Sevilla FC

El concepto de equipo sobre los avatares

De Jong, junto a la piña de jugadores tras el gol de Munir; Óscar Caro se abraza a Joan Jordán.

De Jong, junto a la piña de jugadores tras el gol de Munir; Óscar Caro se abraza a Joan Jordán. / Antonio Pizarro

La famosa resiliencia que puso de moda Julen Lopetegui en pleno confinamiento, trasladando un mensaje de superación de obstáculos, volvió a ponerse de manifiesto en un partido del Sevilla, en su espectacular juego ante el Getafe.

En este caso esa forma de afrontar las contingencias externas tuvo alguna salida de tono visceral: la forma en que Monchi protestó la anulación del gol de Ocampos por la muy discutible revisión del VAR o el encaramiento de Lopetegui con José Bordalás tras la dura entrada de Djené... Pero, por encima de esa expresión de la tensión al límite, propia del momento –y corregida luego por el propio técnico al reconocer su error–, lo que quedó patente en su sufrido y merecidísimo triunfo sobre el Getafe fue el comportamiento del equipo como un colectivo que se sobrepone a los avatares, a la anulación dudosa de un gol, a la grave lesión de un compañero, para seguir desarrollando su idea de juego. Y esto, el desarrollo del juego, tocó un techo de exquisitez en plena racha triunfal.

Sin sus dos capitanes principales, Jesús Navas, renqueante de sus problemas musculares, y Rakitic, sancionado, el equipo de Lopetegui no echó de menos a nadie para exponer su mejor versión, como resultado de una evolución del juego, cada vez más incisivo, rítmico y vertical, independientemente de quiénes sean los actores.

El Sevilla superó las contigencias del arbitraje, la crispación, la lesión de Ocampos: siguió a lo suyo

El Sevilla concatenó ante el Getafe su séptimo triunfo consecutivo, una marca importantísima que tiene precedentes, ya lejanos, en el presente siglo. La última vez fue en la temporada 16-17, con Jorge Sampaoli. Anteriormente lo logró con Manolo Jiménez, en el inicio de la campaña 09-10, y en el final de la 14-15 con Unai Emery. Todas fueron temporadas exitosas: dos cuartos puestos, una Copa del Rey, un quinto puesto con récord de puntos y el cuarto título de la Europa League. Pero, sobre el frío dato estadístico, que también ilustra sobre la fortaleza actual del Sevilla, con un solo gol encajado en esta impresionante serie (ante el Alavés, 1-2), pesa más la sensación de que el equipo de Lopetegui sigue creciendo en el desarrollo de su juego. Y esto llega justo cuando debe afrontar la parte más exigente y al mismo tiempo más atractiva de la temporada.

El miércoles el Sevilla recibe al Barcelona, con un día más de descanso, en la ida de las semifinales de la Copa del Rey. Y el siguiente miércoles, jugará de nuevo en Nervión la ida de los octavos de final de la Champions ante el Borussia Dortmund, con la visita del Huesca el sábado como oportuno interludio entre las dos grandes citas.

Con siete triunfos seguidos afronta ahora un tramo exigente, con Barça y Dortmund como retos

Y el equipo de Lopetegui llega a este tramo pleno de ilusión y confianza, con una racha desde que comenzó diciembre de 19 partidos en los que sólo perdió tres veces (Chelsea y Real Madrid en casa y Atlético fuera), con 14 triunfos y dos empates. Pero, de nuevo, sobre esos números, destaca con luz propia el comportamiento del grupo que adiestra Lopetegui como un auténtico equipo, en el que titulares y suplentes se alternan y no afectan las bajas de hombres clave como Jesús Navas o Diego Carlos, ya habiendo superado éste su cuarentena por Covid-19.

Ahora, afronta un doble reto: mostrar esa fortaleza ante rivales de primerísimo nivel y superar la baja de Ocampos, aún por definirse su periodo de ausencia. En este contexto, y viendo la respuesta de los que se han ido subiendo al carro en este periodo, dedicar al compañero herido cada partido será un aliciente anímico, que ya pudo manifestarse ante el Getafe.

Todos suman: Aleix Vidal, Papu, Escudero en su regreso, Óliver Torres..., en una respuesta coral

Además, el Sevilla de este momento de la temporada no tiene nada que ver con aquel más plano, irregular y dubitativo del inicio. Y todos suman: Aleix Vidal, Óliver Torres, Munir en su reencuentro con el gol, Escudero en su regreso, Papu con sus apuntes y su debut goleador... El Sevilla ya no especula con el balón ni con el marcador. Atrae al rival, corre, percute, golea. Los momentos de forma de Koundé, Joan Jordán, Suso, En-Nesyri... también suman. Pero sobre todo destaca la impresión de que este Sevilla, juegue quien juegue, ofrece una respuesta coral. Confianza, ritmo, verticalidad, rapidez: equipo con mayúsculas.

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