Real Madrid - Sevilla | La previa

La hazaña más esquiva

Diego Carlos y Delaney se aprestan a subirse al avión que trasladó al Sevilla a Madrid.

Diego Carlos y Delaney se aprestan a subirse al avión que trasladó al Sevilla a Madrid. / Juan Carlos Vázquez

Con VAR o sin VAR. Con el videorbitraje a favor, como en el empate de mayo pasado en Valedebebas, o en contra, como en la derrota de hace dos temporadas. En Liga o en Copa, hasta en superioridad numérica, como en la derrota de diciembre de 2010, golazo de Di María tras la expulsión de Carvalho... Al Sevilla se le hace un mundo ganar al Real Madrid en su feudo, un Santiago Bernabéu que semejará para los futbolistas que defienden el pabellón de San Fernando, San Isidoro y San Leandro algo así como la cueva del ogro, el sótano de los fantasmas más oscuros, un lugar que produce pánico con sólo imaginarlo. Para los supersticiosos cabe señalar que hace ya casi 13 años del último triunfo del Sevilla en Chamartín. Quizá sea hora de conjurar el maleficio.

Fue la víspera del día de la Inmaculada de 2008 la última vez que el Sevilla, entrenado por Manolo Jiménez, se impuso en el coliseo de la Castellana, en un partido de alternativas que también tuvo la expulsión de un madridista –Robben en el minuto 77– y que terminó con un justo 3-4.

La pizarra. La pizarra.

La pizarra.

El Sevilla desbancó aquel 7 de diciembre al Real Madrid de los puestos Champions. Hoy tiene la posibilidad de, con permiso de lo que haga la Real Sociedad en Cornellà horas antes, desbancarlo del primer puesto de la clasificación. Es el reto del grupo de Julen Lopetegui, que llega bastante mermado a la cita, con las consabidas bajas de Jesús Navas y En-Nesyri, a quienes se ha unido Lamela, y algún que otro jugador dudoso, sobre todo Diego Carlos, que terminó con problemas musculares el encuentro ante el Wolfsburgo.

Hoy mismo dilucidará Lopetegui si puede contar con los tres tocados que viajan, de los que sólo ha trascendido el nombre del central brasileño por la obviedad de que se tuvo que retirar del partido de Champions y no ha entrenado en los días previos. Tampoco lo hicieron el viernes, en la última sesión abierta a la prensa, Koundé y Ocampos... Palabras mayores serían que los tres tocados fueran estos tres pilares del equipo y que ninguno pudiera jugar ante el poderoso líder de la Primera División. Pero eso sólo se sabrá una hora y poco antes de que Sánchez Martínez dé el pitido inicial a las 21:00.

Viajar, sí viajaron para intentar estar en una cita que es todo un reto para el grupo de Lopetegui, que, a decir verdad, incluso se ha desempeñado mejor ante el Madrid en las dos primeras temporadas del guipuzcoano a domicilio que en casa, donde ha cedido hasta ahora dos derrotas por incomparecencia de los nervionenses.

En el Bernabéu, hace dos campañas, ocurrió el famoso episodio del gol anulado a De Jong y la advertencia de Monchi: "Si anula el otro gol retiro al equipo del campo”. Fue un calentón del director general deportivo del Sevilla auspiciado por la interpretación rigorista del VAR de un bloqueo de Gudelj a Militao en una jugada de estrategia, que impidió ponerse por delante a un Sevilla que terminaría perdiendo 2-1 pese a que dio la cara. También lo hizo la campaña en Valedebebas, durante las obras del Bernabéu. En aquel partido de mayo, en la jornada trigésima quinta, incluso pudo ganar, después de que a instancias del VAR no subiera al marcador un gol de Benzema y sí se sancionara un penalti, con el que Rakitic haría el 1-2 que llenó de ilusión al sevillismo. Más que ilusión fue un espejismo. Pero volvió a dar la cara y empató.

Se verán las caras en el Santiago Bernabéu el equipo más goleador de la Liga, el Real Madrid con 32 tantos a favor, frente al menos goleado, el Sevilla de nuevo con sólo 9 encajados después de que el Athletic empatara a dos con el Granada y se situara con 10. El equipo de Lopetegui, además, es el segundo equipo que más goles celebra de Primera División, con 23 en 13 partidos disputados.

Ambos llegan en buena forma, salvo por el estado físico de algunas de sus piezas, y sobre todo en un gran estado mental después de sus triunfos en la Champions. Incluso el empate ante el Alavés de la jornada anterior, por cómo se produjo, fue un plus anímico para afrontar y sacar adelante la final del martes ante el Wolfsburgo. Tras la derrota ante el Lille, el Sevilla ha recuperado su ideario, su esencia, su competitividad. Y ahora le llega la ocasión de subir ese escaloncito en el que siempre se trastabilla: asaltar la cueva del ogro, ganar en el Santiago Bernabéu, la hazaña más esquiva.

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