El sevillismo desafía el calor y le dice "basta ya" al consejo del Sevilla

La crónica de la manifestación

Unos 8.000 aficionados, 4.000 en la mayor estimación policial y 12.000 en la de los organizadores, coparon la milla de oro de Sevilla contra el consejo y para promover un difícil giro total

El manifiesto del sevillismo de base pide "un proyecto de club nuevo" sin "los accionistas mayoritarios"

Las fotos de la manifestación del sevillismo

Manifestación del sevillismo contra el Consejo de Administración del Sevilla FC / Juan Carlos Vázquez

Fue una manifestación transversal. Cálida, rabiosa, indignada y transversal. Convivieron en la protesta los biris tatuados y sin camisetas con las abuelas llevando en los carritos a sus nietos; las familias enteras de distintas edades y matrimonios de edad madura apenas tocados con algún distintivo rojo y blanco. El desafío al verano fue paralelo al desafío al consejo de administración. “¡Basta ya!”, gritaron los miles de sevillistas. El manifiesto final pidió una quimera: que las grandes familias accionistas den un paso al lado, vendan sus acciones ya y se dé sitio en el nuevo consejo al sevillismo de base. Una utopía que se perderá en la esperada compraventa de los grandes paquetes de acciones.

El color predominante fue el que solicitaron los organizadores, Accionistas Unidos y Biris Norte: el rojo que copa los mapas meteorológicos en la recién inaugurada nueva ola de calor. "El Sevilla somos nosotros", rezaba en blanco sobre rojo la pancarta en la cabecera de la marcha.

La manifestación en la confluencia de Tetuán con Velázquez.
La manifestación en la confluencia de Tetuán con Velázquez. / Juan Carlos Vázquez Osuna

La elección del recorrido preñó la milla de oro de Sevilla de banderas sevillistas, al fresco de los climatizadores que se ríen del cambio climático. En Las Setas apenas había unas 1.500 personas a las 20:00. Pero el número fue creciendo con la temperatura ambiental. A la Plaza Nueva llegaron cuando ya eran las 21:00 entre 10.000 y 12.000 sevillistas según los organizadores, entre 3.500 yy 4.000 según la Policía Nacional. Guerra de cifras, nada nuevo en este Sevilla tan dividido entre la familia Del Nido y las que apoyan al actual consejo como entre los grandes accionistas y el sevillismo de base. Dos subdivisiones de un club partido en el alma.

Unos 8.000 sevillistas sí pudieron concentrarse en pos de un nuevo Sevilla buscando la salida a un túnel enmarañado de líos judiciales, pactos parasociales y luchas intestinas que están dejando demasiado lejos el eco de los años de gloria y plata a espuertas en las vitrinas del Ramón Sánchez-Pizjuán.

La manifestación comenzó con palmas por sevillanas y con el Himno del Centenario cantado a capela en la Encarnación y concluyó con ese mismo son que fue la banda sonora de aquel Sevilla temido en Europa en la Plaza Nueva, bajo el balcón consistorial del que temió caerse José Luis Mendilibar en la celebración del último título, con San Fernando de mudo testigo. Entre uno y otro coro, cánticos viejos y cánticos nuevos. Cánticos de aquellos que tronaban en Nervión en el Sevilla finisecular de los descensos y el ascenso de Caparrós y sintonías de los últimos títulos continentales. Y cada dos por tres, fuerte y claro: “¡Directiva, dimisión!” y “¡Júnior, vete ya!”.

La efigie de Ramón Sánchez-Pizjuán en una bandera durante la marcha.
La efigie de Ramón Sánchez-Pizjuán en una bandera durante la marcha. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Banderas blancas y rojas, una con la efigie del recordadísimo Roberto Alés, otra con la del referencial Ramón Sánchez-Pizjuán; bengaleo por Velázquez entre los climatizadores de las franquicias de moda; niños en hombros de sudorosos padres; jóvenes que bailaban y botaban al son de los cánticos más ultras; algún que otro insulto a Del Nido Carrasco...

La marcha fue otro atractivo de algarabía para el turismo. En las Setas, unas turistas tras una bandera arcoíris del Orgullo sonreían mientras grababan el inicio de la marcha, sobre las ocho y cuarto. Los dubitativos sevillistas que esperaban en la puerta de la Anunciación se unieron a la marcha, como los que hacían tiempo en el nuevo bar Baturrone al fresco del aire acondicionado y la fría cerveza. Fueran 4.000, 8.000 o 12.000, la muestra del sevillismo fue universal. Como universal es el hastío por esta situación. Un hastío de impotencia que hizo pensar en escasa participación. Pero la realidad fue la que fue. Y si no, hagan una encuesta...

Manifestación del sevillismo
Manifestación del sevillismo / Juan Carlos Vázquez Osuna
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