Cuenca despide impactada a Laura y Marina
Cientos de personas arropan a las familias de las jóvenes, cuyos cuerpos descansan en dos tumbas contiguas. Marina llamó a Laura la tarde en la que desaparecieron porque otra amiga no pudo acompañarla.
Las iglesias de San Fernando y de San Esteban de Cuenca han acogido a centenares de personas que han querido acercarse a los funerales por Laura del Hoyo y Marina Okarynska, asesinadas supuestamente por Sergio Morate, ex novio de Marina y que ya ha sido detenido en Rumanía. Poco después de las 11:30 ha llegado a las puertas de la iglesia de San Esteban el coche fúnebre y un caluroso aplauso ha recibido al féretro de Marina, que tenía 26 años.
Familiares, amigos, compañeras de trabajo, muchos de ellos jóvenes que expresaban su dolor y tristeza, y representantes institucionales como el alcalde de Cuenca, Ángel Mariscal, y el delegado de la Junta, Ángel Tomás Godoy, han asistido a la ceremonia religiosa. El funeral lo han oficiado sacerdotes católicos y uno católico-bizantino para atender a la familia ucraniana, y en la homilía el sacerdote ha dicho que "Cuenca entera ha estado herida, sin distinción de países y procedencias". Ha instado, también, a los familiares de Marina a hacer un esfuerzo "heroico" y a recordar "todo el bien que hizo", afirmando también que "el amor tiene que vencer al odio en nuestra sociedad".
A la iglesia han llegado una docena de coronas de flores, de sus padres y hermana, de lugares en los que trabajó la joven, como una conocida confitería de la ciudad cuyas clientas la recordaban como "una chica muy maja", así como varias coronas institucionales. Todas incluían mensajes de cariño y la inscripción "No te olvidaremos", y han acompañado al coche fúnebre que pasadas las 12:30 ha salido de la Plaza de la Hispanidad, donde está ubicada la iglesia de San Esteban, también entre fuertes aplausos.
Casi a la misma hora, la iglesia parroquial de San Fernando se quedaba pequeña para acoger a la gran cantidad de personas que han asistido al funeral por Laura del Hoyo, una ceremonia concelebrada por trece sacerdotes, entre ellos el vicario general de la Diócesis de Cuenca, Antonio Fernández. Entre escenas de dolor, el féretro ha llegado a las 11:15 al templo en un coche de una funeraria, al que seguía otro coche fúnebre cargado únicamente con coronas de flores. Ha sido llevado por familiares hasta el interior del templo, en el que ha entrado en medio de un fuerte aplauso de las personas que se encontraban en el exterior y que no han podido entrar a pesar de que es una iglesia amplia.
Dentro esperaba la familia de Laura, a la que en la homilía el párroco, José María Alcázar, ha intentado darles consuelo y les ha dicho que aunque ahora prime el dolor, el abatimiento y la pena, "el amor es mucho más fuerte que la rabia y el dolor". También ha recordado el sacerdote que en esta iglesia Laura del Hoyo -que tenía 24 años- recibió la primera comunión y en referencia a cómo se ha producido la muerte de las dos jóvenes ha comentado que actos como éste "deben hacernos pensar a todos, para construir una sociedad más justa y más humana". Al funeral han asistido, entre otros, el vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro, y representantes del Ayuntamiento de Cuenca.
Las jóvenes asesinadas reposan en dos tumbas juntas del cementerio de Cuenca
Laura del Hoyo y Marina Okarynskahan sido enterradas en dos sepulturas situadas una junto a la otra, en el cementerio municipal de Cuenca. Según han dicho fuentes familiares, ha sido deseo de las dos familias que las jóvenes reposen en dos sepulturas contiguas del cementerio Santísimo Cristo del Perdón, cuyos contornos casi no se distinguían tras las inhumaciones, porque han quedado cubiertas de coronas de flores.
Primero ha sido enterrada Laura del Hoyo y poco después ha llegado el coche fúnebre que trasladaba el féretro de Marina, que ha tenido que esperar a las puertas del cementerio antes de que finalizara la inhumación de Laura. Las escenas de dolor se han repetido en las dos inhumaciones, entre los familiares de las dos chicas asesinadas, así como entre sus amigos y conocidos.
Marina llamó a Laura para que la acompañara porque otra amiga no pudo hacerlo
Marina Okarynska llamó a otra amiga para que la acompañara a casa de su ex novio, Sergio Morate, antes de pedírselo a Laura, con la que finalmente acudió a encontrarse con su presunto asesino. Así lo han indicado fuentes del entorno de las amigas de las dos chicas asesinadas, que han destacado el carácter alegre y extravertido de las dos chicas.
Tanto las amigas como otras personas que la conocían han comentado que Laura del Hoyo era una chica alegre y muy trabajadora, que se había ganado la vida trabajando como dependienta en tiendas y en comercios y cuya aspiración era ser peluquera profesional. Estas cualidades también se las atribuyen sus conocidos a Marina Okarinska, de origen ucraniano, que llegó a Cuenca hace diez años y era conocida por haber trabajado en varios establecimientos hosteleros, como la pastelería Ruiz, situada en la calle Carretería, la principal vía del centro de la ciudad, o El Secreto de la Catedral, un popular restaurante del casco histórico.
Las dos jóvenes asesinadas eran amigas desde hace años y de hecho, hace dos semanas, Marina fue a Xirivella (Valencia), donde ha estado viviendo un tiempo Laura, para pasar unos días con su amiga. De esa visita son las fotos que aparecían en su perfil de las redes sociales y que han sido utilizadas para los carteles que se han distribuido mientras han sido buscadas, después de que desaparecieran el jueves de la pasada semana.
Ese día, las dos fueron a buscar unas cosas de Marina a casa de su ex novio, ya que la pareja había roto la relación hace cinco meses. Tras matar supuestamente a las dos jóvenes, Morate enterró los cuerpos en el paraje del nacimiento del río Huécar, en el término municipal de Palomera, un pueblecito situado en las cercanías de Cuenca donde la familia del presunto asesino tiene una casa. Vecinos de Palomera han comentado que Sergio ha pasado mucho tiempo en el pueblo, sobre todo cuando era un niño, porque vivía allí una de sus abuelas. Estos vecinos han calificado a la familia del presunto asesino como "unas personas extraordinarias", una apreciación en la que coinciden muchos conquenses, donde hay bastante conocimiento mutuo entre las personas al ser una ciudad pequeña. Los vecinos de Palomera señalan que Sergio era un niño inquieto, pero aseguran que nunca hubieran pensado que podía llegar a cometer una atrocidad como ésta.
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