El partido del Sevilla | Análisis

La solidez llega con la profundidad

  • El modelo sigue teniendo dificultades para generar juego en los últimos metros.

  • Munir se perdió en la banda y sólo cuando Jesús Navas actuó de extremo el Sevilla dominó la situación.

Informe táctico.

Informe táctico. / Departamento Infografía

Las cosas a corregir se perfilan mejor ganando. Eso dice una ley en el fútbol y en el Sevilla no iba a dejar de ser así. El modelo de Lopetegui, con tiempo ahora para buscar fórmulas en los entrenamientos, tiene un déficit importante de profundidad de juego, una carencia que va mucho más allá de que sea De Jong quien juegue en punta o, por el contrario, se alineen Munir, Chicharito o Dabbur. ¿Que con otro delantero de 40 millones –como los que tienen Madrid, Barça, Atlético o Valencia– generaría más ocasiones y llegarían más goles? Posiblemente. Pero con los delanteros que tiene actualmente en nómina el entrenador vasco ya se ha visto que hay una dependencia quizá excesiva de los jugadores de segunda línea y no siempre éstos tienen el día bueno o, simplemente, los contrarios consiguen neutralizar sus llegadas.

La cita en Palma fue una muestra más para ensalzar otras virtudes de este bloque. Su sistema defensivo fue de menos a más. El Mallorca dejó de sentirse cómodo cuando Munir dejó la banda derecha y Jesús Navas y Koundé se apoderaron de ella. Antes, el costado izquierdo era un foco de problemas por las situaciones de uno contra uno de Kubo con Reguilón y las constantes pérdidas de la marca por parte de Carriço. No obstante, el gol del posible empate balear, ese 1-1 anulado, llegó del otro lado, en el déficit defensivo que arrastraba un Munir perdido en esa posición.

Defensa

Lopetegui metió músculo en la medular optando por Joan Jordán en vez de jugadores de más toque como Óliver Torres o Franco Vázquez, pero la vía de agua apareció en el flanco de Reguilón, reflejándose en el área con los problemas de Carriço para mantener su marca. La perdió en la ocasión de Lago Junior y la perdió también frenando en la carrera en el remate a placer de Budimir.

Además, Lopetegui cambió de banda a Ocampos y Munir no acababa de cerrar bien el flanco derecho, permitiendo que el Mallorca saliera jugando y tuviera posesiones por el centro.

Todo lo corrigió el de Asteasu con la entrada de Koundé por De Jong, no por el hecho de quitar al holandés para meter un defensa, sino porque los jugadores empezaron a ubicarse en sus verdaderos puestos: los defensas (Koundé), en defensa; los extremos (Jesús Navas), con libertad en ataque; y los delanteros (Munir), en punta.

Ataque

De Jong se convirtió en una isla ante la falta de profundidad. Y al holandés, un ariete frío y poco dinámico, le cuesta entrar en acción en lances aislados.

Sólo Ocampos metió la directa con espacios en ciertas ocasiones antes del descanso y, a diferencia de otras veces, se echó en falta el juego por dentro en superioridad al que apela Lopetegui cuando alinea a Óliver Torres, Nolito e incluso el Mudo. El gol que abrió el partido llegó como consecuencia de una jugada a balón parado.

A partir de la hora larga de juego, ya con Jesús Navas de extremo, el Sevilla tuvo más situaciones de superioridad numérica en ataque y llegaron centros al área.

Virtudes

El bloque y no perder la calma.

Talón de Aquiles

Poca llegada. Quizá con toque...

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