Atlético-Sevilla

Hay empates que saben a victorias... (2-2)

  • El Sevilla muestra una imagen mucho más convincente para sacar un punto de enorme valor en su visita al Atlético de Madrid

  • El VAR fue decisivo en el tramo con mayores alternativas antes del intermedio

  • Previa: El tercero de la Liga

El Sevilla de Julen Lopetegui ha dado un paso adelante respecto al Atlético de Diego Pablo Simeone. Eso es un dato objetivo si se apela a los resultados registrados entre ambos equipos en el presente ejercicio balompédico, con dos empates cuando antes casi todo eran derrotas de los nervionenses, pero no sólo se circunscribe a eso, también se puede proyectar el análisis hacia el juego, dado que los blanquirrojos no tuvieron nada que envidiarle a los rojiblancos sobre la pradera del Wanda Metropolitano. Es más, hasta pudieron anotarse el duelo, aunque lo más justo fueran las tablas registradas al final.

Los forasteros, lejos de la imagen dejada en otras visitas al recinto donde moran Simeone y los suyos, ofrecieron una imagen mucho menos timorata y partieron con la idea indeleble de mantener el pulso en lo más alto durante todos los minutos que durara el litigio, que en esta ocasión se fueron hasta los 101 con los dos alargues decretados por Hernández Hernández, aunque en el descargo del canario haya que reseñar con prontitud que en el primer periodo las dos intervenciones del VAR tuvieron todo parado durante muchísimo tiempo.

El Sevilla, en pos de ese planteamiento valiente, partió con la línea de tres centrales que se viene haciendo habitual en Lopetegui, al menos lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán. Gudelj se incrustaba entre la pareja de centrales para formar un galimatías que el rival detecta rápido, pero que le presenta muchas dificultades para descifrarlo. Porque el serbio no ejerce de central típico, sino que ocupa el medio centro en repetidas ocasiones, sobre todo cuando el balón está más allá del mediocampo sevillista, para crear una superioridad en la zona que suele ser complicada de contrarrestar por mucho que enfrente estén elementos del nivel de Saúl Ñíguez, Koke o incluso Joao Félix en la mediapunta.

Con semejante planteamiento el Sevilla tenía superioridad en muchas zonas del campo y ya con un Banega recuperado para la causa hasta se hacía el dueño del control del juego durante la mayor parte de las fases que éste tuvo. El Atlético partió con brío, trató de recuperar la pelota muy arriba, pero fue dándose por vencido conforme veía que lo tenía casi imposible para recuperarla. El medio centro argentino, incluso, se repartía mucho los roles con Gudelj a la hora de salir desde atrás y se incrustaba entre los dos centrales para que le serbio saliera. Si a esto se le suma el apoyo de Joan Jordán, que es el equilibrio perfecto tanto para desahogar como para el trabajo más sucio, el mando le pertenecía al cuadro forastero después del primer arrechucho atlético.

Las pulgas se sacudieron con prontitud y la iniciativa comenzó a corresponderle a un Sevilla bien puesto y valiente en su planteamiento. Porque no sólo se iba a limitar a defenderse con el balón, como ha hecho en otras ocasiones sin profundizar casi nunca, en absoluto. El cuadro de Lopetegui tenía muy claro que debía buscar hacerle daño al rival para mantener a los atléticos lo más lejos posible de Vaclík. Y así comenzaron a llegar algunos sustos para Oblak a través de un fútbol combinativo y hasta profundo. Ocampos abrió el camino, Suso le pegó un buen susto al excepcional cancerbero esloveno y después le llegó el turno definitivo a De Jong.

El holandés, esta vez sí, acertaba a la primera después de una buena jugada de Jesús Navas y Joan Jordán por el costado derecho. El Sevilla se había puesto por delante en el Wanda Metropolitano, algo que rara vez había hecho, al menos en la Liga, desde que Simeone dirige a los rojiblancos. Era un resultado lógico a la vista del buen juego desarrollado por los nervionenses, pero era cuestión de prolongarlo en el tiempo. Y eso no sucedería por dos cuestiones, por los problemas que originaba Felipe, poderoso en todas las acciones de estrategia locales, y por una intervención del VAR que es complicado de explicar.

Es verdad que Diego Carlos puede cometer penalti cuando llega tarde al despeje y golpea en la pierna de Joao Félix, pero resulta muy difícil de entender que el canario observe mano del central brasileño después de más de cinco minutos deliberando con el asturiano González Fuertes, que era el que estaba en Las Rozas. El Sevilla se vio golpeado por la decisión y llegó a descomponerse hasta encajar el segundo tanto en una de sus primeras pérdidas. Joao Félix, con rebote incluido en Koundé, lo castigó.

La película de otras ocasiones parecía repetirse a pesar del buen planteamiento de partida. Pero no, el Sevilla no se arrugó y en la misma jugada en la que Oblak sacaba casi en la misma raya un cabezazo de Reguilón, Trippier cometía una imprudencia dentro del área al derribar a Ocampos. Penalti después de comprobar el contacto en el VAR y el Sevilla se iba a la caseta como se había merecido de sobra, con una igualada que premiaba al buen planteamiento de Lopetegui y a la manera de llevarlo a cabo de todos los peones elegidos.

Restaba aún mucho tiempo, pero esas alternativas constantes en el marcador se iban a acabar precisamente durante ese periodo de descanso. El Sevilla partió con idéntica valentía y hasta pudo adelantarse a través de Gudelj desde el borde del área. No lo consiguió a pesar de que vivió con absoluta tranquilidad durante la primera hora del juego.

Concretamente hasta que llegó el carrusel de sustituciones. Lopetegui sorprendió permutando a Suso por En-Nesyri en una variación teóricamente muy ofensiva. El resultado fue que su equipo perdería gran parte del control, pues Banega se quedaba sin una de las salidas por delante para manejar la pelota y escondérsela al Atlético. La tropa de Simeone tendría la opción más clara en un despeje de Diego Carlos que le cayó a Yannick Carrasco (70'), pero el Sevilla se salvó ahí y hasta pudo ganar de no aparecer el omnipresente Felipe para salvar un remate a bocajarro de En-Nesyri (78') en una falta de laboratorio que había prolongado De Jong tras ponerla en juego Banega.

El empate no se alteraba y era lo más justo, pero el punto casi sabe a victoria para el Sevilla. ¿Por qué? Fácil, este curso no ha sido inferior al Atlético de Simeone y no se sabe a qué puede equivaler eso en el futuro. 

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