La ejemplarizante sanción a un Sevilla en almoneda: ni libertad de expresión ni ecuanimidad
La desproporcionada propuesta de Antiviolencia del cierre por un mes del estadio, acrecentada por una pancarta que es inane, recuerda pasados agravios a un club descompuesto
La pancarta que denuncia Antiviolencia para el cierre del Sánchez-Pizjuán ni nombra a los Biris
El Sevilla y el sevillismo conocen en carne propia la saña de los comités y tribunales sancionadores coincidiendo con épocas de vacas flacas. Actualmente el club de Nervión está en descomposición. La salida buscada por los grandes accionistas de vender al mejor postor ante la incapacidad para gestionar en consenso la entidad es la mejor prueba de ello. La deriva institucional, económica, deportiva y social no ayuda absolutamente nada al respeto de las instancias administrativas del deporte. Pero en este caso Antiviolencia se ceba especialmente rayando lo anticonstitucional. Porque en su propuesta de sanción del cierre total por un mes del estadio habla de incitación al odio por una pancarta que es absolutamente inane más allá de que era obvio que el lanzamiento de botellas y mecheros iba a tener una sanción ejemplar. ¿Pero para todo el estadio y durante un mes?
El club reaccionó con un comunicado en el que califica de “indignante” la propuesta de sanción y ve un grave “agravio comparativo”. En su nota el Sevilla califica dicha propuesta de sanción “totalmente desproporcionada, carente de cualquier mínimo fundamento y constituyente de un nuevo y clamoroso agravio comparativo, a tenor de lo sucedido en otros estadios, con episodios similares o incluso más graves, y las medidas adoptadas entonces”. Además incide en que ese “agravio, como en ocasiones anteriores, supone una forma cruel de injusticia, sin justificación objetiva, generando una discriminación intolerable y castigando a toda una afición soberana que acudió al estadio”. Impecable.
Recursos contra dos procesos sancionadores
El Sevilla ya había recibido del Comité de Disciplina (RFEF) la sanción de cierre parcial de tres partidos de la grada de Gol Norte por el lanzamiento de botellas de aguas y algún mechero al final del derbi que obligó a la suspensión temporal tras un aviso por megafonía. Y el club también anunció que recurrirá contra este otro procedimiento sancionador al entender que no puede pagar toda el sector de Gol Norte por el descontrol de unos individuos. Evidentemente también recurrirá contra la propuesta de Antiviolencia.
En este sentido reitera “su absoluta y total condena a cualquier actividad violenta en el ámbito del fútbol, así como su firme voluntad de seguir colaborando activamente con las autoridades policiales, de tal manera que únicamente el club es el que está identificando” a los que lanzaron dichos objetos. De hecho anunció que “propondrá para sanción a tres de las personas que lanzaron objetos al terreno de juego” una vez identificadas.
Pero lo de Antiviolencia -que depende del Ministerio del Interior y cuyo nombre completo es Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte- se excede por castigar a toda la afición del Sevilla. Y además la principal pancarta denunciada no incita al odio y sólo es vinculada con el grupo Biris Norte, que sí está incluido en el registro de Interior de grupos ultras, porque en sus redes sociales reivindicaron la autoría de dicha pancarta por el 50 aniversario de su fundación. ¿Se puede interpretar como incitación al odio o como alteración de la libertad de expresión?
La pancarta del aniversario de los Biris
Según el texto de la propia Antiviolencia la duda razonable está ahí... "La pancarta ocupaba todo un fondo del estadio y mostraba un dibujo diferente al anunciado para su autorización por el club tres días antes del partido. El coordinador de seguridad advirtió expresamente sobre la posible vinculación al grupo radical, una posibilidad descartada por el Sevilla FC. Además, la autoría del tifo fue reivindicada por los propios ultras en perfiles abiertos de redes sociales". ¿Y qué mostraba la pancarta? Un anciano ante una tarta e cumpleaños por el 50º aniversario de los biris y el lema "los años nos hacen más grandes". ¡Cuerpo a tierra!
Otrosí, Antiviolencia, que propone una multa de 120.000 euros al club además, denuncia que se exhibió alguna otra pancarta con incitación al odio referida a la pelea entre ultras de ambos equipos la víspera del derbi. Y también es llamativa la multa a Sevilla y Betis por los botes de humo que hubo en los entrenamientos a puerta abierta la víspera del derbi.
Los precedentes de aquel Sevilla ruinoso
Todo esto recuerda a los cierres que hubo al final del siglo XX y principios del XXI, con el Sevilla intentado salir de la crisis de sus dos últimos descensos. La temporada 99-00 en la que descendió a Segunda División la cerró jugando su último partido en el Francisco de la Hera contra el Rayo (2-3) por incidentes en un encuentro anterior con el Deportivo con un arbitraje infame de Mejuto González. Y en la temporada 2002-03 sufrió el cierre total del estadio por cuatro jornadas debido al derbi de los muletazos y jugó cuatro partidos lejos de Nervión: dos de Liga en Cádiz (Sevilla-Mallorca, 3-0) y Jerez (Sevilla-Málaga, 0-0) y otros dos de Copa en Córdoba (Sevilla-Numancia, 2-1) y Jerez de nuevo (Sevilla-Osasuna, 1-1).
A perro flaco... todo son pulgas. Pero también es difícil dejar de pensar que hay cierta saña con los equipos del sur y con un Sevilla que ya vivió cierres de su estadio por incidentes en épocas malas. Y la actual es de las peores por la deriva arrastrada de las precedentes.
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