categoría.
El africano se convirtió rápidamente en un icono para el sevillismo. Cuando ahora es un tema recurrente el asunto del racismo, en el Sevilla su llegada fue un acontecimiento sin precedentes a nivel de cariño. Innumerable fue el número de niños que se hicieron socios con el reclamo del gambiano, que se ganó, por su carácter afable, el cariño de los suyos. No es casualidad que la peña que lleva su nombre sea la referencia en materia de animación, aunque LaLiga haya prohibido la palabra “biri” por asociarla a los grupos violentos del fútbol español.
En total, Biri Biri vistió la elástica nervionense en 109 encuentros, consiguiendo hasta 34 dianas.
Muchos jugadores han firmado mejores datos en la historia sevillista, pero pocos calaron tanto en la afición como él. Además, esos cinco años bastaron al de Gambia para dejar una imborrable huella en el corazón de una afición que lo adoptó como absoluta leyenda e ídolo, llegando a recibir en 2017 la insignia de oro del Sevilla FC delante de un abarrotado Ramón Sánchez-Pizjuán.
Biri Biri dejó el equipo en 1978, pero sus cinco años en Nervión dejaron una marca en el corazón del gambiano. Visitó Sevilla en múltiples ocasiones, se fotografió con Maradona en la grada que lleva su nombre y las dos últimas veces que visitó el Sánchez-izjuán fueron en 2020 poco antes de fallecer. “La gente me quiere, y yo quiero a Sevilla”, decía en una entrevista, en la que nadie podía imaginar que fuese su última vez en la ciudad, a la que cada vez que viajaba se reunía con sus amigos, Pablo Blanco, Acosta, Rubio, Montero, Álvarez, Superpaco, Gallego, Sanjosé...
El Sevilla siempre tiene en su recuerdo a tipo muy peculiar, que fue diplomático en su país y que dejó una profunda huella en el club como nadie, y así es, nadie, ha dejado.
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