Espanyol-Sevilla | La crónica

El pobre físico de este Sevilla lo conduce desde la goleada a la agonía (2-3)

José Ángel se anticipa a Vinícius Souza para rematar el 0-2 del Sevilla.

José Ángel se anticipa a Vinícius Souza para rematar el 0-2 del Sevilla. / Alejandro García | Efe

Triunfo agónico de un Sevilla sin guardarse ni un solo gramo de fuerza en el cuerpo de los dieciséis protagonistas directos de la primera victoria de la temporada para la escuadra entrenada por Julen Lopetegui. Nadie que viera esta cita contra el Espanyol podrá dudar del compromiso de los profesionales con la figura de su entrenador, pero otra cosa bien distinta y que sí conduce a una reflexión es el precario nivel físico de una plantilla de profesionales del primer nivel del fútbol mundial.

Por diferentes problemas musculares fueron abandonando el campo Acuña, en el descanso, cuando ya Alex Telles calentaba por esas dificultades del argentino previas incluso al salto del penalti, Joan Jordán, Óliver Torres y los jóvenes Kike Salas y José Ángel. Ninguno de los cinco podía prácticamente con su cuerpo y encima de los que se quedaban sobre el césped hasta el final de los 104 minutos que se completaron Fernando estaba literalmente fundido, En-Nesyri se retiraba echándose mano a la parte posterior de su muslo y así hasta completar prácticamente a los once que jugaron desde el primer minuto, con la salvedad, que también habría que preguntarle a ellos, de Bono, Gudelj y un Isco cada vez más metido, quienes, al menos, no hicieron gestos de padecimiento.

Es verdad que el Espanyol de Diego Martínez es un equipo bastante exigente en ese plano físico, como también lo es que el litigio arrancaba a las cuatro y cuarto y este fin de semana el calor ha apretado fuerte de nuevo, más en una ciudad con un alto porcentaje de humedad por tener el mar al ladito, pero todo eso no puede conducir a que una escuadra profesional acabara tan fundida en este sentido. Está claro que el déficit es más estructural por la confección de la plantilla que coyuntural.

Pero cuando se analiza todo desde el punto de vista resultadista, como siempre se ha hecho en esta visión del fútbol, está claro que el resultado final consignado por Cuadra Fernández, con su nuevo penaltito incluido, fue Espanyol, 2-Sevilla, 3 y a partir de ahí los nervionenses pueden felicitarse por haber celebrado su primera victoria del curso, que era lo realmente importante a la vista de las circunstancias que viven tanto Lopetegui como todos los futbolistas.

Lógicamente, el análisis debe comenzar por el principio y la puesta en escena del Sevilla en el RCDE Stadium no iba a tener nada que ver con todo lo expuesto con anterioridad por la escuadra de Lopetegui. Y la razón responde a un par de palabras que son fundamentales para este deporte: efectividad y acierto. Lo que no habían hecho hasta ahora los sevillistas tanto en Almería, cuando el guardameta Fernando le sacó el balón a Lamela, como frente al Barcelona o incluso ante el Valladolid, con clarísimas ocasiones desperdiciadas en el tramo inicial iba a situarse en las antípodas en la atardecida en Cornellá-El Prat.

Óliver Torres desahogó una presión de los blanquiazules tras un saque de banda sevillista con un cambio de juego hacia José Ángel, éste se fue con descaro hacia arriba y en lugar de buscar el tradicional centro llegando hasta el fondo le puso la pelota por delante a Lamela. Si otras veces el argentino no daba con la portería rival, en esta ocasión aguantó, miró y su disparo se coló entre las piernas de Álvaro Fernández.

La nueva revolución de Lopetegui en busca de esa pócima que pueda funcionar en un curso que se ha presentado de nalgas en su nacimiento hallaba un punto de felicidad con apenas 45 segundos consumidos en el cronómetro de Cuadra Fernández. Es cierto que restaba un mundo por delante y más aún con la feble forma de defenderse que demostraron los visitantes durante los diez minutos posteriores al 0-1, cuando el Espanyol se acercó con peligro a las proximidades de Bono con centros y también con pérdidas innecesarias de los nervionenses, pero siempre es mejor ponerse por delante para incrementar al menos la confianza en estos tiempos tan convulsos.

El Sevilla, de cualquier manera, iba a salir indemne de ese arreón blanquiazul y a través del control de Isco, Joan Jordán, Óliver Torres y Fernando daría pasos adelante. En-Nesyri tuvo la primera tras el 0-1 al cuarto de hora, pero el fenomenal pase de Jordán le fue a su pierna derecha y su disparo fue tapado con facilidad por Álvaro Fernández. Después le saldría a las manos de guardameta un disparo al propio Jordán tras otra buena acción colectiva de los sevillistas.

Y a la tercera llegaría el 0-2. Córner bien rematado de cabeza por En-Nesyri, Álvaro Fernández sacó con una excelente parada como buenamente pudo y José Ángel estaba en el sitio justo en el momento justo para anotar su primer gol en un partido de Liga con la primera plantilla sevillista. Ese tanto incrementaría aún más la confianza y el juego de los visitantes, quienes debieron concretar con otro gol más a través de Lamela, pero éste desaprovechó una acción de tres contra uno en ataque.

Eso condujo a un momento de duda, ya que Joselu lanzó un balón al poste en la prolongación cuando Bono parecía batido, pero hay tardes en las que casi todo sale bien y lo que llegaría después sería un regalo de Cabrera para que José Ángel hiciera el segundo de su cuenta con otra acción de fe. El Sevilla había sido capaz de ponerse en cero a tres, pero eso no le gustaría mucho a Cuadra Fernández antes del intermedio a tenor del penalti que cobró en una mano de Acuña después de saltar y cuando estaba de espaldas.

Joselu lo materializó y estrechaba el margen entre ambas escuadras a dos goles, algo que incrementaba la fe de los anfitriones ante la posibilidad de meterse en un partido que ya daban casi por perdido. Tras el intermedio, Acuña era el primero que se retiraba por sus problemas físicos y ocupaba su puesto Alex Telles. El Sevilla no dio entonces un paso atrás y José Ángel fue algo egoísta cuando pudo sentenciar. Prefirió disparar en busca del hat trick.

Después el Sevilla siguió presionando e Isco le robó un balón peligroso a Darder, pero éste lo evitó con una clara retención de la pelota que protestaba el malagueño y que se convirtió en esa misma jugada en el 2-3 después de un cabezazo repelido por Bono que empujaba Braithwaite. Desde ahí comenzaría la agonía sevillista para aguantar el marcador, sobre todo porque después llegaría la expulsión de Lamela con 20 minutos de juego real por delante. Los hombres que vestían de rojo se acularon delante de Bono y despejaban sin rubor, aunque Álvaro Fernández iba a salvar la sentencia en un paradón a En-Nesyri en una buena contra.

Sólo Isco trataba de retener el balón mientras el resto de sus compañeros protagonizaban un partido de Segunda Regional con pelotazos arriba al centro de la defensa rival para que ésta volviera a llegar a centros fáciles desde el borde del área. Afortunadamente para el Sevilla, la defensa, salvo el testarazo final de Cabrera picado fuera, sí salvó todos los balones a la olla. La agonía acabó en el minuto 101 y el Sevilla ya sabe lo que es ganar en esta Liga, aunque las dudas sobre el físico de sus componentes no se disiparon. En absoluto.

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