Llega a España el primer fármaco oral contra la esclerosis múltiple

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Su doble mecanismo de acción, que ha iniciado una 'tercera era' terapéutica, le ha permitido reducir los brotes en un 52% y la atrofia cerebral en un 31%

Los doctores Guillermo Izquierdo, Xavier Montalban, Óscar Fernández, Celia Oreja-Guevara y Xavier Puig.
Manu Mediavilla / Madrid

24 de noviembre 2011 - 01:00

La llegada a España en este noviembre del primer fármaco oral contra la esclerosis múltiple (EM) ha ampliado las alternativas de tratamiento para las casi 40.000 personas afectadas por esa enfermedad autoinmune del sistema nervioso central (SNC). El principio activo fingolimod ha estrenado una nueva clase terapéutica, los moduladores del receptor de la esfingosina 1 fosfato (S1PR), y, como subrayó Celia Oreja-Guevara, coordinadora del Grupo de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN), ha iniciado una "tercera era" terapéutica tras los inmunomoduladores inyectables de los años 90 y el anticuerpo monoclonal de la década pasada.

En la presentación oficial del nuevo tratamiento en la última Reunión Anual de la SEN en Barcelona, Xavier Montalban, director del área de Neurociencias del barcelonés Hospital Vall d'Hebron y director del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (CEM-Cat), señaló como aspecto clave su mecanismo de acción dual. Aparte de la activación del sistema inmune fuera del SNC, apuntó, existen otros "mecanismos inflamatorios y neurodegenerativos independientes". El siguiente reto terapéutico era, pues, "penetrar la barrera hematoencefálica y actuar de manera local". Es lo que hace fingolimod, añadió el especialista. Por una parte, actúa a nivel periférico, donde "secuestra" a los linfocitos nocivos para el cerebro. Por otra, también lo hace a nivel central, protegiendo las células, ejerciendo un efecto neuroprotector y quizás favoreciendo la reparación de la mielina -sustancia que rodea las fibras nerviosas-- perdida.

En los ensayos clínicos, ese doble mecanismo ha dado buenos resultados por sí mismo (83% de pacientes libres de brotes al cabo de un año) y en comparación con el inmunomodulador interferón beta (reducción del 52% en los brotes y del 31% en la atrofia cerebral). En cuanto a seguridad, sus ventajas como fármaco oral que según Oreja-Guevara ofrece "menos efectos secundarios y más calidad de vida", deberán irse contrastando en la práctica clínica como corresponde a un tratamiento por ahora indefinido. Ya hay más de 2.000 pacientes tratados durante dos años, y un grupo todavía reducido (centenar y medio) supera los siete años. Guillermo Izquierdo, coordinador de la Unidad de EM del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, habla de "medicamento seguro" que "se tolera bien", y cita a un paciente con siete años de terapia para quien su "mayor problema es acordarme de tomar la pastilla". Al revés que en Estados Unidos, donde está aprobado como fármaco de primera línea, la indicación preferente de fingolimod en España es para segunda línea -cuando ya no hay respuesta al interferón--, aunque también puede usarse de inicio cuando la enfermedad arranca de forma agresiva. Montalban considera que "debería ser claramente de primera línea", aclara que "se puede utilizar pronto si surge un brote" que aconseje un salto tarapéutico, y remacha que "a medida que pase el tiempo, el concepto de primera y segunda líneas va a ir diluyéndose".

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