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Las diferentes formas de ganar finales del Sevilla

Entrenamiento del Sevilla previo a la final de la Europa League / Antonio Pizarro

Disputar seis finales de la Liga Europa da un poso de experiencia por la gran cantidad de situaciones vividas. El Sevilla ha probado diferentes caminos hacia el triunfo y ha aprendido con el paso del tiempo que no puede perder los nervios, que la paciencia es la mejor acompañante en este tipo de partidos. No en vano, los sevillistas han sido capaces de remontar en tres de las finales que han disputado.

Los sevillistas comenzaron perdiendo en la final de Basilea, cuando el Liverpool se adelantó en el primer periodo con un gol de Sturridge. Pocos podían pensar en el intermedio, con la afición inglesa apretando, en lo que iba a suceder con posterioridad. Pero pasó, vaya si pasó. Gameiro igualó el partido muy pronto y después llegarían los dos goles de Coke, el primero de ellos un golazo, para que todo diera la vuelta y fueran los seguidores nervionenses que se desplazaron hasta la ciudad suiza quienes disfrutaran a lo grande.

Fue, sin duda, la final más llamativa por el rival que estaba enfrente y también por la forma de ejecutar esa remontada, pero no ha sido la única. Ya con anterioridad, los sevillistas se vieron obligados a darle la vuelta al marcador en la final que jugaron un año antes en Varsovia contra el Dnipro. El croata Kalinic marcó muy pronto con un cabezazo ante el que hoy recordado Sergio Rico, por su gravísimo accidente en El Rocío, nada pudo hacer. Sin embargo, los hombres entrenados por Unai Emery sí fueron capaces de conquistar el segundo título con el entrenador vasco al frente.

El polaco Krychowiak fue profeta en su tierra para anotar el gol del empate muy pronto y después Bacca pondría por delante a los blancos. Un nuevo empate llegaría en una falta directa por parte de Rotan, pero Bacca de nuevo rompería la igualdad en el marcador para el cuarto título de esta competición para los nervionenses.

La tercera y última remontada en las finales, de momento, tuvo lugar en Colonia, en la cita que se jugaba a puerta cerrada con el Inter enfrente. Los italianos se adelantaron con un gol de Lukaku de penalti y antes del intermedio los hombres ya entrenados por Julen Lopetegui habían sido capaces de ponerse por delante con sendos goles de cabeza de Luuk de Jong. Empataría de nuevo Godín y sería decisivo el remate de chilena de Diego Carlos que entró después de tocar en el propio Lukaku.

Las dos finales por penaltis

Pero los métodos para ganar no se quedan en esas remontadas, también dos de las seis finales, ambas consecutivas además, se decidieron en la tanda de los lanzamientos desde el punto de penalti. En la segunda concretamente, la que tuvo lugar en Glasgow, el marcador tuvo muchas variantes con el gol inicial de Adriano en aquel maravilloso saque de Palop, el empate por parte de Riera, la nueva ventaja a través de Kanouté en el pase de Jesús Navas y el empate del brasileño Jonatas. En la tanda final se agigantaría la figura de Palop para que el Sevilla sumara el segundo título.

Un ejercicio de supervivencia sería el siguiente título, concretamente el conquistado por el Sevilla en la ciudad italiana de Turín. Los hombres de Emery tuvieron que emplearse a fondo frente a un buen Benfica para llegar cero a cero al final de los noventa minutos y también de los 120 incluida la prórroga. Nueva tanda desde los once metros ante un portero que después se daría a conocer en el fútbol mundial como Jan Oblak. Pero los sevillistas marcaron todos los lanzamientos, incluido el del final con el potente lanzamiento de un Gameiro visiblemente lesionado. Beto le robó el protagonismo de los porteros a Oblak.

Falta en este repaso meramente futbolístico la final de Eindhoven, la primera, la que el Sevilla demostró la forma de ganar más contundente. Pero no faltaron algunas dificultades, como es lógico en cualquier tipo de final. Palop le hizo una gran parada a Viduka después de que Luis Fabiano hubiese anotado el primer gol para los sevillistas antes del intermedio. La intervención del guardameta ante el australiano fue decisiva para que después llegaran los dos goles de Maresca y el de Kanouté en el delirio por el primero de los títulos tras una infinidad de años.

Está claro que el Sevilla conoce las diferentes vías para llegar hasta el triunfo en estas finales europeas, también saboreó la hiel en la Copa del Rey y algunas Supercopas, pero lo que se juega en Budapest es la final de la Liga Europa y en ese sentido el seis de seis permite tener enseñanzas de cómo llegar hasta el éxito.

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