VIVIENDA
Así cambian los vecinos de los barrios de Sevilla

¿Cuánto tardaríamos en viajar desde el planeta Tierra al resto de planetas?

Tiempo, kilómetros y logística necesaria para realizar viajes por el sistema solar

PLD Space y D-Orbit sellan un acuerdo para misiones ecuatoriales

Las galaxias pueden morir antes de lo que se pensaba

Recreación del sistema solar / M.R.M/IA

La pregunta parece sacada de una novela de ciencia ficción: ¿cuánto tardaría un ser humano en viajar desde la Tierra a cada uno de los planetas del Sistema Solar? La respuesta no solo depende de las distancias astronómicas implicadas -que se miden en millones o incluso miles de millones de kilómetros- sino también de los límites actuales de nuestra tecnología, de las necesidades logísticas de una misión espacial y de un sinfín de factores políticos y éticos que ya empiezan a asomar en la exploración espacial.

Las distancias del desafío

Mercurio, el planeta más cercano al Sol, se encuentra de media a unos 91 millones de kilómetros de la Tierra. Venus, nuestro vecino planetario más próximo, está a unos 41 millones de kilómetros en su punto más cercano. Marte, el planeta rojo y gran candidato para futuras colonias humanas, se encuentra a una media de 78 millones de kilómetros.

Pero cuando nos alejamos hacia los gigantes gaseosos, las cifras se disparan. Júpiter está a 628 millones de kilómetros de nosotros. Saturno, aún más lejano, se encuentra a 1.275 millones. Urano y Neptuno rompen cualquier escala humana: 2.724 y 4.351 millones de kilómetros respectivamente.

¿Cuánto tiempo tardaríamos en llegar?

Con las tecnologías actuales de propulsión química, similares a las utilizadas por las sondas espaciales, un viaje a Mercurio o Venus podría completarse en unos cuatro a seis meses. Marte requiere entre seis y nueve meses, aunque habría que planificar también el viaje de vuelta y una estancia prolongada para esperar una ventana orbital favorable.

Las cosas se complican enormemente más allá del cinturón de asteroides. Llegar a Júpiter supondría un viaje de entre dos y seis años. A Saturno, podríamos tardar entre siete y ocho años. Urano y Neptuno están prácticamente fuera del alcance de una misión tripulada con los medios actuales: sus tiempos estimados de viaje van de veinte a cincuenta años.

Esos plazos hacen impensable, por ahora, una misión humana convencional a estos mundos exteriores sin tecnologías de propulsión revolucionarias o sin el concepto de naves generacionales, donde varias generaciones de humanos nacerían y morirían en el trayecto.

¿Qué haría falta llevar?

La logística de estos viajes es un desafío mayúsculo. Cada astronauta consume diariamente unos tres litros de agua, que en una nave espacial se reciclarían casi por completo, aunque siempre hay pérdidas. A esto hay que sumar aproximadamente kilo y medio de alimentos diarios y cerca de un kilo de oxígeno, también reciclado, pero nunca al cien por cien.

En un viaje de un año para seis personas, se necesitarían unas seis toneladas de agua (contando pérdidas), más de tres toneladas de comida y más de dos toneladas de oxígeno. Es decir, sólo para un viaje de ida a Marte, sin contar el viaje de vuelta ni la estancia, estaríamos hablando de unas ocho a doce toneladas de suministros.

Para Júpiter o Saturno, los números se disparan hasta las cincuenta o incluso cien toneladas de recursos, a no ser que se diseñen sistemas completamente autosuficientes de reciclaje de agua, aire y alimentos, o que se implementen cultivos a bordo de las naves.

¿Quién controlaría los nuevos mundos?

Actualmente, un tratado internacional firmado en 1967 —el Tratado del Espacio Exterior— prohíbe expresamente que un país pueda reclamar la propiedad de un planeta, luna o cualquier cuerpo celeste. La exploración debe realizarse con fines pacíficos y científicos.

Sin embargo, ya se están dando los primeros movimientos en dirección contraria. Empresas privadas como SpaceX o Blue Origin abogan por la explotación comercial de los recursos del espacio. La minería de asteroides está cada vez más cerca, y con ella, el debate sobre quién tiene derecho a los minerales o recursos extraídos.

En un futuro no tan lejano, es previsible que los países o grandes consorcios internacionales controlen zonas de explotación, aunque sin soberanía formal, al estilo de las bases científicas en la Antártida.

¿Qué planetas podrían colonizarse?

La colonización de otros mundos no es una cuestión meramente técnica, sino también estratégica.

Marte es el gran favorito. Su relativa cercanía, la existencia de agua en forma de hielo y sus condiciones menos hostiles lo convierten en el objetivo número uno. Las primeras bases podrían establecerse allí entre 2035 y 2060.

Más allá de Marte, las mejores opciones no están en los planetas gigantes en sí, sino en sus lunas. Europa, satélite de Júpiter, posee un océano subterráneo protegido de la radiación. Titán, luna de Saturno, tiene una atmósfera densa y grandes reservas de hidrocarburos que podrían usarse como fuente de energía.

Venus, con su atmósfera densa y extremadamente caliente, sería habitable solo en colonias flotantes suspendidas a gran altura, donde las condiciones son más benignas.

Mercurio, por su cercanía al Sol y sus temperaturas extremas, quedaría reservado casi exclusivamente para minería robótica.

Urano y Neptuno quedan, por ahora, fuera de toda perspectiva de colonización humana directa. Las distancias y los tiempos de viaje son inasumibles sin una revolución tecnológica en los sistemas de propulsión.

Un futuro en disputa

El espacio ya no es un escenario exclusivo de la ciencia ficción. Las próximas décadas verán el inicio de una nueva era de exploración y, probablemente, de competencia económica y política por los recursos de otros mundos.

Queda por ver si la humanidad sabrá mantener en el espacio exterior un espíritu de cooperación internacional o si los mismos conflictos de siempre se reproducirán más allá de la Tierra.

En cualquier caso, el sueño de viajar a otros planetas ya ha dejado de ser un sueño. Solo es cuestión de tiempo, dinero, tecnología... y toneladas de agua, oxígeno y comida.

Resumen por planetas: Tiempo y distancias

1. Marte — El objetivo más realista

Próxima ventana realista de viaje: 2035-2040 (con naves de SpaceX o NASA).

2. Júpiter — El gigante imposible de pisar

3. Saturno — El límite de lo posible

4. Urano — La frontera helada

5. Neptuno — El gran desconocido

6. Mercurio y Venus — Los olvidados por motivos obvios

Mercurio

Venus

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último